El rayo de sol, que hacía unos minutos había comenzado a entrar en mi habitación, ahora me da directamente en los ojos. La molestia del sol hace que cierre un poco los ojos. Hoy el rayo no me ha despertado, ya que no he dormido. He estado toda la noche llorando sin parar. Ni siquiera me moleste en quitarme la ropa, me metí en la cama a llorar con la ropa de calle.
No tengo ganas de levantarme, todo mi cuerpo pesa y mi interior duele. Estiró el brazo, a duras penas, y consigo alcanzar mi teléfono. Enciendo la pantalla y veo que son las 9 de mañana. Vuelvo a dejar el móvil dónde estaba y me vuelvo a enterrar entre las sábanas. Lo único que quiero es llorar.
No sé por qué lloro. Sé que es por el tema de Ross, pero no sé exactamente el porqué.
Porque te gusta.
Que no pesada.
Llorar es lo único que hago ahora. Gracias a dios que cerré la puerta con pestillo. Solo cruzo los dedos para que no se me escuche desde fuera de la habitación. No estoy de humor para explicaciones.
Me retuerzo entre las sábanas, entre sollozos. Me giro al notar ese lado de la almohada mojada. Apoyo la cabeza en la zona seca y vuelvo a llorar. Este lado no tarda en mojarse tanto como el otro. Exasperada me pongo a mirar al techo y romper en llanto otra vez.
Me pongo a pensar mientras lloro. Y llego a la conclusión de que este dolor es debido a que Ross y yo nos vamos a distanciar. Es mi mejor amigo y no quiero eso, sé que tiene razón y que será lo mejor para que no ocurra ningún beso más. Pero no puedo dejar de tener miedo de que esa distancia nos distancie también como mejores amigos. Eso me destrozaría mucho, y me dolería mucho más de lo que me está doliendo ahora.
¿Ósea qué estás así porque no quieres perderlo como mejor amigo?
Aha
Ya claro y yo nací ayer no te jode.
Ay, ya conciencia. Deja de fastidiar.
Dejaré de fastidiar cuando abras los ojos y mi trabajo haya acabado.
Ya he abierto los ojos y por eso he llegado a esa conclusión. Ya has acabado tu trabajo, así que ahora calladita.
Si todavía hablo es que no he acabado mi trabajo así que tú tampoco has abierto los ojos.
Bfff, déjame ya en paz por dios.
Como tú digas.
Gracias.
Minutos, horas... he perdido la cuenta de cuánto tiempo llevo llorando. El llanto es superior a mí. Necesito desahogarme.
Me impongo la ley de dejar de llorar y levantarme. Es hora de hablar con alguien. Me levanto de la cama y siento que mi cuerpo pesa 10 toneladas.
Voy a mi armario mientras alguna que otra lágrima cae. Me las seco con la palma de la mano. Cojo unos jeans azules oscuros y una sudadera ancha gris. Voy hasta la cómoda y cojo la ropa interior. Cuando ya tengo todo listo me dirijo hasta la puerta. Me paro delante de esta y me obligo a respirar profundo para tranquilizarme. Quito el pestillo y abro la puerta.
Al llegar al baño enciendo el agua de la ducha y me miro en el espejo. No me reconozco. Tengo los ojos rojos de haber estado toda la noche llorando y ojeras de no haber dormido. Mientras me miro en el espejo una lágrima traicionera cae por mi mejilla, pero la limpio antes de que llegue a mi mandíbula. Con la mano toco el agua y compruebo que está lista. Me quito la ropa y entro en la bañera, poco a poco me voy metiendo debajo del agua. Las gotas empiezan a caer sobre mí y yo cierro los ojos para relajarme. La sensación del agua sobre mi piel me da tranquilidad y paz. La ducha es mi momento de evasión del mundo.
Silencio, excepto por el sonido de las gotas estrellándose en mi cuerpo y en la bañera. Me froto la cara con las manos para eliminar cualquier rastro de lágrimas. Hoy no me he puesto música, sé que si me pongo música volveré a llorar. En momentos como estos odio que todas mis playlists tengan canciones deprimentes.
Me paso segundos o puede ser que sean minutos debajo del agua, sin hacer nada más, solo estar ahí. Dejando que el agua recorra cada parte de mi cuerpo y así elimine todo rastro de dolor. Cosa que no pasa, ya que el dolor es en el interior. Y parece no disminuir, sino todo lo contrario, aumentar.
Enjabonarme y aclárame, eso dura menos de 5 minutos. Apago el agua y me enrollo el pelo en una toalla. Y la otra la enrollo en mi cuerpo. Salgo de la bañera y me siento en el bidé. Me seco el cuerpo y me pongo la ropa. Me miro al espejo y me fijo en que la ropa que llevo es lo que me suelo poner en invierno. Y es ahora cuando me doy cuenta de que mi ropa representa mi estado de ánimo y lo que refleja es que estoy apagada y desanimada, lo que es totalmente cierto.
Me quito la toalla del pelo y cojo el peine para desenredarme este. Cojo el secador y me seco un poco el pelo. No lo seco del todo, solo lo necesario para que deje de gotear. Vuelvo a mi habitación en busca de mi neceser para lavarme los diente, echarme desodorante y colonia. Ahora ya estoy lista.
Me pongo las converse y cojo mi móvil, para después salir de mi habitación. Cuando estoy a punto de bajar el primer escalón escucho la puerta de la habitación de los chicos e instintivamente muevo mi cabeza hacia la derecha, donde está la habitación. De ella sale Ross. Nuestras miradas se encuentran y después de unos segundos me sonríe. Yo también le sonrió, pero me cuesta más de lo que querría.
Aparto la mirada de él y bajo las escaleras a toda prisa. Abro la puerta principal y salgo. Al cerrar esta me apoyo en ella. Cierro los ojos y respiro hondo. Las lágrimas no tardan en aparecer. No me esfuerzo en pararlas o limpiármelas.
Camino por el caminito hasta llegar a la acera. Miro a los dos lados para ver que ningún coche venga y cruzo por medio de la carretera. Cuando llego a la otra acera miro la casa de delante antes de entrar al caminito hasta la puerta. Camino lentamente mientras las lágrimas brotan de mis ojos.
Subo los escalones del porche y me pongo delante de la puerta. Sorbo mi nariz y toco el timbre. Empiezo a sollozar y no puedo evitar sentirme frágil. A los pocos segundos la puerta se abre y agradezco que sea Luke y no su madre.
-¿Lau, qué haces aq...? -dice, pero deja la frase a medias en cuanto ve que estoy llorando.- ¿Qué te pasa?- dice preocupado. Yo solo me acerco y lo abrazo, abrazo que él corresponde.
Me quedo ahí, en su pecho, llorando sin control. No sé cuanto tiempo pasa hasta que él se separa de mí para hablar.
-Vamos entra- dice dejándome pasar.
Entro y me quedo en el recibidor. Luke cierra la puerta y vuelve a mi lado.
-¿Qué ha pasado, Lau? ¿Por qué estás llorando?- me pregunta y noto su preocupación.
-¿Podemos hablar?- es lo único que digo.
-Claro, pero mejor en mi habitación- dice y apoya su mano en mi espalda alta para guiarme escaleras arriba.
Cuando entro en su habitación el olor de su colonia invade mis fosas nasales. Echo un vistazo a su habitación y me siento en su cama.
-Voy a por un poco de agua, ahora vuelvo- dice y sale de la habitación.
No dejo de llorar. Soy una idiota y ridícula.
Lo de idiota no te lo discuto, porque si abrieras bien los ojos esto no estaría pasando. Pero lo de ridícula no te lo consiento, llorar no es signo de ridículo, es lo más normal.
No sé si darte las gracias o mandarte a la mierda.
Prefiero lo primero.
-Toma- dice Luke extendiéndome el vaso de agua. Bebo, pero paro al primer trago, ya que al tragar me duele por el nudo que tengo en la garganta. Le devuelvo el vaso a Luke y él lo deja en la mesita de noche.- ¿Qué ha pasado, Laurita?
Respiro hondo para tranquilizarme.- Ross- es lo único que consigo decir.
Suspira y dice- ¿Os habéis vuelto a pelear, verdad?-niego con la cabeza.- ¿Entonces?- dice arqueando una ceja.
-Me ha dicho... que...- me cuesta hablar por las lágrimas.-sería... sería mejor... distanciarnos... pero... pero que seguimos... siendo... siendo mejores amigos- termino y me pongo a llorar mucho más.
-¿Pero eso es bueno, no?- dice sentándose a mi lado. Yo asiento con la cabeza.- ¿Entonces por qué lloras?
-No lo sé. Me duele y mucho. He estado llorado desde que me lo dijo ayer por la noche.
-Lau...
-Es como que no puedo evitarlo, lloro sin parar, aunque tampoco quiero parar. Llorando pienso que se irá el dolor.
-Pero eso no es verdad- dice y yo niego dándole la razón.
-Me ha besado- digo susurrando. Luke suspira.- Pero no ha sido como los otros.
-¿Cómo ha sido entonces?
-Ha sido de despedida, dulce y suave- digo y vuelvo a llorar.
-Lau, por favor no llores- dice abrazándome.
-No lo puedo evitar, es recordar la conversación y la misma sensación de ayer aparece- le digo.
-¿Qué sensación?- me pregunta cuando se separa.
-Sentí como si algo dentro de mí se rompiera- digo y al instante Luke sonríe.- ¿Por qué sonríes?- le pregunto confundida.
-¿Y te has parado a pensar en por qué sentiste eso?- dice sin quitar la sonrisa.
-Sí, es porque no quiero que al distanciarte de esa manera también se acabe distanciando como mi mejor amigo- le digo. Él niega con la cabeza.
-Me da a mí que no es por eso.-Luke, no vuelvas con tus teorías de que me gusta, porque no es verdad.
-Lau, yo solo te digo que necesitas pensar bien las cosas- me dice suave.
-Ya lo he hecho- le digo sorbiéndome la nariz.
-Pues creo que lo deberías volver a hacer- me dice y yo le pongo una cara de confusión.- Va, ves a casa. Necesitas pensar. Piensa en como te sientes con Ross.
-Ya te he dicho que no me gusta- le digo exasperada.
-Vale, como tú digas. Pero aun así piensa en eso.
Luke me acompaña hasta la puerta.
-Gracias- le digo mientras lo abrazo.
-No hay de que- me dice y me besa la cabeza.
-Adiós, Luke- me giro y me voy rumbo a mi casa.
-Adiós, Laurita- le escuchó decir antes de que cierre la puerta.
Cuando llego a la puerta de casa me doy cuenta de que no he cogido la llave así que no me queda más remedio que tocar el timbre.
Por favor que no me abra Ross, por favor que no me abra Ross, por favor que no me abra Ross... Mierda.
-Lau. ¿De dónde vienes? ¿Has llorado?- me pregunta preocupado.
Yo solo lo aparto y empiezo a subir las escaleras. Pero antes de llegar a la mitad de las escaleras Ross me coge del brazo y me gira.
-Lau, te estoy hablando.
-No quiero hablar Ross.
-¿Por qué has llorado?
-A ti no te importa- le digo seca.
-No me hables así, por favor- dice con tristeza en la mirada.- Me preocupo por ti.
-Gracias, pero ahora necesito estar sola- digo y subo las escaleras que me quedaban y me voy a mi habitación.
Cuando entro cierro la puerta con pestillo, no quiero que nadie me moleste. Me dirijo hasta el sofá y me recuesto en él. Fijo mi mirada en el paisaje que se ve a través de mi ventana.
¿Cómo te sientes con Ross?
¿En serio?
Solo te estoy recordando lo que te ha dicho Luke.
Touché.
¿Cómo me siento con Ross?
Con Ross... con Ross me siento feliz, siempre nos estamos divirtiendo y no hay día en que no nos riamos- una sonrisa aparece en mi rostro.- Con Ross me siento segura, es como si nada malo me pudiera pasar si estoy con él. Cuando estoy con él me olvido de mi alrededor, como si el resto de las personas no existieran. Y solo estuviéramos él y yo. Es como si fuéramos las dos únicas personas en el mundo, y no importara nada más.
¿Y cuándo te besa?
Es como que una corriente eléctrica pasa desde sus labios hasta los míos, y eso hace que se me erice la piel.
¿Te das cuenta de todo lo que sientes por Ross?
...
Dios, como he podido estar tan ciega. Tengo que hablar con alguien.
Rápidamente, me pongo de pie, cojo mi móvil y salgo de mi habitación. Bajo las escaleras corriendo y cojo la llave. Abro la puerta y la cierro sin preocuparme de que de un portazo. Cuando estoy en la acera vuelvo a mirar si viene algún coche y al ver que no viene ninguno. Corro, corro hasta llegar a la puerta de Luke. Las lágrimas amenazan con salir.
Toco el timbre y espero que abra rápido.
-¡Luke!- gritó llorando mientras vuelvo a tocar el timbre. A los segundos Luke abre la puerta.
-¿Qué pasa Lau?- me pregunta. Y en este mismo momento me derrumbo.
-A veces mañana es demasiado tarde- le digo llorando. Por fin he entendido su frase.
-¿Ya la has entendido?- me pregunta con una leve sonrisa.
-Sí.
-¿Entonces ya has aclarado lo que sientes?
-Me gusta Ross-digo y una leve sonrisa se asoma entre las lágrimas. Él sonríe ampliamente.- Pero...- su sonrisa se desvanece.
-¿Pero qué?- pregunta con una ceja alzada.
-Pero mañana es hoy y hoy ya es demasiado tarde- le digo refiriéndome a su frase.
-¿Qué coño dices?- pregunta confundido.
-A que llego demasiado tarde- digo llorando.- Se acabó.
-¿Por qué dices eso?
-Porque es la verdad, Ross ha dicho que se va a distanciar. Llego tarde.
-Lau, todavía estás a tiempo.
-No, él me dijo adiós. Le costó mucho tomar esa decisión, se lo vi en la mirada. No puedo hacerle esto, ni a él ni a Abby ni a Josh.
-Laura por dios, deja a Abby y a Josh por un momento y céntrate en Ross y tú. ¿Quieres estar con él?
-Sí- digo en susurro.
-Pues ves a por él.
-No, no puedo. Él me ha dicho adiós, ahora soy yo la que le tengo que decir adiós.
-Al menos díselo. Dile lo que sientes, él fue valiente y te lo dijo, haz tú también lo mismo. Se merece saberlo.
-No lo sé, no creo que sea buena idea- titubeo.
-Haz lo que tú quieras, pero piensa bien lo que haces antes de decir adiós. No vayas a arrepentirte después- solo asiento con la cabeza.
-Adiós y gracias- digo mientras le abrazo.
-De nada- dice y se separa.- Adiós.
Me encamino a mi casa y la sugerencia de Luke de decirle a Ross lo que siento se me pasa por la mente.
¿Le vas a decir lo que sientes?
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Tormenta de sentimientos (Raura) || 2019
FanficLaura, una chica de 16 años con una vida normal. Pero todo cambia cuando se reencuentra con un viejo amigo. Todo comienza a complicarse. Su vida deja de ser normal para convertirse en una tormenta de sentimientos confundidos. #25 - austin (25 de Abr...