Ese día no fue nada fácil para mí lograr concentrarme en las clases. Mi mente repasaba cada detalle de lo ocurrido esa mañana y me ruborizaba de sólo pensarlo. Iba por la tercer clase y aún me faltaba la mitad del día por afrontar. Por suerte ya casi tocaba el descanso intermedio aunque era tanta la vergüenza que sentía que no quería que Murasakibara me viera. Posiblemente vaya a comprar unos snacks y luego regrese al salón, pensé, y eso hice. Apenas escuché el timbre del recreo, fui casi corriendo a buscar un refrigerio. El kiosko estaba más lleno que nunca, parecía adrede, así que para evitar perder el tiempo decidí no comprar nada y volver al salón. La vuelta fue casi infinita, los pasillos parecían eternos y yo sólo quería llegar lo antes posible para que el gigante no me viese. Me apresuré lo más que pude y logré llegar al salón. Apenas me posé sobre la silla siento mi celular vibrar. Me pareció extraño porque no suelo recibir mensajes en horario escolar, así que curiosamente miro la pantalla y veo que era un mensaje de Atsushi. Mis ojos se abrieron de par en par del asombro, el mensaje decia: "Donde estas? Te estoy esperando en el mismo árbol de hoy". Oh por Dios que hago?! Fui rápidamente al baño a mirarme al espejo y arreglarme un poco el cabello. Debía ir? Quedaría como una maleducada si lo dejaba plantado. Le respondí el mensaje con un: "OK, voy en camino", y me dirigí hacia allí. Esta vez los pasillos parecían más cortos que nunca, mis piernas temblaban y mi corazón palpitaba cada vez más fuerte a medida que me acercaba al punto de encuentro. Logré llegar al parque y a lo lejos pude ver su cabellera morada. Estaba demasiado nerviosa como para actuar normal así que había decidido hablar lo menos posible. Lo sorprendí desde atrás y divertidamente le revolví la cabellera dejándole los mechones morados alborotados, y le dije con tono alegre: me buscabas?. Se dio media vuelta y me clavó sus ojos penetrantes como si me odiase, por qué me hace eso? Acaso sabe que me pone nerviosa de ese modo? Logra que me sienta como una hormiga débil, como si no fuese suficiente ya con su estatura. Todo de él me intimida pero lo más irónico es que a la vez me excita. Cuanto más dominada e intimidada me siento, más excitada estoy y no entiendo por qué.
M: Así es, te estaba buscando pero no aparecías. Me dijo con tono serio y bajo como si me estuviese reprochando, a la vez que sostenía con sus labios un palito dulce mitad color rosado y la otra mitad color arena.
Y: Bueno acá me tienes... No podía mirarlo a la cara de lo avergonzada que me sentía.
M: Mmh, al parecer no tenías intenciones de verme. Quizás no estas con ánimos...(inclinó su cabeza hacia el piso y con una mano se frotó su nuca, lucía decepcionado).
Y: Oh... no es así. Simplemente es que...
M: No hace falta que digas más, comprendo... Es entendible y me disculpo si me sobrepasé contigo esta mañana, solo creí que...
Y: Estas malentendiendo, mira lo que sucede es que...
En eso se escucha el resonar por toda la escuela de la campana que indica que terminó el recreo. No podía creer que justo me haya cortado en un momento tan importante. Levantó su gran cuerpo lentamente del asiento y atinó a irse, pero sin dudarlo sujeté su mano y le dije: "hablemos después de clases... por favor" Asintió con la cabeza y se fue.Pasaron dos períodos y ya faltaba el último para que culmine el día. Comencé a ponerme nerviosa al pensar que íbamos a encontrarnos después de la escuela pero a la vez estaba emocionada. Tanto me gustaba este chico? Debo asumir que, aunque no lo conocía mucho, me transmitía cierta dulzura combinada con una atracción sumamente fuerte. El celular interrumpió mis pensamientos al vibrar y a escondidas leí un mensaje de él: "Recordé que tengo entrenamiento, te molestaría que vaya a tu casa después?" Casi se me cae el teléfono al leer eso, acaso intuye que tengo la casa sola? Por qué se auto invita sin que siquiera se lo mencione? Tranquilamente podríamos encontrarnos en cualquier parte de la ciudad pero asumo que quiere un espacio totalmente íntimo para los dos. No es que no quiera que venga a mi casa, al contrario, me gusta porque estamos solos sin ojos ajenos que nos miren y comenten por lo bajo como suele pasar en la escuela. Simplemente me intimida la idea de estar encerrada en cuatro paredes con él, presiento que no me voy a poder contener tal como pasó hoy a la mañana.
La campana que indicaba que la jornada escolar había finalizado, sonaba fuertemente por todos los rincones del colegio. Junto a esas campanadas mi corazón se aceleró y golpeó fuerte contra mi pecho. Estaba realmente nerviosa de solo pensar que en unas horas Murasakibara tocaría el timbre de mi casa para hablar conmigo. Realmente hablaríamos o era solo una excusa? Cualquiera sea la opción, lo que más me importaba era que estaríamos juntos.En cuanto quise darme cuenta estaba abriendo la puerta de mi casa, mi cabeza había pensado tanto durante el viaje de regreso que no me percaté de lo rápido que había llegado. Entré, me quité los zapatos, los dejé en el descanso de la entrada y me dirigí a la cocina a tomar un refrigerio. Encendí el televisor y enseguida puse música para que suene en toda la casa, me alegraba escuchar música mientras me bañaba, así que subí al baño de mi dormitorio y me duché. Con una toalla rodeandome el cuerpo, abrí el armario para decidir qué iba a ponerme. Esta vez opté por un vestido color gris, me llegaba a las rodillas y era bastante pegado al cuerpo, arriba me coloqué una chaqueta de jean y unas converse negras. Me maquillé sutilmente, un poco los labios de color rojo y espolvoreé mis mejillas con algo de rubor rosado, quería estar linda pero que no se note que me había esforzado demasiado. En eso tomé consciencia de que con la música tan fuerte no iba a oir el timbre cuando Murasakibara llegue, así que bajé rápidamente las escaleras y baje el volúmen. Tomé el celular y me tiré en el sillón, respiré profundo para bajar las pulsaciones y en eso siento que suena el timbre. Oh por dios, las pulsaciones se aceleraron nuevamente y mi garganta se había secado. Me paré temblorosa y abrí la puerta... Allí estaba él, 2.08 metros de altura tallados por los dioses, con su típica cara de que no tiene interés por nada ni nadie, parado en la entrada de mi casa como si no hubiese querido venir, pero ambos sabíamos que en realidad sí quería y mucho. Tenía puesto un jean negro, una remera blanca y encima de ella una chaqueta morada que casualmente combinaba con su cabello y sus ojos; absolutamente todo le quedaba bien, no se si era por su altura o su actitud de chico malo, pero era terriblemente sexy. Pasó sin emitir palabra alguna y dejó su bolso donde usualmente dejabamos los zapatos. Se dejó caer en el sillón como si estuviese cansado, mientras yo le servía algo de beber y colocaba en una bandeja dulces que mis padres traían siempre de sus viajes. En cuanto vio los dulces le brillaron los ojos como a un niño y me sentí ciertamente aliviada porque sentía una extraña tensión entre nosotros, como si hubiesemos disutido, pero la realidad es que nada había pasado. Dejé la bandeja y las bebidas en la mesita frente al sillón y me senté a su lado, por suerte la música de fondo rellenaba el silencio entre nosotros.
M: mmh... Elfochin... de qué querías hablar?
Al fin había hablado!
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Murasakibara: Me Vuelves Loca (Aún Escribiendo)
FanfictionHistoria con muchos detalles íntimos de un tierno romance pasional entre una chica occidental y un enorme adolescente basquetbolista amante de los dulces. Warning: contenido explícito (Súper lemon). Enjoy!