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Largo día.

Joaquín se dirigió a su habitación a recoger todo. Tenía las latas que Emilio había dejado en el piso y decidió guardarlas en una caja como recuerdos de lo que él consideraba su primera cita; guardó la caja en su closet esperando algún día tener muchísimos más objetos que le recordarán a Emilio. No podía dejar de reír y bailar mientras ordenaba su habitación. Joaco ya lo echaba de menos. Escuchó el timbre de su departamento y salió corriendo para ganarle a Cecilia con la esperanza de volverlo a ver, pero se encontró con su madre y su hermana que parecían cansadas.

"Voy a mi cuarto, muero de sueño." Renata salió corriendo a su habitación dejando a Joaco con los brazos extendidos. Le sonrió a su madre entendiendo la situación.

"¿Como te fue hijo? Muero de hambre, me cuentas mientras asaltamos la cocina." Su madre se dirigió al comedor para después hablar con Cecilia y ponerse al tanto de la limpieza. Joaquín agradeció que esta no dijera nada de lo que había pasado con Emilio. Se sirvió una porción de pay de frambuesa para acompañar a su madre que ya se encontraba degustándolo. Se sentó en la barra enfrente de ella y comenzó a comer.

"Me fue bien. Nada nuevo." Joaquin se moría de ganas de hablar acerca de cierta persona.

"¿Qué tienes en el cuello Joaquín?" Su madre alzó la voz preocupada. Creía que la alergia de Joaquín por el polvo había vuelto después de tantos años, o que quizá un bicho lo había picado. "¿Qué animal te mordió ahí?" Su madre se paró para ir a observarlo más de cerca, Joaco se quedó mudo.

"Un animal de pelo chino." Cecilia susurró lo demasiado fuerte para que todos escucharán mientras lavaba la vajilla. Joaco se atragantó con el agua mientras su madre lo veía con mucha seriedad.

"No necesito más descripción para saber quien fue. ¿Algo que tengas que decirme?" Su madre lo veía fijamente. "¿Por que te lo hizo?" Cecilia les dio privacidad, al irse a recoger el baño.

"Yo no sabía bien lo que era. Solo dije que si, ¿que tiene de malo tener una marca que solo demuestra amor?"

"Hijo, espero me escuches y no dejes que tu ilusión te nuble las intenciones de las personas. No puedo creer que apenas sea la segunda vez en donde se comienzan a ver de otra manera, y el ya te hizo esto. Imagínate lo que querrá después." Su madre bajaba la voz de una manera tranquila. "Tu marca no tiene nada de malo para mi, pero para otras personas quizá, no quiero que te regañe mañana tu jefe."

"Emilio no va a hacer algo que yo no quiera, mamá." Suspiró pensando en todo lo que le había dicho su productor y se preguntó si debía decirle a su madre; omitió mencionarle algo por qué parecía cansada.

"Yo no me opongo a que ustedes sean pareja, sabes que yo sería la más feliz con tal de verte sonriendo mi solecito. Haría cualquier cosa por verte feliz. Entiende que te digo esto porque no quiero que ningún pendejo te haga sufrir." Su madre hizo énfasis en pendejo. Joaquín sonrió para abrazarla.

"No te merezco." Joaquín la abrazaba fuertemente.

"Ya vete a dormir porque mañana tienes llamado." Su madre seguía comiendo pay mientras Joaquín asentía dirigiéndose a su habitación. "Y dile que me tiene que pedir permiso para andar contigo." Joaquin se carcajeó.

Una vez en su habitación comenzó a pensar en todo lo que le había dicho su madre. Los malos pensamientos comenzaron a llegar. ¿Que si Emilio solo quería propasarse para después botarlo? No le había mencionado nada sobre ser pareja y convertirse en algo más. ¿Cual era la palabra para definir su relación con Emilio? Después de muchas dudas se quedó dormido.

.......

Llegó a su casa feliz, con muchos hubieras de cosas que pudo haber hecho o dicho pero olvidó hacerlo. Llevaba la bandana como cubre bocas para mantenerse oliendo ese aroma tan dulce y fresco, olía a vainilla pero en suaves notas, de esos que no te hacían odiarla por ser tan dulce. Entró al recibidor para encontrarse con su padre ahí sentado. Su mamá nunca lo dejaba pasar más allá.