Padres [Sabo x Ace/One Piece (BL/gay)]

Adopción Parte I

Ese sábado era el día perfecto, estaba soleado pero soplaba una fresca brisa, y ambos tenían el día libre de sus ocupaciones laborales. El pecoso se encontraba durmiendo muy plácidamente abrazando una almohada en la cama que compartía con su novio. En ese momento el rubio entró a la habitación, se acercó a la cama y comenzó a zarandear al bello durmiente, lo hacía con fuerza ya que sabía que si lo hacía suavemente éste no iba a despertar.

— ¡Levántate Ace! Tenemos que ir a ver a los niños y el orfanato está algo lejos, hey ¡Hey! ¡DESPIERTA!

- ¡Déjame dormir! - exclamó el pelinegro lanzándole un fuerte golpe al contrario en el ojo derecho, haciéndolo caer al suelo y dejándole un hematoma en la parte afectada - ¡Oh dios Sabo, lo siento! ¡Fue un reflejo! - exclamó él agresor al darse cuenta de lo que había hecho, de esa forma terminó despertando por completo - aunque eso te pasa por despertarme de esa forma.

- El desayuno está listo - murmuró el herido mientras se incorporaba, tapando su ojo derecho con una se sus manos - joder, tienes la mano dura, supongo que por algo eres policía.

- Es el entrenamiento y el ejercicio - comentó - antes de comer, vamos a tratarte ese golpe ¿Sí? Necesitas ponerte algo frío para que no se inflame.

- Pero llegaremos tarde al orfanato.

- ¿Y si mejor no vamos?

- Lo prometiste, Ace

- Yo no recuerdo haberlo prometido

- No fue exactamente una promesa pero accediste a ir, ¿Ahora te arrepientes? ¿No siempre estás hablando de morir sin arrepentimientos?

- Exacto, no quiero arrepentirme de haber ido, y mucho menos de haberle dañado la vida a un niño.

- No le dañarás la vida a un niño, todo lo contrario, lo vas a salvar - aclaró - ¿Y no crees que después te podrías arrepentir de no haber ido? Ya dijiste que irías, promesa o no, no puedes retractarte ahora.

- Está bien - suspiró con resignación - vamos a la cocina y te pones un trozo de carne fría o algo sobre ese ojo mientras comemos ¿Si? Perdemos el tiempo discutiendo y.... no podemos llegar tarde ¿Cierto?

El policía le había prohibido a su novio conducir, por lo que él iba al volante del auto del rubio mientras éste se encontraba en el asiento del copiloto con una compresa fría - que casualmente habían encontrado en el refrigerador - puesta sobre su ojo derecho.

- Vamos a observar a los niños, si fuese por mí los adoptaría a todos pero sé que no puedo, así que cuando elijamos a uno haremos el papeleo y prepararemos todo en casa, incluyendo su habitación y su entrada a la escuela, y si todo resulta bien podríamos tenerlo en casa dentro de un mes o dos, ¡El plan perfecto! - declaró el abogado emocionado.

- No te emociones tanto, ya te dije que si no hay alguno que me convenza yo no adoptaré a nadie.

- Lo que digas, yo sé que ahí adentro hay muchos pequeños que pueden conmover ese corazón testarudo tuyo.