Una joven hermosa, la más hermosa... Toda una lastima que sea una belleza escondida lejos, lejos de todo el hecatombe que significa el Juego de Tronos, hasta el momento en el que ella decida ser jugadora.
❝Se desatará el fuego en el invierno, sera...
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Es probable que este capítulo contenga escenas subidas de tono, leer bajo su responsabilidad.
Mansión del Magíster Illyrio, Pentos, Ciudades Libres, 298 d. C.
Después de dicha "presentación" Allyanna se retiró a sus habitaciones, preparando los ropajes que llevaría con ella después de la boda, eran hermosos vestidos de tonos claros, entre azules y perla, que le hacían resaltar sus largos cabellos. Mientras arreglaba esto en bolsos, entraron a la habitación su hermana y Mohara.
— Allyanna no tienes necesidad de llevar todos tus vestidos, ellos te darán ropas para que te sientas cómoda. –dice Mohara con un rostro complaciente, a la espera de que la joven le replicara y no falto mucho para esto.
— No me importa cuántos ropajes me den esos hombres, no dejare mis vestidos. –dijo la muchacha decidida. La persona que escuchara esto pensaría que es un acto narcisista, pero para Mohara que conocía a su niña desde que nació no, ella sabía el significado de estas palabras. –Son lo único que me queda de mi esencia, mi verdadera esencia. No de la salvaje que me voy a convertir. –dice la chica con pesar y mal genio.
— Mi niña la decisión de convertirte en salvaje es solo tuya. Además, no serás una salvaje cualquiera serás su reina... Su Khaleesi. –dice Mohara en un susurro, inspirando la grandeza que significa lo que acabo de decir.
— Magnifico, seré reina de salvajes. –dice Allyanna con burla y rodando los ojos.
— No seas arrogante, no te llenes de ti misma. Te recuerdo que antes de ser Khaleesi no eras nada, la heredera de nada, la reina de nadie; solo una exiliada. –dice Mohara con tono fuerte. Era así siempre que Allyanna se ponía así de altiva, ella no quería que su niña se convirtiera en lo que es su hermano, un loco con aires de grandeza. Allyanna no le quedo más que tragarse todo su orgullo e inmediatamente sus ojos se llenaron de lágrimas, unas lágrimas que se negaba a soltar.
Se dio cuenta de su comportamiento y es que cualquiera se pondría de esta forma dada a las circunstancias. Por mucho que ella haya decidido sacrificarse no dejaba de ser un hecho que la llenaba de miedo, ese hombre y lo que le deparaba el destino con él y sus salvajes.
— Además, no son salvajes... Son guerreros... -dice Daenerys con una pequeña sonrisa, una que le contagio a su hermana inmediatamente.
— Sí, así es Danny son guerreros. –dice Allyanna con voz quebrada y con su sonrisa aun en el rostro. Sabía que su pequeña hermana le decía todas estas cosas solo para que ella no se preocupara y dejara la tristeza atrás.
— Disculpa mi actitud madre, no es lo que debería estar pensando he comprendido que debo ver el lado bueno de esta situación, tendré un ejército de más de treinta mil hombres a mi disposición. Incluso a un hombre fuerte y atractivo que me ayudara y estará para mí en lo que necesite... Solo tengo que complacerlo... -dice esto dirigiéndose a Mohara, lo último lo suelta con voz y mirada perdida, así se sentía Allyanna perdida.
