He enloquecido al enfrentarlo.

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Después de abrazar a Brahms el sólo me miró.

—Gracias por estar aquí—dijo finalmente.

Sonreí de lado, no sé qué diablos me está pasando, pero se siente bien. Pasé la tarde tratando de controlar mis impulsos y de alejar a Brahms, tengo miedo que... Bueno, no sé de qué tengo miedo, pero lo tengo. En todo el día Brahms a veces aparecía detrás mío y me abrazaba, se sentía bien pero...

«¿Me quiere para que sea su niñera, su agujero para penetrar o para algo más?»

Le demostré mis sentimientos y siento que si me corresponde, solo que tiene una manera demasiado extraña de demostrarlos; Ya en la noche seguí las reglas, lo acosté en su cama y lo arropé:

—Bueno, creo que tengo que acostumbrarme a esto...—dije con una sonrisa —Descansa Brahms.

Cuando me alejé un poco de Brahms sentí su mano tomar mi antebrazo.

—¿Beso?—pregunto con su voz infantil, ya llevaba el día sin hacerlo.

—¿"Beso"?—pregunté desorientada—Eso no viene

Brahms con su otra mano sacó de la bolsa de su suéter verde las reglas, ¿Donde guarda tantas?
Las desdobló y me las dió, busqué con la mirada y al último estaba ligeramente borrada y subrayada.

—Beso...—volvió a decir.

—Brahms...—Por alguna razón quiero hacerlo, mierda sí.

Me acerqué a él y colocó sus manos en mis hombros, le dí un beso en la mejilla de la máscara, él me soltó y caminé hacia la puerta:

—Descansa Brahms— dije y me fuí a dormir a mi habitación.

A la mañana siguiente me sentía segura y ciertamente feliz por lograr confesarle mis sentimientos a Brahms. Estaba medio dormida, me estiré y bostecé; hice mi cabello hacía atrás para tratar de controlar el nido de pájaros que se me forma al despertar:

—Creo que dormí mal— comenté al aire y me sobe el cuello.

De la nada solté un grito, frente a la cama, estaba Brahms sentado y observandome fijamente; estaba tan inmóvil que ni su respiración se escuchaba y fué como ver un estatua.

—¡Mierda, Brahms!— espeté y me puse de pie—¿Que diablos haces aquí?

—Te veía dormir—respondió serio, se puso de pie y caminó lentamente en dirección mía.

—¿Sabes? También quiero ponerte reglas— añadí— nada de ver dormir al otro o de aparecer de la nada, me provocarás un infarto.

Brahms estaba cerca mío y con su mano derecha acarició mi cabeza al mismo tiempo que trataba de arreglar mi desorden de cabello.

—Te aprecio demasiado—dijo con voz infantil—¿(T/N)?— Su mirada de iluminó al decir mi nombre.

«Mierda, me encanta lo que este tipo hace conmigo, me siento como una masoquista»

—¿Si?_ respondí al llamado de mi nombre.

—Tu aliento en la mañana es...— Comentó con su voz normal y caminó a la puerta.

«¡Puta vergüenza!»

Llevé mi mano derecha a mi boca, cubriéndola. Brahms salió de la habitación y yo rápidamente me dirigí al baño a cambiarme y empezar con mi rutina de aseo.

Cuando bajé no había señal de Brahms por ningún lado de la mansión Heelshire; caminé y me dejé caer en el sillón que había en el cuarto del agujero en la pared.

«Si de olores hablamos, creo que Brahms no se salva»

Una hoja cayó de arriba y eso llamó mi atención, tomé la hoja y creo que ya sé que es, eran las reglas de Brahms.

—(T/N)—dijo una voz infantil detrás mío. De manera rápida voltee y di un golpe a lo que parecía ser una persona, Brahms.

—¡Brahms!— grité asustada— ¿Que diablos te pasa? Habla o no sé, invéntate algo.

Brahms acomodó un poco su máscara, la cual se había movido ligeramente al momento que lo golpeé; en su rostro ví algo raro, aparte de su barba negra, abundante y estropeada se veía lo que parecían ser unas cicatrices, no pude ver más...

—Tienes que cambiar las trampas (T/N)— dijo con su típica voz.

—Si, ahora mismo las cambio— me puse de pie y fuí por los materiales que Brahms me señaló.

Solo era vaciar las trampas de los animales que ya habían quedado ahí, obviamente tirarlos a la basura; al parecer ya llevaban tiempo porque el olor que desprendían era fétido. Luego de estar como una hora recogiendo cadáveres, llegué a la entrada de la casa; analicé el panorama, la reja oxidada de aquel patio estaba enfrente mío; por unos segundos lo pensé, mierda, sí.

«Corre... Corre... ¡Mierda corre pedazo de imbécil!»

Dí unos pasos con cautela, estaba viendo mi única salida y opción de mantenerme con vida frente mía, empecé a caminar rápidamente hasta que llegué a la reja oxidada, como estaba cerrada decidí abrirla poco a poco, pero la jodida reja rechinó.

«Mierda...»

Volteé mi cabeza lentamente para ver si él me había escuchado, y así fué, se encontraba dentro de la casa observandome atraves de la ventana que tenía unos brochazos de pintura verde olivo.

«Carajo, vamos solo avanza...»

Miré al suelo, estiré mi brazo y cerré nuevamente la reja.

—No puedo hacerlo...— dije en lo bajo y regresé a la mansión Heelshire.

Al llegar, abrí la puerta, entré y la cerré detrás mío.
Subí las escaleras y me quedé parada observando el pasillo, no era de esperarse el hecho de que empecé a sentir una respiración en mi nuca y un cuerpo pegado al mío; voltee armada de valor para enfrentar lo que fuera, bueno, al menos una parte.

—¿(T/N)?—Preguntó con su voz infantil.

—¿Sí?—Respondí en señal que estaba decidida a recibir el regaño.

—Gracias...—añadió— Por no abandonarme.

—No fué nad...—

—¡Te juro (T/N) que si vuelves a tratar de huir...—Colocó su mano salvajemente en mi cuello, y presionó, mis vías respiratorias estaban obstruidas—Me veré en la necesidad de tenerte bajo mía!.— Finalmente me soltó y el aire regresó a mi cuerpo.

Brahms se dió media vuelta y empezó a caminar para ocultarse detrás de los muros.

—¡¿Acaso enloqueciste Brahms?!— Pregunté histérica mientras tocía, y eso captó su atención, haciéndolo detenerse— No puedes controlarme, te obedecí y no te abandoné cómo...—

«Mierda, no sé que ejemplo dar»

—Como seguramente lo hicieron quienes compartían contigo esta casa.—Añadí finalmente, me paré derecha en señal de reto.

Brahms volteó, y se acercó como lo es un león a su presa y me tomó salvajemente de las muñecas. Su agarre era más fuerte que otras veces, no podía soltarme por más que traté de forcejear.

—Debes ser agradecida (T/N), ¿O acaso no te haz puesto a pensar que no he abusado de tí?— Preguntó con su voz ronca. Eso me dejó helada, me soltó y se desapareció entre las habitaciones.

«Carajo, he enloquecido al enfrentarlo. Que alguien me ayude.»

FOLLOW THE RULES (Brahms x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora