Adriel (Parte 2)

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ADRIEL (PARTE 2)

-Estoy embarazada – cortó a Hodge antes de que dijera una palabra más, no podía permitir que dos de las personas que más apreciaba la repudiaran por lo que le habían hecho – Lo siento chicos...

-¡Seré tía! – brincó Isabelle y corrió a abrazarla – esto definitivamente no era lo que esperábamos

-¿Por eso te pusiste mal frente al demonio? – se acercó Alec aún paralizado de la impresión –

-Sí, algo así dijo Magnus

-¿Él lo sabía?

-Claro que lo sabía Alec – le golpea el hombro a su hermano – él la trató, él fue quien se dio cuenta

-Hay que hacer los arreglos matrimoniales cuanto antes, Jace y tú...

-No – puso cara seria – y Jace no debe enterarse – los señala amenazantemente – ni Maryse, nadie excepto ustedes, de no ser por la bocaza de Hodge ni siquiera lo sabrían

-Pero Beth – Isabell la miró seria –

-Enserio Izzy, no habrá nada que me haga cambiar de opinión, huiré de ser necesario si esto se llega a saber

-Está bien – alzó Alec las manos – lo importante es mantenerte segura, y al bebé

-Le llamaremos Adriel – mordió su labio – como mi primer espada serafín, para no levantar sospechas ¿Todos de acuerdo? ¿Hodge? Especialmente tú debes jurarlo

-Sí, ya entendí – apoya la vara en el suelo – ahora déjenme darle la lección del día – los hermanos Ligthwood asintieron y fueron a reportar las actividades que habían llevado a cabo – te decía dada tu situación, lo primero que debes aprender es a controlar el carácter – caminaba alrededor de ella y al llegar a la espalda la golpeó con la vara haciendo que volteara rápidamente reaccionando – esas reacciones son las que tienes que controlar

-¿De qué me servirá que me golpees con una vara? – lo retó dejando que caminara alrededor de ella nuevamente –

-Te enseñará paciencia niña – se quitó de las manos un pañuelo de tela que siempre cargaba consigo y lo puso sobre sus ojos – Ahora, te golpearé, no de manera fuerte y tendrás que defenderte ¿lista?

La rubia asintió y Hodge sin moverse pegaba en diferentes lugares haciendo que ella volteara sobre su mismo eje varias veces, dando la impresión que estaba dando vueltas alrededor como lo estaba haciendo en el entrenamiento. Unas veces la golpeaba más arriba y otras en medio, incluso la cabeza fue testigo de un par de ellos

-¡Suficiente! – se bajó la venda y abrazó sus brazos apretándolos ligeramente – duelen

-No es la fuerza, es la constancia ¿Qué crees que aprendiste en ésta corta lección?

-Que no te hartas de causarme dolor – se estiró, –

-No – rodó los ojos – piensa enserio Elizabeth – levantó el tono de voz haciendo que la chica se quedara quieta – piensa muy bien

-No te escuchaba – cerró los ojos – no podía oírte

-¿Qué más?

-Escuchaba mi propia respiración y los latidos de mi corazón, me impidió prestarte atención

-Hay algo más – insistió, pero al ver que no lo veía la golpeó por la pierna, levantó la vara para golpear nuevamente y cuando iba a impactar cerca de su muslo ella lo frenó –

-Hay un patrón, me golpeabas con un patrón específico – soltó la vara –

-Todo tiene un patrón, hasta los comportamientos

-Excepto Jace – llegó Isabelle – siempre se sale de cualquier patrón de comportamiento que existe, y si no lo hay, busca la manera de romperlo de igual manera, Beth, debemos irnos

-Salgo en dos – tomó su maleta del suelo y se encaminó hacia la sala 

De Ángel a Demonio (Tomo 1 La Hija de Sammael)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora