eight · callKei estiró las piernas en el suelo y sorbió de su cartón de leche de fresa. No tenía muy claro por qué se había sentado con Imari en lugar de haberse ido, pero el cansancio del entrenamiento, el calor, la pared fría y el silencio impidieron que se levantase. Era la segunda vez que la chica acababa pagando por su bebida, y esperaba que fuese la última. Aunque esta vez sólo le había dado dos monedas, por lo que no le parecía que otra lata de café fuese necesaria como recompensa.
Kei carraspeó suavemente y habló.
—Yachi–san les está contando algo de tí—murmuró y sorbió por la pajita—. Supongo que es lo del campamento.
—Lo sé—respondió Imari, lata en mano y mirada perdida. Kei le echó un vistazo rápido mientras la chica bebía de su café, ni un rastro de preocupación o enfado en su rostro. Imari le devolvió la mirada.
—¿No te molesta?—la castaña se encogió de hombros.
—No es ningún secreto—su voz seguía siendo tranquila, pero Kei captó su ligereza, como si se hubiese quitado un peso de encima—, solo me daba pereza contarlo. No me gusta que me presionen, eso me ha quitado las ganas de sentarme y explicarlo.
—Hmm—fue todo lo que dijo Kei.
Después del pequeño altercado en el gimnasio, Kei había pensado que, tal vez, Imari no era tan madura y despreocupada como aparentaba ser, pero según las razones que acababa de darle, el único problema que el rubio veía era que el dúo de primero tenía facilidad para acabar con su paciencia. Se preguntó en qué momento empezaron a relacionarse tanto sin que él ni Yamaguchi se diesen cuenta o tuviesen la oportunidad de acercarse y participar. No eran buenos amigos y casi tampoco compañeros, pero algo en la forma de ser de Imari hacía que se sintiera desplazado.
El rubio frunció el ceño y se terminó su bebida. No tendría que preocuparse por tonterías como esa.
—Ya casi son y media—dijo Imari de pronto, ya de pie y llamando la atención de Kei. La castaña miró su reloj y después se lo enseñó—. Gracias por el café de ayer.
Tsukishima la observó sorprendido mientras se alejaba lentamente. No creía haber sido evidente ni mucho menos. Tal vez la había subestimado.
—¿Qué café?—preguntó Kei alzando un poco la voz, haciéndose el tonto aún cuando sabía que Imari lo tenía calado. La escuchó reír y agitó su lata de café en el aire, como si estuviera despidiéndose y tomándole el pelo a la vez.
—Adiós, Kei.
Y entró al edificio.
Kei bufó.
Yachi Imari tenía una personalidad con la que no se había cruzado nunca, pero no le caía nada mal.
•
Hitoka no se acercó a Imari cuando entró en la clase, caminando cabizbaja hacia su asiento al lado de la ventana, alejado del de su prima. A pesar de haber obtenido su permiso para contar y aclarar lo que fuese necesario con el equipo, Hitoka se sentía culpable por revelar ciertos aspectos de su vida sin ella delante, aunque lo hubiese resumido todo mucho y la información delicada siguiese siendo un misterio para todos.
Imari sabía que Hitoka no les había dicho absolutamente todo. Podría haber mencionado a su hermano pequeño, y el que viviese sola como mucho. Si los más inteligentes del grupo habían conectado los puntos, incluso el estar emancipada podría haber salido a la luz, pero no lo sabría hasta volver a verlos.
Imari quedó en trance las tres primeras horas, observando distraídamente la pizarra y dibujando en su cuaderno. No estaba segura de si había cambiado de cuaderno a la par que las asignaturas, pero nadie se dio cuenta. Se mordió los labios y pestañeó con fuerza cuando la campana que anunciaba el final de la tercera hora retumbó en la clase.
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egoist「wagamama 」
Fanfiction❝¿No es eso muy egoísta?❞ ❝A veces hay que serlo❞ ·Posible (casi seguro) lenguaje fuerte o vulgar. ·Muchos capítulos no tendrán que ver con el deporte en sí. ·Actualizaciones pueden ser lentas.