II

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El mismo beta que había llevado a Peter al principio es el mismo que lo va a dejar al siguiente día en la mañana.

Peter lucía atemorizado y muy cansado. Él se preguntó internamente que estuvo haciendo para lucir así, pero no se deja darle demasiadas vueltas a ello.

—¿Estás bien?

Notó el estremecimiento de Peter cuando se acercó, su alfa sintió la necesidad de protegerlo sin saber de qué o de quién.

—No... —Peter hizo una pausa mientras se alejaba de él —. No te acerques a mi, no ahora.

Le hizo caso a Peter porque el miedo y la ansiedad se podía oler en el aire y no quería incomodarlo ni nada parecido.

Se sentó en una esquina de la cama y sacó un cuaderno que había encontrado en uno de los muebles mientras curioseaba ayer.

Tenía tantas cosas en mente que no podía centrarse en nada, así que solo garabateó cualquier cosa en una de las páginas.

—Dos —Peter dice en voz alta, está seguro de que podría acostumbrarse a eso. A que Peter le hable en cualquier momento y que luego lo ignore —. Ayer habían dos autos en la entrada.

—¿Estás seguro?

Peter asintió con debilidad, luciendo totalmente cansado ahora.

—Cada ocho horas uno de los hombres viaja hacia la ciudad más cercana para traer alimentos.

Quería preguntarle como sabía eso si apenas llegó ayer, entonces, algo en su mente lo hizo reaccionar y le hizo pensar que quizá lleve mucho más tiempo ahí pero que lo sacan y lo llevan en todo momento.

—Bueno.

Anotó unas cosas en otra página limpia, notó que Peter se quedó dormido y lo dejó estar.
Lo que sea que el menor haya estado haciendo toda la noche lo tenía en verdad agotado.

Lo observó atentamente, notando que la ropa que tenía ayer ha sido sustituido por otra más limpia.

La curiosidad creció en su interior, en verdad necesitaba saber que es lo que esta mal con el chico.

—¿Han traído algo de comida?

Peter preguntó la próxima vez que se despertó, él cuenta tres horas ésta vez.

—Sí —respondió, tratando de descansar —. Hay un poco en la mesa, puedes comerla.

Peter no dudó en hacerlo, comió la comida, no pudo evitar verlo mientras lo hace.

—¿Tengo algo en la cara?

Peter interrogó con ternura mientras se tocaba el rostro.

Él negó con la cabeza sintiéndose un poco avergonzado pero no demostrándolo.

—No —su voz se escuchó suave —. Sólo estoy pensando.

Peter asintió.

—¿Por qué está aquí?

Es la primera vez que notó un interés real en el menor.

—No tengo idea —respondió con sinceridad —. Lo último que recuerdo es haber estado en mi casa y luego ya estaba aquí.

ѕweeт  | starkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora