PASSADO – AÑO 2023
El reló del tiempo giró sus flechas. Años atrás, después de haber cursado Derecho, Samuel pasó en las oposiciones de Agente de la Policía Federal. Germinaba dentro de sí la idea de ser independiente de los padres y tener su vida. Para eso, él tendría que enfrentar la rigidez religiosa del padre.
Cierta noche, mientras cenaban, el hijo mayor comentó sobre su victoria en las oposiciones:
— Papá, mamá... He aprobado para agente de la policía federal. Ahora puedo tener mi propia fuente de renta.
Don Roque, que ya no era pastor a causa de la edad avanzada, dio un puñetazo en la mesa. Los cubiertos saltaron junto con los platos haciendo un ruido que asustó a la familia.
Samuel le miró perplejo con la actitud intempestiva. Los otros también porque Roque siempre fuera tranquilo al lidiar con los problemas.
— Hay mucho empleo para ti como abogado. Basta buscar que lo consigues. Usa la cabeza, hijo mío. No te eduqué para matar personas. Nunca olvides los trechos de la Biblia que te enseñé sobre el perdón y la mansedumbre. Las personas cometen crímenes, pero Dios les perdona para que vuelvan a practicar el bien.
— No pretendo matar a nadie, papá. El trabajo policial ahora es mucho más investigativo de que salir por ahí quitándole la vida a los bandidos. El objetivo es arrestar a los fuera de la ley porque la mayoría de ellos no desiste de la vida criminal. Alguien tiene que hacer justicia y proteger a las personas de bien.
— No crie a mi hijo para ser un justiciero. Sigue nuestra religión como siempre di el ejemplo. Para con esa tontería de ser policía y decir que no quieres tener hijos. Tu madre y yo queremos nietos.
— No puedo depender de vosotros toda la vida. Necesito tener mi trabajo y desde niño siempre me gustó la vida policial. Sé que va contra tus enseñanzas, pero es la profesión que he escogido y necesito tener una fuente de renta estable para sobrevivir por mi cuenta. En cuanto a tener hijos, aunque no quiera ser padre, prometo salvar las vidas de muchos niños.
— Mientras vivas bajo mi techo, tendrás que seguir mis reglas y yo no acepto que hijo mío sea policía. Prediqué la vida entera las enseñanzas de la Biblia y nadie tiene el derecho de quitarle la vida a otra persona. Si vas a portar un arma, un día vas a tener que usarla.
A la madre no le gustaba meterse en los asuntos entre padre e hijo. Sin embargo, esta vez decidió intentar ayudar porque su mayor deseo era mantener a la familia unida.
— Sam, piensa bien. Puedes escoger diversas profesiones que no desagraden a tu padre. Siempre fuiste un hijo obediente y sé que vas a pensarlo mejor.
— Perdóname, mamá... Creo que ya es hora de que yo siga adelante. No puedo estar bajo la sombra de mis padres por toda mi vida. Bien que me gustaría continuar aquí viviendo con vosotros, pero quiero con todas mis fuerzas ejercer el cargo que conseguí estudiando mucho.
Los dos hermanos, tristes y callados, observaban mientras él conversaba con los padres. También se pusieron nerviosos porque los ánimos estaban exaltados aquella noche.
— Ya que es así que lo quieres... Sabes lo que pienso sobre eso.
— Está bien, papá. Me voy. Espero que un día reflexiones bien y recuerdes que también decidiste varias veces por ti mismo. Aunque el resultado de lo que elegimos no sea lo mejor para nuestras vidas, es nuestro deseo el que está en juego.
Puso la servilleta sobre la mesa y salió para hacer su maleta. Raquel subió tras él y Lucas también.
Tocaron a la puerta y entraron para hablar con el hermano.
— Samuel, por favor, no nos abandones. Papá está cada vez más rígido. Parece que está endureciendo con la edad. Sin ti aquí para aconsejarnos no sé lo que será de nosotros – la hermana estaba preocupada con la partida.
— Ya no voy a poder ver películas en tu cuarto mientras duermes. El control va a ser todo sobre mí. Quédate con nosotros, Sam. ¡Te lo suplico! – Fue el turno de Lucas.
— Mis hermanos queridos. Si no escojo mi camino ahora sé que puedo arrepentirme. Voy a encontrar la manera de visitaros siempre. Os amo – respondió al levantarse de la cama y darles un gran abrazo a ambos.
Preparó sus cosas bajo los semblantes melancólicos de los hermanos y bajó la escalera que daba a la sala. Fue entonces cuando se dirigió a los padres que conversaban en la cocina.
— ¡Me voy, pero quería deciros antes que os amo!
— ¡También te amamos, hijo! – Dijo Alda con los ojos humedecidos.
Él abrazó a la madre y al padre, que se sentía contrariado; después lo hizo con los hermanos una vez más, ahora en real despedida.
— Volveré para visitaros. ¡Que Dios os bendiga!
— Estaremos aquí para recibirte siempre que lo necesites, Samuel. ¡Ve con Dios! – Respondió su madre cariñosamente abrazada al padre que meneó la cabeza en concordancia.
Roque pensó que su intransigencia haría que Samuel volviera como ocurrió en la parábola del hijo pródigo presente en la Biblia, cuyo muchacho volvió a casa después de haberse ido. Pero aquella era la vida de Samuel, y él era diferente... Había crecido y necesitaba hacer sus propias elecciones.
El chico de 23 años se despidió, caminó hasta el recibidor, apagó la luz y recorrió con las pupilas dilatadas de sus ojos azueles los semblantes tristes de su familia. Salió con la maleta preparada en la mano partiendo hacia la Capital del País, Brasilia. Allá empezaría el curso en la Academia de Policía Nacional.
Debido a la distancia y las fronteras hacia donde era enviado, cada vez quedaba más difícil que visitara a la familia.
El tiempo pasó y Don Roque se fue, pues tenía edad avanzada. Samuel, en la época, realizaba una misión en la floresta amazónica contra la minería ilegal en tierras indígenas. Sólo supo de la muerte del padre días después y se puso muy triste, ya que le amaba.
De vuelta a São Paulo, después de muchos años, el policía visitó a la familia y alivió la añoranza de la madre, de Lucas y de Raquel. No pudo quedarse mucho tiempo, pero fue el suficiente para contar muchas historias de sus aventuras y abrazar bastante a su familia.
Después de eso, fue destinado a la Superintendencia de Policía de la capital paulista y decidió que no visitaría a su familia por un tiempo para no poner sus vidas en riesgo.
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Lee La Duología #ElHombreFantasma de #ChaieneSantosWriter
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El Otro Lado
Science FictionSÃO PAULO - BRASIL - AÑO 2040 En el futuro, el agente federal Samuel, que tiene aversión a la paternidad, descubre una red ilegal de trasplantes de órganos para niños y adultos en la que participan poderosos policías y políticos. Tras una emboscada...