two • walk—Te lo juro estaban buenísimos, me los comí todos ayer.
—¿No era que no te gustaban?
—Me gustaban poco, o no lo suficiente como para comerme uno todos los días. Pero ahora quiero otro.
Hitoka rió vagamente ante el nuevo entusiasmo de su prima por los bollos de cerdo, que al parecer habían conquistado a la chica con el primer mordisco. Podía imaginarse su cara radiante con chispitas en los ojos. Sacudió un poco la cabeza y se levantó de la silla.
Imari la siguió con la mirada y se puso de pie después de unos segundos, cogió ambas mochilas y salió primero de la clase. El final del día había llegado y Hitoka parecía convencida de querer ir al club de vóleibol, por lo que Imari también iría—como apoyo moral.
Le tiró su mochila de estrellas a la rubia y empezaron a caminar hacia el gimnasio. Imario contempló cómo la seguridad de Hitoka se iba desvaneciendo conforme se acercaban a su destino, pero no tenía intención de dejar que se diese la vuelta en ese momento. Ya estaban allí, no había más tiempo.
En cuanto abrieron la puerta un pelinaranja saltó emocionado frente a Hitoka, diciendo con ilusión que su corta sesión de estudios había sido bastante eficaz, por lo menos comparada con el resultado del resto de sus exámenes. Hitoka se unió a la celebración del chico e Imari la miró algo sorprendida. Se habían conocido el día anterior. ¿Era posible para su prima abrirse tan rápido?
Ese chico era una bendición.
Sonrió ligeramente y se separó de ellos para caminar hasta los bancos situados a un lado de la pista. Saludó a los dos adultos y a Kiyoko, que le devolvieron el gesto sin mucho miramiento. El equipo descansaba cerca de ahí, bebiendo agua y hablando entre ellos. Imari supuso que el hueco que había en el banco junto a la mánager sería más apto para su prima, que era la que estaba interesada en el club, así que cambió de dirección y pasó frente al equipo para sentarse en el otro extremo del banco, al lado del profesor de gafas.
Saludó a algunos con la cabeza, cuando se giró de golpe siguiendo un raro instinto y atrapó una botella extraviada que se le había caído a alguien. Se quedó en esa posición, un poco inclinada hacia atrás, mientras el dueño de la botella reaccionaba impresionado.
—Ooooh, ¡nice recieve!—dijo con un tono de voz bastante alto e Imari se reincorporó, posando los ojos en el chico de pequeña estatura y mechón rubio. Le devolvió la botella y asintió. Era de plástico y no iba a romperse si caía al suelo, por lo que le pareció una reacción algo exagerada—¡Menudos reflejos! ¿cómo te llamabas?
—Yachi Imari,—contestó y, tras pensarlo unos milisegundos, añadió—: pero solo Imari está bien—su prima también era «Yachi» y sería muy confuso para todos.
—¡Nishinoya Yuu, líbero!—se señaló con el pulgar y sonrió animadamente, visiblemente orgulloso, aunque Imari no supo si era de su nombre o de su posición. A diferencia de su prima, ella por lo menos conocía los términos y posiciones del deporte.
—¡Tanaka Ryuunosuke!—dijo otro chico entrando en la improvisada conversación. Este tenía la cabeza rapada, y ambos parecían brillar mientras ojeaban expectantes a Imari. La castaña asintió antes de retroceder un poco e intentar escapar. Tanaka se puso frente a ella, tapándole el camino—Oye, oye, eres de primero, ¿no?—preguntó algo más cerca de lo que Imari consideraba cómodo y apropiado. Volvió a asentir.
—¡Ryuu!—llamó Nishinoya y los dos se miraron—¡Tenemos tres chicas guapas!
—¡Yoshaaaa! ¡Taketora va a morirse de la evidia!
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egoist「wagamama 」
Fanfiction❝¿No es eso muy egoísta?❞ ❝A veces hay que serlo❞ ·Posible (casi seguro) lenguaje fuerte o vulgar. ·Muchos capítulos no tendrán que ver con el deporte en sí. ·Actualizaciones pueden ser lentas.