Capítulo 9

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Melisa

Por un momento, solo un momento, me he perdido en las emociones que expresaban sus hermosos ojos... pero luego lo he recordado con esa morena en ese hotel.

—No -digo en un susurro apenas audible mientras muevo ligeramente la cabeza.

El toma mi gesto como un 'si' y hace el ademán de pasar, pero levanto mis brazos los cuales estaban tiesos a mis costados y lo empujo hacia atras.

—¡Vete! ¡No quiero verte! ¡largo! —cada silaba que pronuncio lo acompaño con un empujon que apenas si logro moverlo, no por que tenga una fuerza descomunal, si no porque estoy llorando y eso lo incomoda.

El juro hacerme feliz.

—¿aceptas  ser mi esposa?

Momentos de tensión, el muy capullo me esta proponiendo matrimonio frente a sus amigos.

Idiota. No ves que te amo ¿Tanta es tu inseguridad que traes a todo nuestro circulo de amigos?

Todo esta en silencio.

Esperan mi respuesta.

Y solo me estoy mordiendo la lengua para no gritar como una posesa un definitivo "si" y quedar en ridículo. Asi que solo muevo la cabeza en son afirmativo mientras trato de controlar las lagrimas de felicidad.

—¿si? —me pregunta incrédulo y a la vez eufórico.

—¡si! Idiota  —le doy un sonoro beso como Dios manda, el me recibe y grita a todo pulmón:

—¡Dijo que si! —todos alrededor aplauden y sonrien, mientras el me abraza y susurra al oido,— juro hacerte la mujer más feliz del mundo. No dejare, nunca, que derrames una lagrima. A mi lado seras feliz. Tanto como yo lo soy, mi amor.

Pero no más.

—¡¡Vete!! —mi corazón vuelve a desgarrarse. Él me mira con los ojos llorosos, abre la boca para hablar pero se lo impido— No tienes nada que decir.

—De hecho si tengo mucho que decir -su voz suena un poco más firme.

—¡Pero yo no quiero escucharte! —y le cierro la puerta en la cara. Se escucha un golpe en la puerta.

—¿Me dejaras asi, en estas condiciones, afuera? —trata de apelar a mi lado sensible. Pero ese lado se fue al caño.

—apañatelas tu solo.

Y como eso me alejo de la puerta.

Narrador omnisciente

En alguna parte de los suburbios...

El teléfono suena, un viejo responde.

—¿Tienes la carnada? —el  viejo escucha a su secuaz— Bien. Mantenme informando. Y se cuidadoso no querras que se entere, y te mate. Porque si no lo hago yo, lo hará él.

Fin de la llamada.

—Quien lo diria —habla solo—. de todos las debilidades que pudiste tener, solo tienes una; y es precisamente la peor: una mujer.

El viejo sonríe mostrando sus dientes amarillos por el tabaco.

Tocan a la puerta.

—Pasen.

Entran dos adultos, robustos y tatuados hasta la cabeza, de los que intimidan con solo mirar. Aunque tengan el cuerpo firme y el rostro serio, sus miradas demuestran pánico.

-—Se ha vuelto a fugar —habla uno de los dos, el más alto.

La sonrisa del viejo se ha borrado, dirijiendo una sola mirada a su sicario.

—¡Eran diez contra uno! ¡como pudieron, inutiles! —sin el mejor atisbo de duda, desfunda su arma y dispara hacia el cráneo del que hablo.

El cuerpo cayo, inerte, añadiendo una mancha mas a la alfombra.

El viejo apunto el arma hacia el otro.

Quien solo apreta la mandibula, esperando su destino, por que sabia que si rogaba por su vida sería pedir su muerte. Más si la enfrentaba y esperaba, quizás, solo quizás, el anciano bajaria el arma.

Pero ese quizás no sirvió ahora.

Y disparo.

El viejo guardo el arma mientras encendía un cigarrillo y volvio a llamar al numero.

—Cambio de planes, acelera el plan todo lo que puedas. El maldito se ha escapado e ira a por él. Ahora no sabe que ella es su punto débil,  —el viejo sonríe con burla ante la respuesta de su informante-... su maldita obsesión, pero mejor para nosotros, que lo utilizaremos a nuestro favor. Acelera todo, consigue todo lo necesario y traela. No pierdas más tiempo.

El informante cuelga y mira a su alrededor.

Tiene las piernas un poco entumecidas, asi que, arriesgandose a ser visto, sale del auto donde ha estado sentado y viendo durante horas la casa de Melisa.

Tras estirar brazos y piernas dirije una ultima mirada al quinto piso donde es su departamento, pensando que esa hora debe cambiarse y salir a correr unas horas al parque que se encuentra a unas quince cuadras del lugar, para luego al terminar su rutina de ejercicios hablar un rato con el dueño del carrito de helados y comprar unos cuantos para  los niños    que ven con anhelo los helados.

Y como predijo, ella sale en su habitual vestimenta deportiva, solo que esta vez tiene la cara un poco roja de haber llorado.

Ella empieza un trote ligero hacia el parque.

El informante ve hacia todos lados asegurándose que nadie lo este viendo y se sube al coche para seguir la habitual rutina de Melisa.

Estaciona su coche en una posición que le permite ver el carrito de helados. Y tal como la ve todas las tardes ella compra un helado a una niña que estaba sentada contemplando con ganas los helados multicolor.

El informante tiene ligera punzada de pena, pensando que es una chica buena pero que por ironías del destino tuvo que juntarse con un psicópata.

Y no cualquier psicópata, sino uno de los más peligrosos el cual era necesario para su organización.

Y no lo podrían hacer volver a no ser que tuvieran algo que a el si le importara.

Y lastimosamente Melisa era lo único que le importaba.

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Buenas, humanos llenos de bacterias☻

Bueno, como ven (o como leen en todo caso xd) nos adentramos en la trama... y ahora diré con todo el dolor de mi riñón que:

-No todo es lo que parece.

El psicópata que buscan puede ser cualquiera...¡incluso tú!

Bueno, bay.

🐀

Pd: necesito voluntarios para hacer una nueva portada...¿nadie?
Ah :c
Ok.

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