Diana y Ricardo

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—¡Ya está listo el carbón! —gritó Arturo y Laura salió seguida por Nelson llevando el recipiente en el cual se marinaba la carne.

La luz que les rodeaba estaba matizada de tonos rosados provenientes del ocaso y las risas de los niños que se hospedaban en los albergues 3 y 4 llegaban plenamente hasta la zona de asador, haciendo coro con los últimos trinos de las charas.

Pronto caería la noche y con ella se cumpliría otro ciclo.

—¿Ya vieron eso? —Preguntó Laura señalando hacia el arroyo.

Los tres muchachos volvieron el rostro y siguieron la dirección marcada por Laura.

Nelson se puso de pie y caminó lentamente acercándose al punto.

—¿Diana? —Llamó Ricardo en voz alta.

No la despiertes —dijo Arturo sin retirar la vista de sobre su hermano—, si es lo que parece, es mejor que no lo vea.

Tu hermano es un imbécil —se quejó Laura dándole una palmada en la espalda.

Arturo sonrió.

—¡Vengan a ver esto! Es un ciervo destrozado —gritó levantando una de las cornamentas en el preciso momento que Diana salía de la cabaña, quien ignorando a los presentes, corrió en dirección a Nelson con su cámara lista.

—¡Maldita sea! —Exclamó Laura corriendo tras ella y los chicos le imitaron.

Nelson se acuclilló junto a lo que quedaba del animal y Diana tomó un par de fotografías.

—¿Qué pudo ser capaz de lograr atrapar a un venado?

—¿Qué tipo de felinos hay en la zona? —inquirió Arturo mirando a su primo.

Ricardo tragó saliva antes de responder:
Ninguno lo suficientemente grande.

—Pensé haber leído una vez que había pumas…

—No, que yo sepa solo leoncillos.

Diana se agachó e iluminó las heridas del ciervo con el flash de su cámara.

Parece que fue un oso —dijo poniendo uno de sus dedos dentro de uno de los tajos del animal.

Nelson encendió un cigarrillo y después de lanzar el humo al cielo dijo con una sonrisa dibujada en sus gruesos labios:
Imposible, los osos negros solo comen vegetales.

Laura suspiró exasperada.

Los osos negros, aunque pertenecen a la orden de los carnívoros, son mayor mente omnívoros —declaró Diana limpiándose la sangre en el pantalón.

De cualquier modo —interrumpió Arturo señalando a la masa sanguinolenta sobre el suelo—, a este pobre venado solo lo mataron… no se lo comieron ¿eso es normal en un oso negro?

Diana movió la cabeza haciendo un gesto negativo.

Los osos negros no son animales violentos.

Laura emitió una leve risilla.

Sí, claro, díselo a las cientos de personas que son atacadas por ellos cada año.

—¿Qué vamos a hacer? —Preguntó Richie mirando a Laura.

—¿A qué te refieres?

DIABLO [En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora