Cap 2. Celos.

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Son las 16 cuando suena el timbre y sé que es para mí.

-¡Voy yo!- digo mientras salgo de mi habitación y voy corriendo a las escaleras.

Cuando estoy en la entrada de estas miro hacia la puerta y me encuentro con lo que más cansada me tiene. Mi dos mejores amigos besándose. Ross y Abby llevan dos meses juntos y siempre que ella viene a casa se ponen a besarse en la puerta y les da igual quien les vea.

Me apoyo en la pared de mi izquierda y espero a que se separen. Como veo que no lo hacen carraspeo para que noten mi presencia. No sirve así que decido volverlo a hacer pero más alto. Ahora sí que se han dado cuenta. Los dos se giran a mirarme y yo ruedo los ojos en señal de que ya estoy harta.

-Lo siento- dice Ross cogiendo aún a Abby por la cintura.

-¿Tú no venías para otra cosa?- le digo a Abby.

-Oh sí es verdad, vamos a tu habitación que tenemos para rato- dice mientras se dirige a mí y me coge del brazo para subirme escaleras arriba. Mientras me tira para arriba me giro hacia Ross y gesticulo un "Socorro" con los labios para que me ayude. Este solo ríe.

Cuando entramos a habitación me siento en el sofá que tengo bajo mi ventana y Abby se sienta a mi lado. Este es nuestro sitio. Aquí hablamos, cantamos, nos aconsejamos...

-No te vas a creer de lo que me he enterado- empieza a decir.

-No creo que sea tan gordo como para no creerte- digo y suelto una pequeña risa.

- Bueno, te cuento... El lunes entra un nuevo alumno al instituto y tiene nuestra edad. ¿Sabes lo qué significa eso? Que puede ir a una de nuestras clases- dice con emoción.

Ha dicho "clases" porque desgraciadamente no vamos a la misma. Llevamos juntas desde los 5 años cuando en tercero de infantil nos pusieron en la misma clase y nunca nos hemos separado ni dentro ni fuera del colegio. Pero en cuarto de la ESO te obligan a elegir una rama. Tienes para elegir entre: científico, humanístico, social, artístico o módulos. Yo voy al humanístico, ya que voy a estudiar educación infantil, para trabajar con niños de 0-3 años. En cambio, Abby va al social, ya que va a estudiar ciencias políticas.

-Me han dicho que va al humanístico como tú, pero no es seguro- me dice.

-¿Y me cuentas esto por qué...?- digo y sé a dónde quiere llegar, pero quiero que me lo diga ella.

-Pues que seguramente hay un chico nuevo en tu clase. Por las fotos que he visto pegáis mucho. Y encima es tu tipo- dice con ilusión en los ojos.

Mi tipo de chicos es muy simple. Me gustan con el pelo castaño y ojos muy muy oscuros. Piel ni muy morena ni muy blanca y un poco musculoso. Ya está, nada más y nada menos, al menos respecto al físico porque respecto a la personalidad sí que soy muy exigente.

-¿Cómo es que ya has visto fotos?- digo confundida.

-Fácil, de Insta. Mira- dice mientras me muestra su móvil.

Al enseñarme una de las fotos algo en mí se activa. Me resulta familiar, pero no me acuerdo de por qué.

-¿A qué es guapo? Se llama Luke- dice mientras me enseñas más fotos y yo pienso en por qué me resulta tan familiar.

Después de 3 horas soportando la charla de Abby sobre el nuevo chico, alguien llama a mi puerta.

-Adelante- digo mirando a la puerta que está a unos pocos metros. Hay bastante distancia debido a que mi habitación es bastante grande, para ser más exactos de las 4 que tenemos la mía es la segunda más grande después de la de mis padres.

-Hey. ¿Lista?- dice Ross.

-Sí- dice mi mejor amiga mientras se dirige a la puerta.

-¡Ey, ey, ey!- digo y se giran los dos a mirarme.- ¿A dónde vais? ¿Y por qué no me has dicho que te ibas a ir, Abby?- pregunto mientras me cruzo de brazos. Podrían haber avisado aunque fuera, para así yo saber que no iba a poder estar con ninguno de ellos esta tarde.

-Lo siento, estaba tan metida en el tema de tu compañero que se me había olvidado decírtelo- responde Abby.

-¿Qué compañero?- pregunta Ross con el ceño fruncido.

-Nada, que a partir del lunes voy a tener un nuevo compañero con el que Abby me quiere juntar, como siempre- digo quitándole importancia.

-Nada de chicos hasta los 40, ya lo hablamos pequeña- dice y suelta una pequeña risa. Me encanta su faceta protectora aunque a veces se pasa, pero este no es el caso.

-Que sí. Ya te he dicho mil veces que no quiero nada con nadie ahora mismo- le digo mientras le dedico una sonrisa. Él me la devuelve.

-¿Nos vamos ya o qué?- dice Abby con un poco de fastidio en la voz y es que a veces se pone celosa de la relación que tenemos Ross y yo.

Ross siempre se preocupa por mí y me protege mucho, al igual que estamos muy encariñados el uno con el otro y eso nos encanta pero a ella no. No la culpo, hay a veces que nos han confundido y nos han preguntado si somos pareja. Obviamente que nunca hemos sido ni seremos nada. Pero a ella le cuesta creer eso cuando ve nuestro comportamiento.

-Sí, vamos. Adiós, pequeña.- dice mientras se acerca a darme un beso en la frente.

-Adiós, chicos- digo con una sonrisa.

-Adiós Lau- dice mi mejor amiga y salen por la puerta.

Bueno, os voy a explicar un poco de mi relación con ellos dos. Ross y yo nos conocemos desde que yo nací. Sus padres y mis padres se conocen desde el instituto y siempre han estado muy unidos. Nuestras madres vivieron el primer embarazo prácticamente a la vez, ya que entre Ross y Nick no hay ni un mes de diferencia.

Nick y Ross crecieron juntos sin nadie más hasta 363 días después del nacimiento de Nick, ya que nací yo. Cuando yo nací los dos siempre estaban atentos de mí, bueno eso dice mi madre porque yo no lo recuerdo. Crecimos los tres juntos, básicamente nos criamos juntos. Nuestras familias se juntaban día sí día también. Así es como nos hicimos mejores amigos tanto Ross y Nick como Ross y yo. Y por eso Ross y yo estamos tan unidos, lo hemos estado siempre.

Lo de "pequeña" me lo lleva llamando desde que yo tenía 4 años y él 5. Según él y su madre, sucedió un día de verano. Fuimos de vacaciones a Menorca las dos familias y habíamos alquilado un apartamento grande para todos y este tenía piscina. Yo estaba correteando al borde de la piscina. Sabía que no podía estar ahí, ya que lo tenía prohibido, pero yo era un trasto así que no hice caso y cuando los adultos se despistaron salí hacia ahí.

No me tiré, pero sí que caminaba alrededor de ella. De repente vino Nick y me empujó haciéndome caer al agua. Yo solo tenía cuatro años y no sabía nadar sin manguitos. Nick y Ross sí sabían, ya que tomaron clases de natación a partir de marzo de ese mismo año. Me estaba ahogando. Ross salió al patio caminando tranquilamente buscando a Nick y cuando miró a la piscina lo vio al borde de esta riendo. Miró a la piscina para ver que se reía y me vio ahogándome.

Corrió y se tiró a rescatarme. Cuando me cogió se dirigió al borde de la piscina y me sacó. Yo estaba inconsciente y ahí fue cuando Nick se dio cuenta de lo que acababa de hacer y se puso a llorar. Ross mantuvo la calma y mandó a Nick a por nuestros padres. Nuestros padres salieron corriendo y me vieron tirada en el suelo con la cabeza apoyada en las piernas de Ross.

Mi padre me cogió y me hizo primeros auxilios con cuidado de no hacerme daño y en menos de 1 minuto yo estaba expulsado el agua que había tragado. Mis padres me abrazaron. Me llevaron a una hamaca y se dirigieron a Nick para echarle una broca, que supongo que fue de las gordas. Los padres de Ross fueron dentro a preparar un baño caliente para mí. Fue entonces cuando Ross se me acercó, me besó la frente y me dijo:

-Menos mal que ya estás buena. No quiero que te pase nada malo. Te quiero, pequeña- me dijo con una sonrisa y volvió a darme otro beso en la frente.

Desde entonces siempre me llama pequeña, bueno y Lau, pero eso me lo llaman muchas personas; en cambio, pequeña solo me lo llama él. Eso sí, si está enfadado no me llama así, sino que me llama por mi nombre, Laura. Gracias a eso sé cuando está enfadado conmigo. Cuando yo me enfado también me llama Laura porque no soporto que me llame con un apodo estando yo enfadada con él así que le obligo a llamarme por mi nombre. Y bueno esa es mi historia con Ross.

Con Abigail llevo desde que teníamos 5 años. Ella nació el 25 de abril así que yo soy mayor. Oh, es verdad, no os la he descrito. Abby es preciosa, es igual de alta que yo, bueno un poco más alta, ya que ella mide 1,67 m. Tiene el pelo largo, le llega hasta la cintura, y liso. Es de color rubio, pero es un rubio castaño o castaño rubio como queráis llamarlo. Sus ojos son castaños muy muy claros. Su piel es clara lo que hace que sus ojos destaquen aún más. Y es delgada, un poco más que yo pero no mucho.

Bueno volvamos a cómo nos conocimos. En primer y segundo curso de infantil yo iba al A y ella al B, pero en tercer curso me cambiaron al B. No conocía a nadie de esa clase así que me senté en una mesa apartada. La profesora dijo que había que hacer parejas para hacer una actividad con plastilina. Ahí es cuando ella se me acercó y me preguntó:

-¿Quieres ser mi pareja?- dijo siendo nada tímida. Ella era y es todo lo contrario a mí. Yo soy tímida con la gente que no tengo mucha confianza; en cambio, ella es superabierta con todo el mundo pero en especial conmigo. Yo solo soy abierta con ella, Nick y Ross.

Levanto los hombros durante un segundo y los vuelvo a dejar en su posición diciendo con eso que no sabía.

-Me tomaré eso como un sí- dijo y se sentó a mi lado.

Nos pusimos hacer lo que la profe dijo y mientras lo hacíamos empezamos a hablar. Y al final parecía que nos conociéramos desde siempre y no había pasado ni una hora. Cuando acabó esa clase salimos juntas al patio y nos pusimos a jugar. Cuando entramos a clase otra vez cogió las cosas de su sitio y las puso en la mesa que está pegada a la mía. Desde entonces hemos sido inseparables.

Fuimos a la misma clase desde tercer curso de infantil hasta sexto. Entramos en la secundaria y nos daba miedo que nos separaran, ya que aquí hay dos clases más, ósea A, B, C y D. Eso significaba que había más posibilidades de que nos separaran. Pero para nuestra suerte en primero nos tocó juntas en el C. En segundo y tercero nos tocó a las dos en el A.

Pero en cuarto cada una tomó caminos distintos y a mí me tocó en el B y a ella en el A. Aun así eso no ha roto nuestra amistad porque nada puede romperla, nunca. Es una promesa que nos hicimos cuando nos separaron de clase. Que no dejaríamos que nada ni nadie rompiera nuestra amistad.

Son las 21 y todavía estoy en mi habitación. Han pasado dos horas desde que se fueron y llevo esas dos horas leyendo un libro con el que estoy enganchada. Se llama "La ladrona de libros". Solo llevo la mitad, pero ya es uno de mis favoritos.

Cuando leo me meto en mi mundo propio. Un portazo me hace salir de ahí y sé que el ruido viene de la puerta principal. Era Ross y por lo fuerte que ha sonado parece que viene enfadado. Escucho como corre escaleras arriba y como se frena en seco en mi puerta. Toca esta.

-Pasa, Ross- digo recostada en mi sofá. Pongo el punto de libro y lo cierro para después dejarlo debajo del sofá con los demás.

Ross pasa y cierra la puerta tras él. Se dirige a mí y se sienta enfrente de mí. Me siento con los pies como los indios. Ross fija la mirada hacia la ventana que hay detrás del sofá. Mi sofá está pegado a una pared donde hay una ventana en ella.

-¿Qué ha pasado Ross?- pregunto suave.

-Lo de siempre Lau, lo de siempre- me alegra oír que me llama Lau y no Laura, no está enfadado conmigo.

-¿Celos?- digo rodando los ojos. Abby otra vez había sacado el tema de la "rara" amistad, como ella la llama, entre Ross y yo, y han acabado discutiendo, otra vez.

-Sí, sigue con eso y yo ya me estoy hartando. Cuando le va a entrar en la cabeza que tú y yo solo somos mejores amigos.

-No lo sé Ross, yo ya he hablado mil veces con ella y parece aceptarlo, pero después vuelve a ponerse celosa. Por más que hable con ella no va a cambiar- digo recordando las mil veces que le he dicho a mi mejor amiga que no hay nada más que una muy buena amistad entre Ross y yo.

-Ya, lo sé. Oye, no quiero hablar del tema- dice mirando por la ventana.

-Okay como quieras- digo y bajo la mirada.

-¿Maratón?- pregunta con una sonrisa.

Levanto mi cabeza y asiento con ella, frenéticamente. Bajamos corriendo y yo me voy a la cocina para avisar a mi madre de que Ross y yo comeremos en el comedor mientras hacemos un maratón de nuestra serie favorita "Teen Wolf". Cojo los platos con nuestra cena y salgo por la puerta que da al comedor, ya que por la que he entrado da al recibidor. Cruzo todo el comedor y me ubico a un lado del sofá. Le paso el plato y me siento en el sofá con el mío. Íbamos a cenar pechuga de pollo a la plancha sofrita con ajo y cebolla.

Acabamos de cenar y Ross lleva los platos a la cocina y vuelve para seguir viendo la serie.

Mi madre nos echa del comedor para ella pueda ver lo que quiera, ya que mi padre está viendo el fútbol en la tele de su cuarto. Así que ahora estábamos en mi cama viendo la tele que tenía en un mueble que tenía pegado la pared de enfrente de mi cama.

Es la 1 de la mañana cuando noto que los ojos me pesan. Y no me da tiempo a hacer algo para no dormirme, ya que ya estoy medio dormida. Me acurruco en el pecho de Ross y noto como él me abraza pasando su brazo por mi espalda. Y al final me duermo.

Tormenta de sentimientos (Raura) || 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora