Segundo de primaria

37 2 0
                                    

Fuimos en el mismo salón.
Como siempre era de costumbre no me interesaba saber quienes eran mis demás compañeros e incluso tú, los únicos compañeros que conocía eran Carmelita y Jesús ya que a ellos los conocía desde el kinder.

Transcurrió un pequeño tiempo, pasó primero, pasó segundo y fue alli en donde me empezaste a hablar, eras muy social, por lo que no era algo especial.
Sin embargo yo te hablaba de manera muy fría y cortante, quizás fué por mi timidez o tal vez por el hecho de no querer que me echaran "carilla" contigo. Y además solo era un hola y un adiós de mi parte.

Un día que fuí a la casa de mi tía junto con mi madre, fuistes a buscar a mi primo, vaya sorpresa fué cuando me di cuenta que vivías en el mismo circuito que ella; fuistes a buscarlo para que saliera y jugará contigo junto con tus amigos, él se negó pero seguías insistiendo. Me vistes allí, con una gran sonrisas y con la amabilidad más posible me dijistes hola, moviéndo tú mano de un lado a otro, yo te dije también hola pero con una sonrisa forzada y de mala manera. Al final te distes por vencido y te fuistes sin antes despedirte de mí de nuevo con esa gran sonrisa. Justo después que te fuistes mi primo me empezó a echar "carilla" por lo ocurrido, ¡genial¡ Era justamente  lo que no quería...

Al día siguiente mientras esperaba a que abrieran la puerta del salón, me vistes por lo cual te acercaste y me hablastes.

-Hola- dijistes con una sonrisa de "oreja a oreja".
-Ah, hola.
-Oye, ¿tú vives en la casa que te vi ayer?
-No, sólo fuimos a visitar a mi tía.
-Oh, entonces ¿Paco es tu primo?
-Si.
-Paco es mi amigo, aunque ya casi nunca sale a jugar conmigo, siempre pone pretestos. Antes si salía pero creo que ya le da pena.
-A lo mejor, además el ya tiene los doce años, casi los trece, mientras que nosotros tenemos ocho.
-Tal vez si sea por eso.
-Si.
-Sabes, yo también vivo en el mismo circuito.
-Ah, ¿Sí?- genial lo que faltaba.
-Si, vivó, en en el número trescientos ochenta y uno, en una casa azul con un portón negro.
-Mmm, ya veo.
-Si, por si algún día necesitas algo, ya sabes donde vivo.
-Ah, si.
-Mira, ya están abriendo el salón, entonces adiós, hasta luego.- Te despediste con una gran sonrisa, amable, tierna y agradable.
-Ah, si, adiós.

Abrieron el salón, me pasé y tome asiento. ¡Vaya que fastidió es ese niño! Caray, que tengo que saber donde vive, ni que me importara.

🌼 Aquél chico 🌼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora