DIECISÉIS: De regreso a casa

655 82 184
                                    

  La cabeza le daba vueltas y no por el dolor, si no por todas las emociones juntas que estaba sintiendo. Scott jamás se hubiera imaginado que su perfecta noche terminaría en algo tan espontaneo como ser llevado a su casa por el mismísimo Peter Quill.

  Quería gritar, saltar, abrazar a alguien e incluso vomitar. Las emociones de su corazón al estómago, de allí subían al cerebro y bajaban en caída libre hasta sus pies.

  Al irse del quincho donde había quedado Peter, su primer instinto había sido salir corriendo cual Bambie en la pradera, en busca de Hope, Luis o alguien con quien hablar de lo ocurrido. Pero no podía hacer eso, no con Peter detrás de él, mirando todos sus movimientos.

  Cuando estuvo seguro de que el chico de sus sueños no era más que un punto en la oscuridad, Scott salió corriendo, más rápido que el Rayo McQueen, dirigiéndose a la casa de Carol.

  El ruido y la agitación hicieron que su cabeza palpitara muy rápido, pero incluso si había matado a las únicas dos neuronas que le quedaban por haber ido corriendo hasta allí, estaba seguro de que lo valía.

  Estaba apunto de abrir la puerta, cuando distinguió por ella a Hope, abrazando su pequeña mochila negra contra el pecho, y caminando hacia esa dirección con el resto del grupo de amigos. Como la puerta era de vidrio, ambos amigos conectaron miradas por un segundo, hasta que Scott la abrió.

  El calor asfixiante por tantas personas le pegó en el rostro al instante, por lo que decidió que no iba a volver a entrar a ese lugar en el que seguro le iba a explotar la cabeza. Haciendo ademanes y señas con las manos, los amigos de Scott entendieron que éste les pedía que salieran, y así lo hicieron.

  —¿Scott? ¿Qué pasa?— preguntó Hope, con cara de extrañeza.

  Scott la tomó por los hombros y la obligó a salir más rápido de la casa para decirle una frase que no tenía ni pies ni cabeza.

  —Mi casa... Peter... su auto... tiene que ir al hospital... yo... Ahhhhh.

  —Scott, pará ¿Qué pasó?— Hope se soltó de su agarre.

  —¿Peter está bien?— preguntó Maggie, asustada.

  —¿Quién tiene que ir al hospital?— Luis usó el mismo tono.

  —Peter está bien...— logró decir Scott, recuperando el aliento—. Me va a llevar a mi casa...

  Sus amigos cambiaron sus miradas de preocupación a unas de duda, de completa extrañeza.

  —Explicate— ordenó Kurt.

  —Me encontré a Peter en el quincho. Estuvimos hablando, le dije que me dolía la cabeza y que quería volver a mi casa, me dijo que él iba para esa zona y que me llevaba, así que nos vamos juntos en unos minutos.

  Scott sonrió muy ampliamente y Maggie le dio unas palmaditas en el hombro mientras decía:

  —Que rápido, Scottie.

  —No tanto...

  —¿Y ahora que vas a hacer?— cuestionó Luis.

  —Nada... osea, pienso ir a esperarlo en la puerta de entrada como acordamos y me iré con él.

  —¿Y que vas a hacer con el dolor de cabeza?— insistió Hope.

  Dios, Peter hacía que se olvidara eso todo el tiempo.

  —Ah, me sigue doliendo.

  —Bueno, entremos que te doy un ibuprofeno así podés ir medianamente bien en el auto con Peter, para mantener alguna conversación.

Love Education [Star-Ant]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora