El día de un oficial de policía

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Había sido un largo día en la estación de policía para el pelinegro. Primero tuvo que soportar el llanto y las quejas de una mujer que alegaba que un hombre había intentado abusar sexualmente de ella y quería denunciarlo. Ella llegó incluso a golpearlo gritando que era un incompetente, y el que la amenazara con arrestarla por agredir a un oficial de policía no pareció afectarla en absoluto.

Por otra parte, el pobre acusado solo veía la situación a lo lejos, el sudor se deslizaba por su pálido rostro mientras su delgado cuerpo temblaba por los nervios. Al verlo, quedaba más que claro que ese hombre no era capaz siquiera de matar una mosca, mucho menos iba a tener el valor de atacar de forma sexual a una mujer. Aunque es cierto que las apariencias pueden engañar.

No fue muy difícil para nuestro oficial de policía llegar a la conclusión de que aquello solo fue una confusión provocada por un accidente en el que el presunto agresor había tropezado y caído sobre la supuesta víctima, rozando superficialmente los senos de esta con su hombro. Obviamente la deducción del pelinegro no convenció a aquella bruja, que seguía dando alaridos e insultado a diestra y siniestra.

— ¡Seguramente lo está encubriendo porque usted es hombre y los dos han de ser igual de pervertidos, queriendo abusar de las mujeres indefensas como yo! ¡Esto es un abuso de autoridad! — alegó entre gritos — y aún si hubiese sido un accidente, ¡No hay duda de que me tocó! ¡Invadió mi intimidad!

— En verdad, en verdad lo siento — se disculpó el acusado por enésima vez, su voz temblaba tanto que parecía que estuviese a punto de llorar.

— Escuche vieja bruja, ya me harté de sus gritos — estalló Ace, hablaba calmadamente pero se notaba la ira en sus palabras — yo sé muy bien lo repugnante que es una persona que abusa o intenta abusar sexualmente de otra, y al igual que usted deseo que todos esos hijos de puta se pudran en la cárcel, pero usted es una mujer madura y consciente ¿Indefensa? Si, claro, es obvio que puede defenderse sola — el oficial rubio que acompañaba al pelinegro suspiro ante la actitud de este — y está claro que este fue un simple accidente, sólo mire a ese hombre, está a punto de llorar — señaló al acusado — sinceramente, más parece que usted estuviese abusando de él; y aquí en la comisaría tenemos cosas más importantes que hacer que soportar sus chillidos y sus agresiones por un insignificante accidente.

Ante aquellas palabras, ella no hizo más que gruñir e irse furiosamente de la comisaría, cerrando la puerta con un fuerte golpe al salir. Luego de que la bruja saliera, el pelinegro suspiró aliviado y el pobre hombre también se retiró.

Después de aquel incidente, le tocó lidiar con una niña perdida que no paraba de llorar. Tanto él como su compañero hacían lo posible por entretener a la pequeña y hacer que su llanto cesara mientras sus padres aparecían.

— ¿No crees que su cabeza parece una piña? Es gracioso, ¿No? — trató de hacer reír a la niña al burlarse de la forma de la cabeza de su compañero.

— Eso no es gracioso, Ace — respondió el cabeza de piña.

— Ah..... ¿No te gustaría jugar con las esposas? — preguntó mientras acercaba las esposas al rostro de la pequeña de cabello rosado, sin embargo, aquello solo provocó que esta sollozara aún más fuerte. Ante eso, Ace se desesperó y lanzó un grito de frustración que asustó a la menor. Su compañero suspiró y se acercó a la niña, arrodillándose para quedar a su altura.

— ¿Te gusta cantar? — cuestionó, ella asintió sin dejar de llorar — ¿Por qué no cantas conmigo? — la guió hasta su escritorio y la sentó sobre sus piernas.

—¿Tu cantas? — le preguntó con incredulidad a su compañero. Sin contestarle, el rubio comenzó a cantar una suave canción de cuna. La niña poco a poco se calmó y dejó de llorar para cantar junto al cabeza de piña.

Padres [Sabo x Ace/One Piece (BL/gay)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora