Call me... maybe?

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Aquella mañana Miguel se despertó más animado de lo normal, sobre todo porque Dante ya estaba despierto, seguro causando algún desastre o molestando a Kyle mientras preparaba un desayuno que olía completamente delicioso.

El primer día en una escuela la cual no conoces para nada no puede ser tan malo, ¿cierto?

Para Miguel Rivera nunca fue algo de lo cual sorprenderse, le agradaban los cambios, la libertad y aquellos nuevos aires que le brindaba un buen viaje, sólo que no podía olvidar que estamos hablando de algo como un intercambio, donde sólo llegaban los mejores y se quedaban los que eran aún mejores. 

¿Y si sólo estaba robando oxígeno?

No.

¿Y si esto no era de verdad lo suyo?

No.

¿Qué pasaría si regresaba a su casa con sus maletas y corazón en la mano a su pueblo?

Y... NOUP.

¿Todavía sabría hacer zapatos?

Obviamente, no por nada todos los golpes de Mamá Elena.

¿Le gustaría su carrera?

Pero por supollo que sí. 

Se la pelan todos.

Con esos mismos pensamientos Miguel salió de su habitación para encontrarse con unos acaramelados Marco y Kyle que estaban "Desayunando" en la cocina. 

Aquello sólo le hizo sentirse incómodo tratar de pasar de largo y salir a toda prisa hacia el conservatorio a su primer día en aquella nueva y bella escuela, sin embargo un ladrido alegre de un Xolo entrometido se atravesó entre la miel que eran su hermano y novio. 

—Así que ya estás despierto, ten, Kyle preparó el desayuno— Mencionó Marco al deshacer el abrazo de boa constrictor que tenía aprisionado al asiático, para así poder pasarle con toda comodidad un plato a Miguel con una perfecta tortilla francesa rellena de champiñones y queso. 

El sabor de aquel humeante platillo le hizo saber que... saltaba salsa verde con su huevito aunque si le daban catsup tampoco se negaría. (Miguel sabía que no había combinación más extraña que  esa pero sólo tal vez ya se había acostumbrado al sabor de aquello que su prima Rosa le enseñó desde que eran unos críos)

—Marco...— habló aún con un bocado en la boca, cosa que si hubiera sido en su casa en Santa Cecilia, le habrían metido un zape por hablar con la  boca llena.

—Aquí está la salsa y no te excedas, y no, no te voy a pasar la catsup, no seas naco— Sonrió Marco al ver a su hermano hacer una mueca, pero lo que más le gustó es la cara de asombro de Kyle al ver a Miguel bañar a su preciada tortilla en salsa verde, misma que Marco le enseñó a hacer hace algún tiempo.

El desayuno transcurrió sin contratiempos, mientras los tres platicaban de manera amena entre ellos.

—Así que... ¿Cómo te sientes?— Lanzó Marco la pregunta sin más.

—¿Cómo qué o qué?— Soltó Miguel con media tortilla en la boca. 

—No seas idiota, te pregunto si estás emocionado, ansioso o pendejo como de costumbre—

— Hiciste la salsa enojado, está picosísima. OYEEE.  Estoy... Bien, eso sí, algo nervioso.—

—Te dije que  le echaras poca. La hizo Kyle, pero aún no le enseño a medirse con los chiles.— Marco le sirvió un vaso de leche que le ayudó a Miguel a sentir un poco de alivio en la lengua que pensaba se quedaría  sin sensibilidad. —No te preocupes, hoy sólo es el día del tour, si llegas a pasar por uno de los salones de composición, puedes preguntar por tu bello y adorable hermano.— Marco le guiñó el ojo a su hermano el cual soltó  una risa un poco más relajada que le permitió bajar los hombros que hasta e momento no se había acordado que tenía rígidos. 

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2019 ⏰

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La Vuelta Al Mundo [Higuel;Hiroguel]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora