Acaso dijo "bebe"? Era un apodo demasiado dulce para el sarcasmo que solía emplear Atsushi al hablarme. En fin, posiblemente se había dejado llevar por tanta excitación - pensé para mis adentros mientras estaba semi acostada sobre él.
Verlo tan de cerca me hacía confirmar que era perfecto físicamente, casi como un Dios Griego. Sus mechones púrpura revoloteando alrededor de su cara, sus penetrantes ojos a tono, su mandíbula tan marcada al igual que la nuez de Adán de su cuello, la piel aterciopelada y su cuerpo que parecía tallado por los mismísimos ángeles... Conclusión: estaba totalmente embobada con tanta belleza.
Lo besé dulce e intensamente, tomándome tiempo para disfrutar de nuestras lenguas danzando entre sí, y en un momento inesperado introduje su miembro en mí a la vez que mordía suavemente su labio inferior.
Me deleitó el tierno gemido que emitió al penetrarme lentamente hasta el fondo. Aún me dolía cuando entraba pero debia reconocer que era un dolor placentero y no podía evitar querer comenzar a moverme sobre él. Mis movimientos eran calmos pero constantes, recorriendo su erección de principio a fin. Murasakibara estaba totalmente entregado, tenia una expresión relajada en su rostro y sólo se limitaba a disfrutar de lo que le hacía. De pronto mi instinto me llevó a hacer movimientos lentos y circulares con mi cadera, quedando totalmente expuesta a 90° sentada sobre él. Era tanta la excitación de ambos que en ese momento no sentí vergüenza, solo me limité a dejarme llevar y complacernos. Atsushi mordió con fuerza su labio inferior mientras me miraba danzar sobre él a la vez que me sostenía con sus manos por mi cintura.M: Eres increíble... No se cuánto más pueda aguantar si continúas moviéndote así -dijo entre jadeos.
Hice caso omiso a sus palabras a pesar de que me ruboricé y le coloqué mi dedo índice sobre sus labios a modo de "silencio", pero comenzó a pasar su húmeda lengua sobre él. Ahora entendía por qué se había excitado tanto cuando succioné los suyos... Era un placer distinto pero muy intenso, tan así que mis movimientos pélvicos involuntariamente se hicieron más enérgicos y profundos a medida que Atsushi saboreaba dos de mis dedos como si fuesen una paleta. De pronto apareció en mi interior la sensación de que me estaba por venir. Clavé mis uñas de la mano que tenía libre en su hombro a la vez que él me apretaba firmemente los glúteos. Los suaves gemidos ahora eran más ruidosos, acompañados de respiraciones entrecortadas y quejidos que parecían ser súplicas internas de nuestros cuerpos aclamando por llegar al clímax. A los pocos segundos cada músculo de nuestro cuerpo se tensó para luego relajarse al instante próximo, dejándonos caer rendidos sobre la cama. Ambos estabamos tan extasiados de placer que nos fundimos en un abrazo acogedor mientras intentábamos recuperar el aliento, quedando mi rostro a la altura de su pecho. Con la yema de mis dedos recorrí parte de su espalda dándole suaves caricias, mientras él apoyó su mentón sobre mi cabeza y me abrazaba. Había sido un día intenso y ambos estábamos cansados. Nos limitamos solo a darnos caricias mutuamente hasta dormirnos...
Mi sensor de temperatura corporal me despertó dando aviso de que necesitaba abrigo. Qué hora sería? Tarde seguro, ya que por la ventana traspasaba la luz de la luna. Miré hacia arriba y vi al grandote profundamente dormido mientras me aferraba cual oso de peluche. Tenía hambre y frío así que me escabullí de entre sus brazos como pude, lo tapé con el acolchado y me coloqué algo de ropa cómoda. Bajé las escaleras y me dirigí a la cocina para preparar la cena. Como no sabía los gustos de Atsushi me decidí por hacer unos tacos, la comida mexicana nunca falla y era relativamente fácil de hacer ya que tenía tortillas pre cocidas. Necesitaba cocinar con música pero no quería despertar a la dulce bestia, de modo que me coloqué auriculares y comencé. Al cabo de unas 10 canciones ya tenía el relleno preparado, sólo me faltaban los últimos detalles. Recordé que Murasakibara aún dormía... Debía despertarlo? De qué forma? Giré hacia el horno para sacar los tacos cuando súbitamente siento unos enormes brazos rodeando mi barriga y mis pies comenzaron a despegar del suelo. Los auriculares salieron de un tirón de mis oídos y escuché la estruendosa pero sexy voz de Atsushi recién levantado.
M:- Qué está cocinando mi elfochin? Dijo mientras me sostenía en el aire como un niño a un juguete.
Y:- Te diré si me bajas (me hacía la fría pero me encantaba cuando me levantaba por sorpresa).
M:- No puedo, te ves muy atractiva cocinando y necesito apretarte como a un peluche.
Eché la cabeza hacia atrás estirando mi cuello al máximo para poder verle la cara.
Y:- Tacos... Te gustan?
M:- Tu me gustas... -y se inclinó para besarme mientras me sostenía. Pero los tacos también!
No estaba segura si había sido una mala percepción mia pero creía haber sentido su erección contra mi espalda. Posiblemente lo había imaginado ya que recién se despertaba y no había ocurrido nada sugestivo aún.
Una vez que me colocó en el suelo nuevamente, preparé la mesita del living donde estaba el sillón y la TV, y comimos allí mientras hacíamos zapping y nos reíamos de algunas malas escenas de telenovelas que enganchabamos al azar. Al rato de terminar la cena, Atsushi recogió los platos y se fue a la bacha a lavar. Verlo de espaldas me dejaba boquiabierta. Aun no podía creer la dimensión de su cuerpo ni que había tenido mi primera vez con él. Tampoco que habíamos hecho tantas cosas en sólo una tarde. Me quedé contemplandolo un rato en silencio mientras lavaba hasta que su voz se hizo presente.M:- Elfochin...
Y:- Qué quieres grandote? Dije con plena confianza mientras me sentaba sobre la mesada de la cocina al lado de la bacha.
M: Ya es tarde... Dime si quieres que me vaya -dijo mirando fijamente los platos que estaba lavando.
Y:- No es tan tarde, además es viernes. Mañana no tenemos clases -dije entusiasmada-. Y por mis padres no tienes que preocuparte, regresan recién el lunes pasado el mediodía.
M:- Mmh okay pero quizás tienes planes u otras cosas qué hacer y yo estoy aquí...
Era obvio que no tenía planes y que no quería que se fuese. Lógicamente él era libre de irse si quería, pero no me daba esa impresión...
Y:- Se sincero, quieres quedarte esta noche a dormir? No tienes que aceptar por cordialidad...
M:- Claro que quiero! Dijo con la alegría de un cachorro moviendo la cola, mostrando al Atsushi aniñado y dulce.
Y:- Muy bien entonces preparate para una divertida noche de dulces y películas.
De pronto Murasakibara se quedó en silencio mientras secaba sus manos. Parecía haber ignorado mis palabras. Posó sus brazos sobre la mesada al costado de cada uno de mis muslos, aprisionandome.
M:- Me estoy aguantando desde que te vi cocinar, no creo poder tolerar mucho más.. dijo mirando hacia abajo, quedando su cara cubierta por el pelo violáceo.
Y:- Qué sucede? Exclamé desconcertada. Te duele algo? Le toqué la mejilla.
M:- Si... las ganas me estan matando lentamente. Necesito hacerte mía ahora mismo.
ESTÁS LEYENDO
Murasakibara: Me Vuelves Loca (Aún Escribiendo)
FanfictionHistoria con muchos detalles íntimos de un tierno romance pasional entre una chica occidental y un enorme adolescente basquetbolista amante de los dulces. Warning: contenido explícito (Súper lemon). Enjoy!