11.

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Cerrando la puerta con suavidad, la chica se dirigió al coche de su mejor amiga. Después de todo lo ocurrido, se sentía bien volver a poder hablar con Kim.

-Siempre eres la misma.- la chica dijo cuando Eveline cerró la puerta de un portazo. Eveline se disculpó con la mirada, pero no dijo nada.

-¡Dios, por fin un jodido día de sol en este pueblo! - Kim dijo después de unos minutos en silencio.- Un poco más y me convierto en Edward Cullen.- Eveline rio a su lado y miró por la ventana. Era la primera vez en meses que el sol salía en Forks, y justo coincidía con el primer día de las vacaciones de verano. Esto tenía que ser cosa del destino. - Te juro que este verano me voy a poner tan morena que no me reconocerás.- Kim parloteó a su lado y Eveline la miró con una ceja alzada. Era refrescante ver a su amiga tan animada después de los últimos días.

-¿Más morena?- Dijo cruzándose de brazos y Kim rodó los ojos.

-Ey, ¿qué culpa tengo yo de que tú seas más blanca que un papel?-

Cuando llegaron a la playa, esta estaba más llena de lo normal, como si todo el pueblo hubiera decidido congregarse en ese rincón de arena y mar. Sin embargo, no les resultó difícil buscar un pequeño sitio entre la multitud, donde finalmente pudieran extender sus toallas y disfrutar del día soleado que se había presentado. 

Las dos chicas desplegaron sus toallas con habilidad en medio de la arena cálida, tratando de encontrar la posición perfecta que les permitiera disfrutar de los rayos de sol que se filtraban a través de las nubes dispersas. Una brisa fresca proveniente del océano jugueteaba con los cabellos de las chicas. El sonido de las olas rompiendo en la orilla resonaba en sus oídos como una melodía relajante. Las risas de los niños que construían castillos de arena y el murmullo de las conversaciones cercanas creaban un ambiente animado y lleno de vida.

Eveline y Kim compartieron una mirada cómplice, satisfechas por haber conseguido un lugar donde recostarse y desconectar del mundo por un rato. Era un escenario típicamente veraniego: sombrillas de colores se alzaban aquí y allá, parejas caminaban tomadas de la mano por la orilla del mar, y grupos de amigos se reunían para disfrutar de la compañía y el buen tiempo.

-Ahora que estamos solas, ¿podemos hablar de Paul y tú? Estos días me he perdido mucho.- Kim dijo mientras se ponía crema en la cara. Eveline sonrió y rodó los ojos, pero igual comenzó a hablar.

-Nos besamos.- La chica dijo y Kim abrió la boca, sorprendida.- Dos veces, en realidad.- Eveline apartó la mirada de su mejor amiga, sus mejillas sonrojadas.

-Pero ¿qué? ¿Todo eso en un periodo de cuánto? ¿Dos semanas? ¡Para que después digas que no se te da bien conocer gente nueva! A Paul lo conociste a fondo.- Kim casi gritó a su lado mientras le daba un codazo.

-Vale, para, cálmate. Baja la voz.- Eveline hizo un gesto con las manos para que su amiga se calmara cuando miradas curiosas se posaron en ellas.

-¿Me dices que me calme cuando le metiste la lengua a Paul en la garganta?- Eveline abrió los ojos como platos cuando vio a un grupo detrás de Kim acercándose a ellas.

-Cállate, Kim.- Eveline se apresuró a callarla con gestos y señas, pero fue en vano. Kim siguió hablando sobre ella y Paul, y Eveline no pudo evitar querer ir al agua y ahogarse.

-Kim.- Jared saludó con una gran sonrisa, claramente divertido por la situación. Kim se giró y abrió los ojos, sorprendida, y le dedicó una mirada de disculpa a su amiga. Paul la miraba desde un lado, sonriente, mientras que el resto del grupo comenzó a hacer bromas al respecto. ''Paul y Eveline sentados bajo un árbol''. 

𝐔𝐧𝐝𝐞𝐫𝐰𝐚𝐭𝐞𝐫 || 𝙿𝚊𝚞𝚕 𝙻𝚊𝚑𝚘𝚝𝚎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora