3. Recuerdos

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 -Señor Ritcher, es muy desconsiderado de su parte no contestar el celular. -digo con sarcasmo ante su abrupta acción.

Siento como una sonrisa premeditada se forma en mis labios. No es que me importara, pero ese gesto había hecho a mi corazón saltar de emoción, puesto que los comentarios de toda la preparatoria sobre ese cretino, más la inesperada cancelación de nuestra cita, había herido mi alma.

Menuda extremista

-No importa, de todas maneras, le contestaré luego, - vacila. – Sin embargo, hay algo que no me has dicho aún.

Imagino su pregunta. Mi sonrisa se ensancha aún más haciéndome olvidar mis propias inseguridades por un momento.

- ¿Quién era el afortunado que me remplazó? Dime, para romperle la cara. -arruga la frente. Típico de Jared. Está celoso.

Siento la incesante necesidad de gritarle que solo tengo ojos para él, pero mi mente no me lo permite y lo descarto al instante.

Como si él no te conociera.

-Ajá, me temo que eso es confidencial, - bramo muy cerca sus labios y, lo suficientemente, lejos como para cumplir mi promesa de abstenerme a sus labios durante una semana.

Resiste, Sam, resiste.

-Déjame decirte que no tengo intención de soltarte, - amenaza.

Yo tampoco tengo intención de dejarle. Es un hecho.

- ¿Y si te dijera que no pienso escapar? - digo con un tono de diversión, mientras me pierdo en las constelaciones que hay en sus ojos, en el misterioso universo que me ofrece su mirada.

Suena el timbre. La siguiente clase. Matemática. Tres horas de puro martirio hasta la hora de refrigerio y, para el colmo, hoy había examen para finalizar el bimestre...

Y como te llevas bien con los números.

¡Demonios!

- ¿Piensas saltarte esta clase también? - pregunto victoriosa sin denotar preocupación, como si no me importara la siguiente clase.

-Si es necesario, sí, - me apresa más a su cuerpo.

¡Demonios! ¡Tengo examen!

Mi cara de diversión se convierte en una suplicante. No puedo saltarme esta clase. El profesor calvicie es tan quisquilloso conmigo que de seguro no me dejará entrar si llego unos minutos tarde.

-Jared, tienes que dejarme ir. Tengo examen, - me excuso con un puchero.

Jared sonríe de oreja a oreja. Eso solo significa que estoy atrapada.

-Pensándolo bien, no te dejaré ir, - susurra contra mi oído. - A menos que...

Odio este juego, sobre todo cuando no lo hago yo y me lo hacen a mí.

- ¿A menos que? – muerdo mi labio de curiosidad por saber que se trae en mente.

- Respondas a mi pregunta o retires el castigo, - me tiene entre la espada y la pared.

Ni de loca retiraría el castigo. Es más, aunque me duele no tener que besarle en una semana, de alguna manera, se lo merece por haberme cancelado.

- Está bien, - digo de lo más calmada. - Responderé tu pregunta, Jared Ritcher.

Lo miro con una molestia fingida por haberme ganado en mi propio juego.

-Bien, soy todo oídos. - Maldito sexy Jared.

DesolationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora