02.

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La música era lo único que se escuchaba en el coche. Kim estaba nerviosa, podía verlo en sus ojos y en cómo sus dedos se movían inquietos sobre el volante. Había estado enamorada de Jared Cameron desde mucho antes de que fueran amigas, pero Jared nunca parecía darse cuenta. Hasta ahora.

-Te irá bien, Kim. Si te ha invitado a salir es porque le gustas. Ya era hora de que se diera cuenta de todo lo que vales. - Kim le lanzó una mirada y suspiró volviendo su mirada a la carretera.

-Intento pensar eso, pero es todo tan raro. Nunca me ha hecho caso, tú mejor que nadie lo sabes, y de repente ahora parece como si hubiera estado colado por mí desde hace un siglo. No quiero que juegue conmigo Eve. No después de todo por lo que he pasado. Además, ahora se junta con Sam Uley. Quiero confiar en él, pero todo parece estar en su contra. — Contestó haciendo que la castaña a su lado asintiera. Sam Uley y su grupo habían conseguido una mala reputación estos últimos meses. Algo que solo había empeorado desde que Jacob Black y Embry Call se unieron a su banda. Kim y Eveline, junto con algunas personas más del instituto, habían llegado a la conclusión de que se dedicaban a la venta de esteroides, ya que era imposible que en el lapso de tiempo de una semana una persona pudiera pasar de ser Steve Rogers antes de convertirse en Capitán América a ser The Rock.

-Tranquila, todo va a salir bien. Te puedo asegurar que al final de esta semana tú y Jared estaréis juntos. - Eveline prometió haciendo reír a su amiga.

Después de 10 minutos en la carretera llegaron a su lugar favorito. La Push Beach. Había sido su sitio secreto desde que había conocido a Kim 8 años atrás. El sitio al dónde poder ir cuando las cosas iban mal.

Kim, al ver la cara de desconcierto de su amiga, sonrió y se bajó del coche. -Pensé que para empezar tu cumpleaños deberíamos primero relajarnos un poco, a tu modo claro. - dijo y desapareció en la parte trasera del coche. Segundos después volvió con una tabla de surf. - Y aquí está mi regalo de cumpleaños. -

-Kim, no tenías por qué. Te habrá costado una fortuna. – contestó Eveline sorprendida. Aun así, agarró la tabla roja frente a ella. Obviamente, no podía desperdiciar un regalo como este. Kim negó repetidas veces con la cabeza, dándole una palmadita a la tabla frente a ella.

-Tranquila, Seth me ayudó a arreglarla. Era de mi padre, o eso creo. - Se encogió de hombros, intentando quitarle importancia. Eveline hizo una mueca al ver como los ojos de su amiga se volvían brillantes al recordarlo. El padre de Kim se había ido cuando esta solo tenía 2 años y nunca volvió, dejando a su madre y a ella solas.

-Kim, ¿Seguro que me la quieres dar? Quizás la quieras conservar. - Eveline preguntó, preocupada. Sin embargo, su amiga volvió a negar.

-Me gustaría que te la quedaras tu Eve. – contestó y comenzó a caminar por el sendero que conducía a la playa, dejándola con la palabra en la boca. Ladeó la cabeza, viendo cómo se alejaba, y corrió hasta llegar a su lado. -Mientras tú te bañas, yo estaré esperándote en la arena. - Habló mientras sacaba una toalla violeta de su bolso. Colocó la toalla sobre la arena negra y se dispuso a sentarse. Sin embargo, unas voces la detuvieron. Las dos chicas giraron su cabeza para ver a un grupo de chicos entrando a la playa.

Aunque estaban bastante lejos, Eveline pudo reconocer a Embry Call y a Jared Cameron entre ellos. La cara de Jared se iluminó cuando se dio cuenta de su presencia y empezó a correr los metros que los separaban hasta llegar a Kim.

-Hola, Kim. - Jared saludó, pasándose nervioso una mano por su cuello. Kim levantó la mano, haciendo un pequeño saludo. Eveline rodó los ojos mentalmente, los dos son tal para cual. Como si se hubiera acordado de que Kim no estaba sola, Jared giró su cabeza hacia ella. - Ah, hola, Eveline. Feliz cumpleaños, por cierto. – felicitó y la chica giró su cabeza hacia Kim. Bocazas.

𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫𝐰𝐚𝐭𝐞𝐫 || 𝙿𝚊𝚞𝚕 𝙻𝚊𝚑𝚘𝚝𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora