"Disimula... Fingiendo que te aburres y piensas en mis caricias, nuestras tardes de amor..."
Cuando por fin pude escapar de la fiesta, le tuve que decir a los chicos que no me sentía muy bien, y es que en realidad, me sentía mal, muy mal, y no precisamente por los varios tragos que tenía encima, como les expliqué a ellos. Mientras bailabas con ella, a pesar de que me dolía, no pude dejar de mirarlos a la distancia, como la tocabas, y luego... luego la besaste, con aquellos labios con lo que también me besabas a mí. Mis labios, que por desgracia, también son de ella. Si permanecía un minuto más en ese lugar, corría el riesgo de explotar en llanto.
En cuanto puse un pie dentro de mi casa, me golpeó el vacío del lugar, una molestia en mi pecho, gritaba tu ausencia. Antes te la pasabas acá, compartiendo comidas con la familia, o simplemente, haciéndome compañía en mi habitación, supongo que es una de la razones por las que te necesito todo el tiempo conmigo. Y ahora, desde que ella comenzó a sospechar, ni siquiera venís a verme, y éste lugar parece más grande de lo que realmente es.
Me senté en el sofá, en completo silencio, empezando a deshacerme de exceso de ropa que llevaba encima y me recosté, estaba mentalmente agotado, pero aún así no dejé de pensar un segundo en vos. Después caí dormido.
(...)
Los rayos del sol que entraron por el ventanal de la sala, me hicieron despertar, pero aún no quería pararme del sofá, donde me había quedado dormido la noche anterior, me tapé el rostro con la manta que cubría mi cuerpo. Intenté acomodarme, pero, un momento, por la noche no me cubrí con ninguna manta. Me senté y en la mesita de enfrente, había una nota, era tuya. Claro, tenes una copia de la llave, para emergencias, podes entrar cuando quieras. En ese pedazo de papel estaba plasmada tu caligrafía perfecta. La leí de inmediato.
"Andy me dijo que te sentías mal. Vine a ver como estabas. Te veías tan hermoso dormido, que no te quise despertar.
G."
Fuiste vos... Vos me cubriste para no pasar frío, me sonreí a mi mismo. ¿A caso podes ser más dulce?
Abracé mi propio cuerpo con mis brazos , y recordé tus suaves labios sobre los míos, sobre mi cuello, sobre mi...
Flashback.
Como todos los sábados, tu familia se iba de campamento y nos reunimos en tu casa. Y como siempre, traté de llegar antes de los demás chicos del elenco, para poder estar un rato a solas con vos, pero Andy se me adelantó, cuando llegué no pude ocultar mi cara de desilusión al verlo ahí, después apareció Gastón con varias botellas de alcohol en sus manos y por último Agustín.
Conversamos de cualquier cosa, comimos pizzas, bebimos cerveza, podía sentir tu mirada sobre mí todo el tiempo, me removí nervioso.
Tu celular sonó, te paraste en dirección a la cocina, donde se encontraba y sonreíste cuando escuchaste la voz de quien hablaba. Mi corazón se detuvo.
Es Antonella, pensé.
— ¡Hola amor de mi vida! — dijiste alegremente y suspiré, era tu madre
Te miré como si viera lo más maravilloso del mundo, como movías tus labios al hablar y los curvabas de vez en cuando en un sonrisa, no podía evitar sonreír contigo, aunque no tuviera idea de lo que estaban diciendo. Volteaste la mirada hacia mi y me llamaste.
— Tatito, quiere hablar con vos. —
Sonreí entusiasmado y me acerqué a donde estabas.
— ¡Ay! ¿Por qué solo quiere a Renato? — escuché como Gastón se quejaba. Tomé el teléfono.
— Holaa — atendí.
— Tatoooo — escuché como mi nombre salía de su boca
— ¿Cuándo vas a venir a cenar? — me preguntó.
— Espero que muy pronto. —
— Se te extraña acá. —
— Yo también los extraño... — suspiré, como si ellos supieran que su hijo y yo, éramos mucho más que amigos, de repente sentí tu respiración en mi nuca.
Volteé la mirada a los chicos, nervioso de que pudieran estar viéndonos, pero ellos estaban entretenidos en algún videojuego.
— Tato ¡Tenemos un nuevo perrito! — dijo la madre de Gabriel, un poco animada.
— A.ah ¿ss-i-si? Que bien...— apenas si pude articular, ya que tu lengua húmeda y caliente paseaba por mi cuello. Cerré los ojos.
Me calentas, me provocas, y mierda, te encanta hacerlo.
— Me... me tengo que ir. — me despedí, ya no podía concentrarme en ella, cuando te tenía lamiendo y rozando tus labios lentamente sobre mi cuello.
— Está bien Tatín, cuida a Gabriel. —
— Claro — dije y me giré para verte de frente. — Voy a cuidarlo. —
Te quedaste mirándome tiernamente, sonreíste y yo también.
(...)
La noche pasó y parecía interminable, el lugar era un desastre. Andy y Gastón estaban demasiado ebrios y reían de cualquier cosa, debo admitir que yo lo estaba un poco.
— Creo que tenemos que irnos yaaaa — gritó Andy.
Pesadamente se pusieron en pie, y ayudaron a Gastón que parecía estar fuera de sí y los tres caminaron a la puerta. Iba a caminar detrás de ellos, pero me detuviste.
— Quedate. — susurraste en mi oído.
Tu aliento cálido y mezclado con el olor al alcohol, inundó mis sentidos, haciéndome temblar.
— ¿No venís Tato? — preguntó Agustín desde la puerta. — Manejo yo eh. —
— Voy a ayudar a Gabi a limpiar un poco, esto es un desastre. — fue lo primero que se me ocurrió.
— Seeee, claro, a limpiarrrrr. — balbuceó Andy.
Me puse nervioso, y vos hablaste por mi.
— Tengo que mostrarle algo a Tato, nos vemos chicos. —
Agus no pareció muy convencido, pero no dijo nada más, y se fue, lidiando con Andy y Gasti, como si fueran dos pequeños y traviesos niños.
— Usen forro. — escuché el grito de Gasti a lo lejos, seguido de carcajadas de Andres.
Cerraste la puerta y tus ojos se fijaron en mi, sentí el calor evadir mis mejillas y vos soltaste una risita de lo más encantadora.
— ¿Qué me ibas a mostrar? — pregunté de forma provocativa, pegando mi cuerpo al tuyo. Una de tus manos fue directamente a mi culo, apretando con fuerza. Sonreíste.
— Vamos. — respondiste, agarrando mi manos, guiándome a tu habitación.
— Allí está. — dijiste emocionado, cuando estábamos adentro. —¿No es genial? —
— ¿Qué? — ya había visto éste lugar antes y no noté nada diferente.
— Eso. — señalaste frente a nosotros.
— ¿Tu cama? — pregunté aún sin saber a que te referías. —Pensé que no estabas borracho, pero me equivoqué. —
— No Tato, el colchón es nuevo. — sonreíste. — Y lo quiero estrenar con vos. —
Tragué saliva pesadamente, mi corazón latió tan fuerte, que sentí que se me podía salir en cualquier momento.
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Disimula || Quallicchio (adaptación)
Romance"Disimula, que la gente nos mira, un pequeño descuido y todo se acabó"