Capítulo | 03

6.9K 368 19
                                    

No recordaba que el sexo fuera tan jodidamente exquisito, ¿habrá pasa tanto tiempo de la última vez? No, sinceramente no creo que sea eso lo que me tiene en tremendo trance ante tal orgasmo que acabo de sentir gracias al hombre que sigue tomándome...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No recordaba que el sexo fuera tan jodidamente exquisito, ¿habrá pasa tanto tiempo de la última vez? No, sinceramente no creo que sea eso lo que me tiene en tremendo trance ante tal orgasmo que acabo de sentir gracias al hombre que sigue tomándome de la cintura.

A pesar de ya no tenerlo dentro, me aferro a él, sintiendo mi cuerpo débil, tan débil que ni siquiera la mesa siento segura si él me suelta.

Poco a poco, mi razonamiento va regresando, mi mente se va esclareciendo y la suave brisa del exterior me hace dar cuenta de que estuvimos en la puta terraza del antro cogiendo como unos jodidos liberales. Nunca pensé que me atrevería a tener sexo en un lugar tan público, pero la vida nos da sorpresas, ya no hay tiempo para arrepentirme, y si alguien grabó lo que acaba de suceder, será una consecuencia por creernos unos jodidos adolescentes hormonales o conejillos en celo.

Los minutos pasan y ya no veo la necesidad de sujetarme de él, en realidad, el alcohol parece estar saliendo de mi sistema, pues entre más analizo lo que acaba de suceder, la vergüenza me consume cada vez más, y no soy la única que parece estar procesando lo que acaba de suceder, pues el hombre frente a mí, tensa su mandíbula alejándose de mí.

Veo cada uno de sus movimientos en silencio. Empieza a acomodar su ropa quedando como si nada de esto hubiera pasado hace pocos segundos. Debería de estar imitándolo, pero mis piernas me fallarán si me levanto en este preciso momento, por lo que solo me queda observarlo.

No me da una última mirada, solo termina de acomodar su ropa y gira sobre su cuerpo para caminar hacia la puerta e irse hasta desaparecer por aquella puerta dejándome completamente sola.

Bien, esto solo fue un encuentro carnal, uno tan exquisito que desearía repetir, pero él parece no querer hacerlo y debo respetar su decisión como el adulto que soy. Si para él no sucedió nada, para mi igual, no me puedo molestar ni hacer nada al respecto, al final de cuenta no sé ni cómo se llama.

Intento regular mi respiración, inhalando el aire fresco de la noche y sacándolo con cuidado, el mareo que siento es ligero, y con el pequeño descanso que me estoy dando aún sentada en la mesa, es suficiente para poder levantarme, ir a la barra y esperar a que Ed termine su turno para poder irnos a casa y dormir hasta que sea lunes nuevamente.

Con cuidado, bajo de la mesa y camino hacia el interior del antro sintiéndome plenamente feliz. Acabo de cumplir mis tres metas de la noche, así que ahora puedo irme a sentar pacíficamente en la barra.

Entro al baño antes de bajar por las escaleras, realizo todas mis necesidades, ignorando el ardor en mi parte íntima después de haber tenido tremenda cogida, y cuando estoy lista, salgo para limpiarme todo el labial que terminó embarrado por todo mi rostro, viéndome en la obligación de remover todo el maquillaje. Acomodo mi cabello lo mejor que puedo y una vez me veo decente, salgo del baño para bajar las escaleras.

La suerte parece estar de mi lado con el simple hecho de que no tengo que pasar por la mesa de Zain para poder bajar, pues no me atrevería a verlo a sus lindos ojos y bella sonrisa para decirle: "Lo siento, pero acabo de follar con tu amigo en la terraza". No soy una zorra que está interesada en meterse en la amistad de dos hombres.

Prisionera De Un MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora