-Ahora dime, Hany, ¿dónde demonios estabas ayer? -gritó Elías mientras golpeaba su puño contra la mesa. La ira se apoderaba de su mente dejando salir a sus instintos más primitivos, como de costumbre.
La gemela número dos no sabía en dónde esconder la cabeza. La mirada intimidante de Elías la perturbaba por completo. Sabía que no podía decirle la razón, porque le iría muy mal. Lo sabía perfectamente. Sabía que, en el fondo, había actuado de manera irresponsable dejando varada a su hermana y que, todo ello, le había costado una parte de sí. Como siempre. Miró a su querida hermana para que la salvase, pero esta desvía la mirada, dejándola sin argumentos. Tras la mención de la llegada de Elías, se sentía inmensamente feliz y, a la vez, un poco triste, puesto que, en los cuatro meses sin él, había logrado hacer lo que quería sin que este estuviera detrás de ella como el hermano mayor y, precisamente ahora, se sentía como la típica hermana menor a la que regañan por todo.
-Yo... estaba, -no tiene respuestas y suelta sin pensarlo, -estaba con el resto del equipo de porristas en la piscina.
Mentira.
Estaba con otro chico, como en los últimos cuatro meses de su ausencia.
Elías lanzó un bufido en un intento por contener su ira, mientras los demás esperaban lo peor.
-¿Que carajos les dije sobre mantenernos unidos en los eventos? -la cara de Elías permaneció roja por la furia que estaba tratando de reprimir infructuosamente.
La hermandad permanece callada, ante las riñas de Elías, a excepción de Jared y Samantha, los cuales no estaban presentes. Era habitual que se comportase así, ellos sabían la razón y, a pesar de ello, le apoyaban fielmente. Después del incidente, todos estaban acostumbrados a agachar la cabeza; sin embargo, cuatro meses de su ausencia, habían provocado cierta extrañez en ellos al oír sus gritos nuevamente. No podían protestar, sabían que el líder de la hermandad tenía la razón justo ahora.
Gracias a Elías habían construido un gran imperio...
Una familia, quizá. Una cálida familia.
-Para, Elías -habla Lena con voz tremola mientras, le coge suavemente los hombros por detrás, en un intento de tranquilizarlo y hacerle olvidar lo que sucedió ayer. -¿Cuál es tu problema?
Terrible error.
Elías se zafa del agarre de Lena con violencia y patea la mesa fuertemente.
Lena retrocede con torpeza por el impacto, pero es atrapada de la cintura por Bryan.
-¿Cuál es mi problema? -pregunta furiosamente el líder de la hermandad más temida de la preparatoria Ritays -¿Qué carajos les sucede a todos? ¿Cómo van a atacarse entre ustedes? ¿Qué a caso se les ha olvidado nuestras reglas? Más les vale hablar ahora antes de que lo averigüe por mi cuenta y créanme que le irá muy mal, ¿quién demonios saboteó el concurso?
Lena y Bryan sintieron un fuerte tirón en el estómago; ambos estupefactos, sin saber qué decir, se lanzaron una mirada cómplice por lo sucedido ayer. Aunque no todo era culpa de ellos, ya que Hally había atraído con sus actos a a ley cósmica y todo había salido en favor de Samantha.
Chad y Dave están más callados que nunca junto a Connor que no hace más que asentir como gesto de aprobación antes las riñas de el jefe de la hermandad, Elías. Estos dos primeros no hablaban ni mostraban expresión alguna, puesto que habían hecho todo lo posible para dejar mal a Samantha junto con Hally y, precisamente ahora, estaban dejando su vida en manos de ella.
Hally, con los ojos hinchados de tanto llorar, se encontraba detrás de Elías fingiendo sufrimiento; pero, en cierta forma, gran parte de ese sentimiento de dolor era real ante la vergüenza pública a la que le había expuesto Samantha Kesley, la nueva noviecita de Jared, a la que odiaba con todas sus fuerzas.
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Desolation
Teen Fiction¿Qué pasaría si tu castillo se derrumbara? ¿Volvería a ser lo mismo? Sam vive presa de un pasado aterrador, de esos que te carcomen el alma y te arrebatan todo. Lo importante no es lo que tienes ahora... En su caso, nada. Lo importante es qué harás...