Testigo.

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Renata tiene gripa, lo mejor que podemos hacer para que se sienta mejor es ver una película con ella.

Pero hoy íbamos a ir a ver a las jirafas.

Lo siento, pero tendremos que posponerlo. —Joaquín susurraba mientras caminaban a su cuarto para que su hermana no los escuchará. Como buen hermano no quería dejarla sola con la horrible gripa que tenía.

Joaco, me bañe para esto.— Joaquín soltó una carcajada y tomó a Emi de la mano.

La película que veremos esta mejor que las jirafas.

Lo dudo.

Tenemos nieve.

—Sigo dudando.

—Me tienes a mi. 

Me estas convenciendo.


Ambos entraron a la habitación de Joaquín, en donde Renata los esperaba sentada en la esquina de un sofá grande enfrente del proyector para ver la película.

Hoda cabeza de bdocodi.— Renata saludaba como siempre a su cuñado.

—Hola persona que le robó la jeta a mi marido.

Siendade, esdas en du cadsa.

Emilio se sentó con una sonrisa mientras que Joaquín ponía la película.

—¿Cuál vamos a ver?

Renata quería ver una de terror.— Joaquín parecía concentrado.

Me gudta mudo el tedod.— Renata sonreía mientras se limpiaba la nariz con un pañuelo.

—Si, a mi también.


Joaquín puso la película y como madre sobre protectora llego con dos cobijas, una para Renata y la otra para su novio. También llevaba gomitas y papitas para disfrutar la pelicula.

Dame das papidas—Dijo Renata cuando ya le había quitado el empaque a Joaquín.

Tu, yo, gomitas.—Joaquín mencionó viendo al rizado que le guiñaba un ojo.

La película avanzaba, la habitación solo tenía la iluminación del proyector, lo suficientemente adecuada para que los tortolitos disfrutarán de abrazarse bajo la cobija.

—Dame un besito.— Emilio susurraba en la oreja de Joaquín, haciendo que este se sonrojará.

—No, estamos viendo la película.

Shhh.— Renata trataba de escuchar.

—¿No tienes miedo? Aquí esta tu gran hombre para abrazar.

—Nunca usaría el miedo para abrazarte.

—Made mía no me dejadon escuchad quien eda el asesino.— Renata los veía mal.

—¿Si me vas a dar un besito o te da frío?— Emilio ignoraba los comentarios de su cuñada.

—Cuando Renata se duerma.

—Esa madre no duerme.—Emilio arrugaba la frente.


Pasaron 10 minutos y Emilio no podía dejar de contemplar a Joaquín. Enredaba su cabello en sus dedos y después acariciaba su oreja tiernamente.

—No voy a hacer ruido.

Emilio se acercó a los labios de Joaquín sigilosamente y comenzó a besar a su novio, iniciaron suavemente pero terminaron con un beso incómodamente ruidoso. Renata se removió en esquina ignorando la situación.

—Aguantate Joaquín.—Emilio dijo en voz alta riendo. Y Joaquín lo miró mal.

—Cabeza de cesped guada silencio.


Emilio se rió luego que sintió su celular vibrar. Joaquín le estaba mandando mensajes.

Después del ultimo mensaje ambos rompieron en carcajadas

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Después del ultimo mensaje ambos rompieron en carcajadas.

—¿Pod que la vida me odia tanto? — Renata suspiro y siguió viendo la película.

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