Estas en mi poder (pt 8)

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Recorrimos rápidamente una zona de la escuela que yo desconocía. Atravesamos el parque e ingresamos a la cancha de básquet. Era obviamente cubierta, muy espaciosa y el piso color madera brillaba.
M:- Aquí es a donde practico cuando me da ganas. - Dijo con tono vago-.
Volvió a liderar el camino. Cruzamos la cancha y entramos por una puerta que daba a un corredor. Pasamos el corredor y había otra puerta con un letrero que indicaba ser el vestuario y a la derecha una escalera, la cual lucía bastante sombría. Subimos las escaleras y al final de la misma había otra puerta. Metió su otra mano en el bolso y sacó unas llaves. Qué clase de alumno tiene acceso a un cuarto "privado" de la escuela? Abrió la puerta y entramos a una especie de habitación recreativa. Tenia unos cuantos almohadones gigantes de colores tirados por el piso, un gran sillón rojo, una televisión, un reproductor de música y una máquina arcade.
Y:- Qué es este lugar? Le pregunté con algo de desconfianza.
M:- Es a donde nos reunimos con el equipo. Mayormente nos juntamos a ver videos de equipos con quienes vamos a jugar para crear una estrategia. Pero a mí me aburre y solo uso esta sala para relajarme y comer dulces cuando quiero estar solo.
Se giró a cerrar la puerta con llave y eso me puso nerviosa. Tragué saliva pero sentía la boca seca así que saqué las paletas de la mochila y abrí una. Le ofrecí a Atsushi y mirando fijamente la que tenía en la boca, me la quitó y se la metió en la suya. Qué tipo de obsesión tenia con hacer eso? Me dejó desconcertada de nuevo y al querer abrir otra, me corrió la mano y exclamó:
M:- Si tanto quieres una por qué no me quitas la que estoy comiendo? Dijo con voz sarcástica mientras se dejaba caer en el sillón.
Y:- Por lo visto es una costumbre para ti sacarle la comida de la boca a la gente... Le retruqué como respuesta mientras ponía mis manos sobre la cintura a modo de reproche.
M:- Corrección, a la gente no, a ti sí, elfo chin. Y se sonrió de costado mientras saboreaba la paleta que me había robado.
Y:- bueno pues no va a ser necesario porque recuerda que en mi casa tengo muchas y si quieres pued..
No terminé de decir la frase que estiró su mano, me tomó del antebrazo y caí sobre él.
Ahora me encontraba sentada sobre sus piernas, casi por completo en su poder. Sentía vergüenza y a su vez me gustaba todo esto. Lo miré y le dije:
Y:- qué haces?
M:- qué hago? Mira, esto hago (voz grave y suave).
Y comenzó a besarme desaforadamente. Lo tomé por el cuello y de una forma audaz logró acomodarme sobre él quedandome una pierna a cada lado de su cuerpo. Básicamente estaba sentada sobre su erección. Se sentía MUY bien, como si fuésemos dos piezas de un rompecabezas a punto de encajar si no fuese por la ropa que nos separaba. Posó sus manos sobre mi trasero y me apretó contra su pelvis. Nuestras respiraciones eran muy agitadas, al punto que queríamos arrancarnos el uniforme. Sujeté su cara con ambas manos y despegue nuestros labios. Clavé mis ojos profundamente en los suyos y comencé a besarle el lóbulo de la oreja. Deslicé detenidamente mi lengua sobre su cuello y escuché como Atsushi emitía una especie de quejiditos placenteros. Escucharlo me excitaba aún más. Por primera vez sentía que lo estaba dominando, que lo tenía en mi poder. Seguí saboreando su cuello y podía inhalar su aroma, aroma a Murasakibara, el cual me fascinaba. El ambiente volvía a estar tenso pero sensual, y el hecho de estar en las instalaciones de la escuela a escondidas le añadía un poco más de sabor, sabor a lo prohibido que se torna tentador. Mientras continuaba recorriendo su cuello, él me sujetaba con sus grandes manos por la espalda y la cintura, intentando en vano, lograr insertarse dentro mío. De golpe siento que sus manos me aprietan con más fuerza de lo normal y escucho que gime suplicando: Para, por favor! Escucharlo suplicar hizo que me sonría sarcásticamente tal cual suele hacer él, e ignorando su pedido continué besandolo, sumando unas pequeñas y suaves mordidas. De pronto su abdomen se contrajo, generando un temblor en sus muslos y sentí recorrer entre mis bragas y entrepierna una humedad que provenía de su pantalón. Frené para averiguar qué estaba sucediendo, y ver su cara me generó calor y ternura al mismo tiempo. Tenia una expresión de agotamiento como si hubiese estado ejercitando pero también podía percibir que estaba algo avergonzado. Tenia la boca levemente abierta, sus mejillas rosadas y su cabello morado despeinado, y con voz abatida exclamó:
Mira lo que me has hecho (desvió la mirada a su entrepierna).
Me alejé un poco para observar con curiosidad y vi una gran mancha de color más oscura que la tela del pantalón, bordeando toda la zona.
Y en ese preciso momento me sentí una ilusa por no haberme dado cuenta antes. Me avergoncé yo también pero a su vez quería confortarlo y no sabía cómo. Me escabullí un poco torpe de arriba suyo y me paré rápidamente para no manchar mi uniforme también.
M:- Disculpa... te advertí que pararas- exclamó reprochando y tapándose la cara con el dorso de la mano como un niño que intenta esconderse.
Y:- Esta bien no te preocupes, no pensé que esto podría llegar a ocurrir...
Murasakibara estaba muy avergonzado como para hacer contacto visual. Volvía a sentirme dominante.
M:- Tendré que ir a la ducha del vestuario. Tenemos 5 minutos antes de que suene la campana de entrada.
Se levantó abochornado por tener el pantalón mojado e intentaba cubrirse pero era casi imposible.Tomamos nuestras cosas y bajamos la escalera.
M:- Si quieres puedes pasar y esperar sentada en los bancos del vestuario mientras me ducho. A esta hora nadie viene por aquí así que no te preocupes.
Y:- Ok -exclamé con algo de temor y me senté en un banco a esperar mientras se duchaba.
Escuchaba caer las gotas de agua de la ducha sobre el piso, también se podía sentir el calor del vapor proveniente de allí. Intentaba no pensar en nada pero inevitablemente me lo imaginaba desnudo mientras el agua recorría cada parte de su cuerpo. Me levanté y asomé apenas la cabeza hacia donde estaban las duchas y lo vi de espaldas sin ropa interior. Me quedé hipnotizada contemplando su figura, parecía tallado a mano. Su espalda no solo era grande y ancha sino que se veía naturalmente marcada, se iba afinando de a poco a medida que llegaba a la cintura. Sus brazos y muslos seguían con la armonía de su torso, fibrosos y tersos al igual que sus gluteos, lo cual había podido comprobar en esos dos encontronazos. Estaba acechandolo y regocijandome con su figura cuando de pronto se escuchó la campana que indicaba que debíamos entrar a clase. En ese momento me saltó el corazón y volví rápidamente a sentarme, no quería que me vea espiandolo, quizás me creería una loca.
M:- Puedes ir yendo si quieres, no quiero retrasar tu entrada al salón -exclamó desde la ducha-
Y:- Ok, nos vemos luego.
Y me fui de allí, con mis bragas mojadas y mi vientre descontrolado a afrontar las próximas horas que me serían eternas.

Murasakibara: Me Vuelves Loca (Aún Escribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora