—Estoy comiendo mucho. ¿Puedes creer que he comido 3 pedazos de pizza sin resentimiento alguno? — Mantenían una llamada mientras el rizado se encontraba en Estados Unidos; había sido su idea marcarle para ver qué tal estaba. Llevaban más de 5 horas pegados al teléfono y Joaquín estaba acostumbrado a escuchar su voz.
—No te creo, pero me gustaría estar ahí para verlo... tres pedazos de pizza no son nada amor.
Joaquín se quedó callado con la última palabra. Emilio pudo notar su silencio, esperaba no haberlo incomodado al llamarlo amor. Un suspiro del menor invadió la llamada.
—¿Cuando llegas?— Joaco miraba atento la sobra del último pedazo que había ingerido, pensando si debería comerla o no.
—Hoy en la noche. Y tengo casa sola.—El tono de voz de Emilio se escuchaba juguetón. Joaquín soltó una risita.
—No es cierto. No tendrás casa sola porque estarás tu.
—¿No quieres venir a acompañarme? Podemos ver una buena película y quizá te deje enseñarme a cocinar.— Joaco recordaba sonriendo lo mucho que ambos apestaban para la cocina.
—Esta bien, ¿que quieres comer?
—A ti.— El rizado soltó rápidamente provocando que Joaquín riera. —Atún, el autocorrector no me deja en paz.
—Estamos hablando Emilio.— Joaquín no podía dejar de sonreír. Incluso había perdido el apetito repentinamente, solo quería estar ahí hablando con él.
—Terminaremos comprando comida. Y tienes que quedarte a dormir. Hay que ensañar para conciertos.
—El trabajo es primero.—Ambos rieron, amaban utilizar como excusas el trabajo para estar juntos.
—Ya te quiero ver.
—Lo sé.—Joaquín rió cuando escucho al rizado reprochar.
☽ ☽ ☽
—Estoy engordando Emilio.
Joaquín señalaba su estomagó mientras tomaba más boneless que el rizado había encargado con anticipación. Ambos estaban sentados en la cama de la habitación de Emilio viendo por tercera vez la bella y la bestia.
—¿Y qwue? Aun edtando godo sigwes vweiefjsd—Emilio se atragantó con la comida. Joaquín rió.
—Por eso no debes decirme gordo y hablar mientras comes.
—Es reconfortante saber que te vas a reír siempre que me ahogue.
Disfrutaban la compañía del otro en cada segundo que pasaba. Emilio contemplaba a Joaquín viendo detenidamente la película sin prestarle atención a nada más. Tomó la basura cuando ambos había acabado y la tiró en la cocina. Volvió para encontrarse con Joaquín acorralado en una pared sosteniendo una almohada.
—¿Qué pasó?
—Hay una araña arriba de tu guitarra.—Joaquín señalaba gritando con miedo.
—No pasa nada, voy a matarla Joaco.
—¡¡NO!! ¿qué te pasa? eso es homicidio.
—Bebé, si te asusta tanto estoy dispuesto a mancharme las manos.
—ACABA DE BRINCAR.— Joaquín abrazaba la almohada más fuerte.
Emilio pusó los ojos en blanco mientras caminaba hacía su guitarra. Localizó rápidamente a la araña y simplemente la pisó. Otro crimen más para su lista. Con la conciencia limpia se aventó a la cama, recuperando su posición junto con Joaquín.
—Era una araña ninja Joaco, no te preocupes.—El rizado dijo para relajar a Joaquín, sabiendo que algún día se lo recordaría.
—Sigue siendo homicidio.
—No importa. Y se te salió la etiqueta de la playera.
—Métemela.
—Solo tengo de sabores, ¿así esta bien amor? —Emilio decía mientras fingía buscar algo en su mueble de noche, mientras que Joaquín no entendía la situación hasta verlo sacar un plástico del cajón.
—La etiqueta, Emilio. —El rizado rió volviéndose a incorporar, acomodando la etiqueta del menor. —No estas respetando el tiempo que nos tomamos.
—Ya volví tonto. Significa que volvimos.
—No me lo has pedido.
—¿Quieres olvidar el tiempo que tomamos y volver a ser novio de este galán mata arañas?— Emilio veía fijamente a Joaquín quien sonreía.
—Si. Pero no te vuelvas a ir.
—No sin ti.
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Fanfiction𝒞𝒽𝒶𝓉𝓈 𝒻𝒶𝓁𝓈𝑜𝓈 𝒹𝑒 𝐸𝓂𝒾𝓁𝒾𝑜 𝓎 𝒥𝑜𝒶𝓆𝓊í𝓃 𝑒𝓈𝒸𝓇𝒾𝓉𝑜𝓈 𝓅𝒶𝓇𝒶 𝓈𝒽𝒾𝓅𝓅𝑒𝒶𝓇.