Una joven hermosa, la más hermosa... Toda una lastima que sea una belleza escondida lejos, lejos de todo el hecatombe que significa el Juego de Tronos, hasta el momento en el que ella decida ser jugadora.
❝Se desatará el fuego en el invierno, sera...
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Mansión del Magíster Illyrio, Pentos, ciudades libres. 298 d. C.
Viserys y Magister Illyrio se encontraban planificando el matrimonio entre Daenerys y Khal Drogo, ese salvaje hombre que le brindaría los guerreros necesarios al Rey Mendigo para que pueda reconquistar Poniente.
— Estoy seguro que este matrimonio me será provechoso, por fin podré reclamar lo que me pertenece. –dice el Targaryen con una escalofriante sonrisa. No le importaba para nada vender a su hermana a un hombre sin "escrúpulos" y desconocido. Viserys dirige su mirada a Illyrio esperando a que este hablara y así lo hizo.
— Rey... Yo le pido hacerme encargo de hablar con el Khal, si me lo permite hare todos los tramites concernientes a la unión entre su hermana Daenerys y Khal Drogo. –dice el hombre de barba dividida.
En ese momento se encontraba entrando Allynna, la Targaryen más hermosa, según lo que decían los murmullos de las calles de las ciudades libres y es que antes de llegar a Pentos y que Viserys conociera a Magister Illyrio ellos habían surcado todas las nueve ciudades libres; Cuando su "hermano" conoció al Magister se encargó de hacerse rico y se adueñaron de la mansión en la que se hospedan.
— ¿Qué? Viserys... ¿Qué fue lo que acabo de escuchar? Acaso piensas hacerle eso a nuestra hermana... ¡No! Me rehusó a permitir tal atrocidad. –dice la Targaryen muy molesta, esto no le cae nada bien a Viserys que la reina se alce en contra de su rey, no es algo que él va a permitir.
— Allyanna, no estás en el derecho de exigirme a nada, a mí, tu rey. –dice Viserys iracundo al ver tal muestra de rebeldía de su hermana más sensata.
— ¿Acaso crees que me importa eso? Lo que me preocupa es tu estúpida idea y el futuro que le ofrece ese hombre a Daenerys. –dice la muchacha con mejillas rojas por el enojo.
— ¡Allyanna! Basta de reclamos infundados, no ves que esa unión nos traerá grandes beneficios a nosotros y a la casa Targaryen. –dice el ojilila. Eso es lo único que le importa a él, los beneficios a la casa Targaryen... A Allyanna también le importa el honor de su casa, pero no más que su hermana, ella es su hermanita, su duce Danny.
— Si tanto beneficio trae esa unión para los Targaryen, entonces... Entonces ofréceme a mí, que me tome a mí y no a mi hermana. –dice la peligris en un tono de voz titubeante al lanzar tal propuesta, pero con ojos firmes y ceño fruncido. Viserys muerto de ira con el cuello y las orejas rojas de la molestia tumba lo que estaba sobre la mesa más cercana a donde está la chica. A ella nunca la ha lastimado, a su hermosa flor.
— No digas idioteces Allyanna. –dice el, su expresión corporal permite ver que está a segundos de colapsar por la rabia.
— ¡No es ninguna idiotez! Acaso no vez que Daenerys es muy joven para eso, ella aún es inocente y dulce. –dice ella desesperada buscando las palabras para hacer reaccionar a su hermano.
