Capítulo | 04

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¿Dijo que yo era suya?

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¿Dijo que yo era suya?

<<Oigan a este cabrón.>>

No puedo evitar soltar una carcajada ante las absurdas palabras que acaban de salir de su boca. Ya decía yo que tanta belleza y buenos dotes debían tener un defecto. ¡El tipo está loco!

—¿De qué rayos estás hablando?

—¿Realmente no recuerdas nada o solo finges para deslindarte del gran compromiso que tenemos? —se sienta, cruzando sus piernas mientras me escanea con su mirada de arriba hacia abajo.

—¿Compromiso? —trato de ya no reírme, pero con todo lo que dice, no puedo evitarlo—. ¿Eres comediante? ¿O te caíste de bebé?

—Bien, ya que no recuerdas nada, ¿qué tal si te relato todo lo que sucedió en la noche? —muy bien Tamara, estás a punto de escuchar lo que tanto te has preguntado desde que despertaste, pero ahora que pienso bien las cosas, no creo que quiera saber.

—Si con lo que dirás, me dejarás ir, adelante —intento de mantener la calma, sin embargo, todo mi sistema está activando el modo de supervivencia por si tengo que huir ante la vergüenza que sentiré al escuchar lo que hice.

—Ayer, entraste por la puerta trasera del bar con ayuda del bartender —¿Cómo sabe eso?—. Te sentaste por un tiempo mientras recibías tragos de él.

—Maldito acosador —susurro lo suficientemente alto para que él me escuche, pues no es posible que me estuviera vigilando desde que entré al bar de manera ilegal.

—Después, decidiste que era momento de irte a bailar —ignora mi comentario y continúa con su relato—. Lugar donde durante demasiado tiempo. —¿Cómo no recordar eso? Si estuve fenomenal mostrando mi talento para bailar.

Guarda silencio por un momento para dejar la taza de café sobre la mesa y levantarse del sillón con elegancia. Mis ojos siguen cada uno de sus pasos que comienza a dar, de un lado hacia otro, como aquellos detectives de películas en los que analizan la situación más obvia del mundo, pero entonces, detiene sus pasos y camina con mi, mostrando una sonrisa ladina que me pone los pelos de punta.

—Zain bajo para invitarte a subir a la zona VIP, lugar donde parecías encantada de subir, aunque sigo sin saber si fue para coquetear con Zain o tener sexo conmigo en aquella terraza —¡Oh por Dios! ¿¡Qué necesidad tenía de decir aquellas palabras!?

Mis mejillas se tornan rojas, pero en mi mente solo puede verlo con molestia, pues a él no le importa si quería coquetear con su amigo o follar con él. Pareciera que lo hace con intención de incomodarme.

Maldito idiota, yo, a diferencia de él, simplemente bailé y a lo que recuerdo, me alejé de Zain por respeto a su amistad, en cambio, este pedazo de bazofia maligna, posiblemente tuvo sexo con otra mujer después de mí.

Prisionera De Un MagnateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora