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DIECISIETE: La entrada

  El fin de semana lo había pasado encerrado en su casa, sin ganas de salir por haber vaciado todas sus energías en la noche de la fiesta.

  Admitía que, de todas formas, quedarse todo un domino soleado en tu casa, con el pijama y tus padres preguntándote sin cesar que es lo que había ocurrido en la fiesta, no era una conducta muy sana, pero si la más floja que podía tomar.

  Emily Brown y Josh Lang eran sus padres y, a pesar de que los amaba infinitamente, los encontraba irritantes cuando se ponían pesados con un tema. Scott les había contado sin el más mínimo problema que había un chico en su colegio llamado Peter y que le gustaba mucho, pero solo se los había dicho porque sentía mucha confianza hacia ellos.

  No le gustaba cuando se ponían pesados con sus preguntas sobre Peter.

  Justo cuando había sentido que sería más sano salir al exterior y codearse con humanos para no estar con sus padres, Hope le mandó un mensaje diciéndole que iría a merendar a su casa.

  No era una pregunta ni nada acordado previamente., simplemente recibió su mensaje el domingo a las 4:45 de la tarde

The Wasp:
Estoy yendo para tu casa, merendamos ahí.

  En esas circunstancias, Scott no sabía si tenían una amistad tan hermosa y duradera que los hacía auto-invitarse a la casa del otro, o si Hope solo se aprovechaba de su bondad porque sabía que él jamás rechazaba a un amigo o amiga que quería ir a su casa.

  Fue así como estuvieron toda la tarde juntos, tomando café, comiendo galletitas y a la noche mirando Game Of Throne y hablando sobre la fiesta. Acordaron que, junto con el resto del grupo, el lunes comprarían las estradas para ver el partido y luego irían a la fiesta de Thor.

  —Me siento re popular yendo a fiestas de gente más grande— comentó Hope en tono de burla, haciendo gestos exagerados, y Scott no pudo más que reír y concordar con ella

  El domingo pasó rápido y el sol del lunes no tardó el aparecer justo en el momento en el que Scott salía de su casa. El pronóstico había avisado que el fin de semana anterior había sido el más cálido que se tendría hasta que comenzara devuelta la primavera, y tuvo que reconocer que eso parecía ser cierto.

  El aire frío chocó con su nariz y se abrazó su propio cuerpo porque sentía que su campera de corderoy marrón no lo abrigaba en nada.

  —Hey— le dijo Hope por detrás y plantádole un beso en la mejilla mientras comenzaban a caminar hacia la parada del micro.

  —Hey ¿Todo bien?— la saludó devuelta.

  —Son las 6:30 de la manaña, un lunes con 10°C ¿Cómo te pensas que estoy?

  El sarcasmo de Hope fue acompañado por una de sus características miradas, y Scott asintió ante ello, sin fuerza para responder. Apesar de todo eso, seguía pensando que no era una mala mañana, porque hoy volvería a ver a Peter luego del fin de semana y de ese beso tan extraño que habían tenido. Desde entonces no habían hablado y eso lo inquietaba. Había intentado varias veces romper ese extraño e inoportuno silencio entre los dos, pero todo el valor que había logrado sacar para besarlo, se había escondido otra vez durante el resto del domingo.

  —Al menos tenés un buzo bonito— intentó animarla mientras frenaban el micro que debían tomar.

  Hope bajó la mirada a su prenda, un buzo blanco con dos pequeñas margaritas y una abejita bordadas en un costado. Pero a pesar de ser uno de sus abrigos favoritos, solo se encogió de hombros.

  Ninguno de los dos estaba muy animado esos días a la mañana, y ambos decían que era porque el desayuno tardaba en hacerles efecto. Pero gracias a la burbujeante energía de Luis, los tres amigos se bajaron del micro y entraron al colegio entre carcajadas.