Murasakibara: Me Vuelves Loca (Aún Escribiendo)

Dejandome llevar... (pt 4)

Por unos segundos me quedé perpleja al sentir su mano contra la mía. Me la sostenía de una forma sutil. Me costó un poco reaccionar pero hice caso a su pedido y lo llevé a mi habitación. No me soltó por un segundo, su mano era tan grande que si cerraba el puño podía atrapar por completo la mía. Abrí la puerta de la habitación y sin soltarlo exclamé: si quieres algunas de mis deliciosas paletas tendrás que ganartelas...
Inesperadamente tomó mi hombro izquierdo y sin soltarme la otra mano me giró hacia atrás contra la puerta, haciendo que la misma se cierre de un golpe brusco. Quedé atrapada. Apoyó su brazo derecho y lo estiró contra la puerta a la altura de mi hombro, y con su otra mano seguía sosteniendo la mía. Bajó la cabeza para poder verme y clavó sus ojos violáceos en los míos mientras mechones de su cabello se cruzaban en su rostro, y dijo: qué es lo que quieres a cambio? Acaso estas buscando lo mismo que yo? ( exclamó con tono suave pero grave y seductor)
El clima del ambiente cambió por completo. La atmósfera se tornó tensa pero sugestiva. Nerviosa por su impensado cambio de actitud, mire hacia el piso y susurré: y se puede saber qué es lo que estás buscando?
M:- No es bastante obvio?
Y acercó su boca a 2 cm de distancia de la mía. Qué bien olía el descarado! Alguien podría resistirse a semejante especimen? Bueno, yo no podría...
En un parpadeo pude sentir sus suaves labios contra los míos. El corazón me iba a mil, esto estaba ocurriendo más rápido de lo pensado.
De pronto sentí su húmeda lengua entrelazarse con la mía, se sentía cálida y con un leve sabor a fresas. Comenzó a moverla dentro de mi boca muy suavemente intentando acariciar mi lengua. La movió en forma de círculos alrededor de la mía, lento pero apasionadamente. Jamás había experimentado lo que estaba ocurriendole a mí cuerpo, de hecho este era mi primer beso. De pronto aquel leve cosquilleo que sentía cuando lo miraba, se convirtió en una poderosa ola que se adueñó de mi vientre por completo. Sentía correr por mi ropa interior un tibio jugo que no sabía de donde provenía. Dejándome llevar, comencé a imitar con mi lengua los movimientos que hacía con la suya, buscándola con el objetivo de rozarla delicadamente e intercambiar nuestros fluidos.
Sentí que mi cuerpo se relajaba por completo. De pronto un terrible peso tiraba hacia abajo concentrándose en la parte baja de mi vientre, donde se acumulaba toda la energía. Tenía los ojos cerrados pero podía sentir como su cuerpo estaba inclinado hacia el mio. Relajó el brazo que tenía apoyado sobre la pared a la altura de mi hombro y lo llevó a mi cabeza entrecruzando sus dedos con mi cabello. Pude sentir cómo su mano cubría casi por completo mi cráneo, dándome la impresión de que estaba segura y a la vez atrapada en sus manos. Comencé a percibir su torso unirse al mío y cerca de mi vientre sentía su miembro erecto. Nunca antes había visto a un hombre desnudo pero no era tonta y podía darme cuenta que aquella cosa dura era su pene. En ese momento en que lo posó sobre mi vientre, pude sentir cómo exhaló por su nariz una gran cantidad de aire contra mi cara. Fue como si se sintiese aliviado por hacerlo pero a la vez la intensidad de sus besos aumentó, haciéndolos un poco más fuertes. Sentía su lengua entrar y salir de mi boca, dando vueltas por todo rincón recorriendo cada milímetro. Inevitablemente mis besos se intensificaron junto con los suyos. La respiración se me había acelerado y apreté fuerte la mano con la que me sostenía. Mordí ligeramente su labio inferior y pude sentir cuán tierno y esponjoso era, y creo que desaté a la bestia, porque en ese preciso momento soltó mi mano, se inclinó un poco más y la posó sobre mis nalgas abriendo bien la palma para abarcar la mayor cantidad posible. Pude sentir cómo mis pies comenzaron a despegar del suelo. Estaba levantándome con el brazo que tenía posado en mis nalgas sin quitar la otra mano de mi cabello. Me elevaba atrapada entre la pared y su cuerpo hasta que se irguió por completo e instintivamente mis piernas empezaron a abrirse de a poco. Mientras iban abriéndose sentia como su miembro encajaba cada vez mejor sobre mi vientre y cuando lo posó por completo, movió sus manos hábilmente para quitarse la remera junto con el cárdigan, sosteniendo todo mi cuerpo solamente con el impulso de sus caderas empujandolas contra la pared. En el momento en que se quitaba la ropa, nuestras bocas se separaron y abrí los ojos para dar crédito de lo que estaba sucediendo en aquella habitación.