Monopoly (pt 18)

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Cerré los ojos. Respiré profundo. Puse la mente en blanco y dejé que las palabras salieran de mi boca sin tapujos.

Y:- Veras... tuve un momento de confusión. Admito que me puse rara y te pido disculpas si te hice sentir mal. Es que...

Murasakibara percibió que estaba nerviosa y afligida, por lo que se inclinó hacia mi tomándome por la barbilla e interrumpiendome

M:- No te disculpes por algo que no haz hecho... creo que estoy entendiendo de qué va esto. Por favor, sigue.

Y:- Como te decía, me puse rara porque comencé a sentir algo dentro mío. Sentimientos supongo... se que es muy pronto! -elevé el tono sin intención- Pero es lo que me pasa.

M:- qué clase de sentimientos?

Y:- ya sabes... sentimientos por ti. No lo tengo en claro aún porque todo se dio tan rápido... pero... -dije casi sollozando-.

M:- No te contengas. Yo también estoy abrumado con todo esto. No esperaba tener sentimientos hacia ti tan pronto. Se podría decir que estoy apabullado...

Sin agregar más, me besó. Esta vez los besos eran tiernos y pacientes, como si a través de ellos intentásemos transmitirnos calma mutuamente. Comenzó a frotar la mano que tenía sobre mi muslo, dándole caricias que me hacían erizar la piel al estar tan cerca de mi ropa interior. Abrí los ojos para admirarlo y vi estaba sonrojado, frunciendo levemente la cara, como si él también estuviese pasando por la misma crisis que yo. Envalentonada, lo tomé con ambas manos por el cabello y me senté sobre él quedando enfrentados. Murasakibara tiró la butaca hacia atrás y echó el respaldo, quedando así más cómodos y semi recostados uno encima del otro. Mi corazón saltaba de felicidad y de mi interior emanaba fuego. Me sentía osada como para tomar las riendas de la situación. Esta vez quería hacerlo mío, transmitirle mediante mi cuerpo lo que sentía por él. Le aprisioné ambas muñecas y recorrí su cuello suavemente con mi lengua. Una de mis manos se deslizó por debajo de su remera, tocando sus abdominales aterciopelados y tiesos, para luego sacarla de su torso. Sin dejarlo actuar, desabotone mi camisa blanca, dejando mis pechos al descubierto, para luego tomar una de sus manos y posarla sobre uno de ellos. Su piel ardía al igual que la mía. Mientras acariciaba mi torso, yo frotaba mi vagina sobre él. Ambos seguíamos con la parte inferior de nuestra ropa pero no esperé mucho más para desabrochar su pantalón y liberar su pene. Lo tomé por la base y comencé a subir y bajar lentamente con mi mano, rozando de vez en cuando su glande con mi palma. Luego de unos minutos tenía la mano húmeda debido a su excitación.

Y:- Quiero hacerte mío ahora mismo -exclamé imperativamente para que se colocase un preservativo.

Estiró su brazo para acceder a la guantera del acompañante. De allí sacó una cajita y me la entregó.

M:- Hazme tuyo desde el inicio.

Sujeté la caja y saqué de ella un paquete metálico, el cual abrí para sacar el condón. Con mis manos un poco temblorosas lo posé sobre la punta del pene y bajé cuidadosamente hasta desenroscarlo por completo. Acto seguido, me elevé unos centímetros para correr mi ropa interior e introducir su miembro en mi vagina, el cual entró poco a poco. Ambos emitimos un gemido de placer cuando nuestros cuerpos encajaron a la perfección. Mis caderas comenzaron a moverse hacia adelante y atrás, sin prisa, apreciando con todos mis sentidos cada detalle de su cuerpo. Lo besaba apasionadamente dándole pequeños mordiscos en los labios y cuello, mientras mis manos aún sujetaban sus muñecas, dejándolo sin la posibilidad de que tome el control.

M:- Me... estas... matando de... deseo -emitió jadeando.

Con una de mis manos lo sujete por ambas mejillas y mirándolo lascivamente le confesé: quiero que seas solo mío...
Aquellas palabras hicieron algún efecto en él, ya que liberó sus muñecas, me tomó por los glúteos, hundió su cara entre mis pechos mojandolos con su húmeda lengua y dio inicio a estocadas más profundas. Si bien él no se movía, marcaba el ritmo de las penetraciones tomando mi cuerpo y manejandolo a su antojo. Había perdido el dominio tanto de mi cuerpo como de mi mente. Estaba nuevamente entregada a él, al goce que me brindaba con su cuerpo. Al cabo de unos minutos algo en mi interior quería salir y explotar, y así fue que entre suspiros y gemidos eróticos ambos acabamos.
Los vidrios estaban completamente empañados, por lo que permanecí recostada sobre él, mientras me dejaba acariciar con la yema de sus dedos.
De pronto su voz retumbó desde su pecho sobre mi oído izquierdo:

M:- Quisiera permanecer así por horas, pero no quiero que mi elfocchin se resfríe -dijo cubriendome casi toda la espalda con sus brazos.

Y:- Ay vamos no seas aguafiestas. Un ratito más! -le rogué con la poca energía que me quedaba.

M:- Si quieres que sea solo tuyo necesitarás mucha energía. Por ende no podrás enfermarte. Por lo cual tienes que cuidarte.

Me sonrojé al recordar lo que le había dicho hace unos minutos. Callada por la vergüenza despegue mi cuerpo del suyo y me senté sobre él para tomar mis prendas.

M:- Qué pasa? Ya te arrepientes de tu pedido? -dijo sarcásticamente.

Y:- Para nada. Sigo sosteniendo el pedido que hice -exclamé orgullosa.

M:- Entonces yo también tengo algo que pedirte.. Se mía.

Y:- Qué me estás queriendo decir? -dije riendo débilmente mientras me abotonaba la camisa.

M:- Que yo también quiero monopolizar a mi elfo -rezongó con tono juguetón.

Y:- MMM bueno pero todo tiene un costo.

M:- Ah si? Te escucho

Y:- Accedo si vamos por una rica cena ya mismo.

M:- Estoy más que de acuerdo -dijo alistandose la ropa.

Una vez cambiados, Atsushi bajó nuevamente las ventanillas y puso el auto en marcha.
Significa que somos como novios? Digo, si hay "monopolio" entre ambos eso quiere decir que no saldremos con otras personas. No me atrevo a preguntarle.
Cerré los ojos y dejé que el viento choque contra mi cara y revuelva mi pelo. Era feliz.

Murasakibara: Me Vuelves Loca (Aún Escribiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora