ѕweeт | starker

III

Ya llevaba seis días en esa estúpida casa pérdida en la nada.

En esos días había notado algo. Definitivamente había una rutina de días en los que sacaban a Peter, ya que había pasado dos noches con él y las otras afuera. Su mente se encontraba analizando las opciones de por qué lo sacaban y luego lo volvían a traer.

Una de las opciones es la prostitución de omegas y todo su ser rogó por que no fuera esa.

Su alfa se sintió extrañamente enfadado de solo pensar en que eso podía ser real. 

Peter era claramente joven, él no iba a negar que era jodidamente bello tampoco porque lo era. Sin duda alguna si la persona que lo secuestró trataba con omegas de esta manera el chico le traía una gran ganancia.

—Puedo escuchar tus pensamientos hasta acá —la voz de Peter lo sacó de su trance.

Ese día en la mañana lo habían vuelto a llevar, esta vez el mismo alfa que le había llevado la mochila días atrás.

Nuevamente lucía cansado, incluso podía decir que esta vez más que antes.

—Solo estoy analizando las probabilidades de qué persona me hizo esto.

Peter lo miró con fijeza, una gran parte de él no pudo evitar pensar que el chico tenía mucha valentía. La mayoría de los omegas que había conocido bajaban la cabeza ante él por ser un alfa, los otros lo hacían al ver el gran poder que poseía, sin embargo Peter no parecía tenerle miedo a él.

—¿Tienes muchos enemigos?

¡Vaya que los tenía! Al menos ocho de cada diez alfas que conocía todos los días lo odiaban.

—Uh, sí.

No tenía caso mentirle al chico, había descubierto que Peter en realidad sí sabía quién era él.

Había encontrado algunos apuntes con otra letra que no era de él que mencionaban su nombre. Podría jurar que era la letra de Peter.

—Bueno, probablemente tengas un gran trabajo entonces —Peter se burló, él rodó los ojos un poco fastidiado.

Lo cierto era que la compañía de Peter se sentía cada vez mejor ya que el chico hablaba un poco más cada día.

—¿Tú por qué estás aquí?

Se arrepintió inmediatamente de su pregunta, pensó que Peter no le respondería ya que el castaño solo se quedó callado.

—Un... amigo me traicionó —estaba un poco sorprendido.

¿Qué idiota le haría eso a alguien cómo Peter? Que no llevaba mucho tiempo de conocerlo pero solo con verlo a los ojos podías notar lo buena persona que era.

—Él no era tú amigo realmente si te hizo esto.

La sonrisa triste que Peter le dio revolvió todo su ser.

—No, no lo era.

Peter se mantuvo en silencio.

Al tercer día de estar ahí se dio cuenta de que el chico que aburría fácilmente con todo. No había nada que hacer y eso provocaba que fuera más callado, intuía que porque aún no lo conocía bien.

Aún podía oler la desconfianza en la habitación. Un par de veces había querido decirle que podía confiar en él y que podían hablar si así lo quería, pero mejor había desistido inmediatamente. Ciertamente, él tampoco conocía al chico.

—¿Por qué te traicionó?

Peter lució un poco incómodo ante su pregunta.

—Uh, bueno, nos conocimos en la universidad, él iba a un curso adelante de mi pero tenemos los mismos conocimientos de todo. Estábamos trabajando en algo. Grande. Pero él decidió que quería terminarlo solo para impresionar a su padre y no dudó en hacerme pasar por desaparecido.