"Disimula...ni te acerques si quiera, permanece a su lado y actúa natural."
Ya pasaron tres días sin verte ¿Dónde estás? Te necesito.
Mi teléfono sonó, mi corazón se aceleró, eras vos,
— Te extraño. —
Me hablaban tus palabras llenas de agonía.
— Yo también... Te extraño. — articulé, tragando el grueso nudo que se estaba formando en mi garganta.
Silencio. Podía claramente escuchar tu respiración del otro lado
— ¿Dónde estás? — pregunté bajito.
— Tato... ahora yo... — suspiraste. — no puedo. —
Estas con ella.
— Solo necesitaba escucharte... — susurraste.
Me estás matando.
— ¿Cuándo voy a verte? — pregunté, intentando que mi voz no se quebrara.
— Hoy a la noche, lo prometo.
— Entonces te veo a la noche... — susurré. — Chau. —
— Chau Tato... —
(...)
20:04
No debes tardar.
21:15
No llegas.
22:35
¿A qué horas vas a venir?
23:22
¿Estás con ella?
00:05
¿Lo olvidaste?
1:11
Prometiste que ibas a venir...
No puedo evitarlo, las lágrimas brotan de mis ojos. Lloro. ¿Qué más podía hacer? Me acuesto en mi cama, y no dejo de pensar en vos. ¿Por qué no puedo simplemente dejarte? ¿Por qué no estás acá?
Tengo tiempo para saber
si lo que sueño concluye en algo
no te apures ya mas, mi amor
porque es entonces
cuando las horas... bajan
y el día es tibio sin sol.
Canté de la forma más desgarradora entre sollozos. Me siento tan hundido...
Bajan, la noche te oculta la voz
y además, vos eres sol
despacio también
podes ser la luna.
Sequé mis lágrimas.
Escuché ruidos, la puerta se abrió, eras vos. Mirándome al pie de la puerta. El llanto me ahogaba, pero no dejé de cantar.
— Viejo roble del camino — cantaste conmigo. — tus hojas siempre se agitan algo nene, nene, que bien te ves cuando en tus ojos, no importa si las horas... bajan — te miré.
Estabas llorando igual que yo, igual que yo...
Te acercaste a mí y cerré los ojos... estas acá.
— Perdón... — susurraste en mi oído.
Lloré más fuerte, y besaste mi frente. Aferraste tus manos a mi desastrozo rostro y limpiaste cada gota que caía por mis mejillas. Sos hermoso.
— Te amo... — susurré mirando tus ojos tristes.
Derramaste más lágrimas y te aferras a mi cuerpo en un abrazo. Te acostaste a mi lado y me acurruqué en tu pecho, sintiendo los fuertes latidos de tu corazón ¿Qué vamos a hacer?
(...)
Una luz matutina se adentró por la ventana e impactó en mi rostro, haciéndome despertar. No supe como, ni cuando, pero me quedé dormido en la calidez de tus brazos. A mi lado vi la imagen más maravillosa que mis ojos puede apreciar, estabas acá profundamente dormido, aun rodeándome. No te fuiste, te quedaste toda la noche conmigo. Hasta un ciego podría ver la felicidad que sentí en ese momento. No podía despertarte, hasta dormido te veías perfecto. Observé cada detalle de tu rostro, cada pestaña, cada vello facial a punto de salir de tu piel en la zona de la barba y bigote. Estabas tan quieto, que me sentí un poco paranoico cuando puse mis dedos cerca de tu nariz, para comprobar que estabas respirando.
No sé cuanto tiempo había pasado observándote, pero me tenías embobado, me encontraba perdido en tus hermosas facciones. No lo soporté más y me acerqué a tu rostro, presionando mis labios en los tuyos, en un tierno y delicado beso. Te moviste.
Mierda, mierda, te estabas despertando, antes de que abrieras los ojos, cerré los míos y fingí estar dormido. No sé por qué actúo de esta manera, pero fue lo primero que se me ocurrió. Sabía que me estabas viendo, podía sentir tu mirada sobre mi rostro, aunque mis ojos estuvieran cerrados.
Quitaste los cabellos que caían en mi frente y te sentí peligrosamente cerca, besaste la punta de mi nariz, despacio bajaste y rozaste tus labios con los míos lentamente. En tu recorrido pude sentir tu alieno cálido chocar contra la piel sensible de mi cuello. La caricia me estaba pareciendo de lo más erótica. Me estremecí. Luego subiste hasta mi oído.
— No sabía que hasta dormido te puedo poner nervioso. — susurraste con tus labios pegados a mi oreja y tu voz ronca, tan hermosa y áspera.
Sentí como mi rostro tomó color de un segundo a otro. Me descubriste. Abrí los ojos lentamente y pude ver como sonreías con picardía.
Vi como te movías para salir de la cama, sentí pánico y te detuve del brazo.
— ¡No te vayas! — casi supliqué exaltado.
Retiraste mi agarre de tu brazo con suavidad, y dejaste un beso en la palma de mi mano.
— No me voy a ningún lado amor. — sonreíste. — Vamos a desayunar juntos. —
Ayer estaba destrozado. Hoy pegas todos los pedacitos.
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Disimula || Quallicchio (adaptación)
Romance"Disimula, que la gente nos mira, un pequeño descuido y todo se acabó"