IX

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Queda los próximos dos capítulo y el epílogo, espero que les haya gustado esta adaptación, y si desean que haga otra, háganmelo saber abajo. Les quiero <3

(...)

¿Tato? — era la voz de Andy quien me llamaba.

Me había quedado dormido, esperándote, sentado en el piso del pasillo del hotel, justo fuera de nuestra habitación.

— ¿Qué haces acá afuera? — preguntó. Su aliento olía levemente a alcohol, probablemente acababa de llegar de algún bar.

Olvidé la llave, y no quise despertar a Gabi. — dije simplemente.

No me creyó ni una sola palabra, lo sé, sus ojos me miraban preocupados, pero no dijo nada.

Si queres podes quedarte a dormir en mi habitación. —

Gracias. — es todo lo que podía decir.

Me puse de pie, con su ayuda. Para mi suerte, su habitación estaba enfrente de la nuestra y no la compartía con nadie, así con contaba con una cama disponible para mi. Miré por el ventanal, y la vista era mejor en nuestro cuarto.

Me acomodé y me dispuse a acostarme en la cama vacía, esta vez no me importó que fuera la que estaba más lejos del ventanal, y Andy se acomodó en la otra. No quise mirar el reloj, no quería saber cuanto tiempo me quedé dormido, esperando por vos.

La luz se apagó, y yo solo quería dormir.

Renato... — susurró en la oscuridad, después de un rato. — Es Gabriel ¿No? Lo queres mucho.

No respondí.

Él también te quiere y mucho. —

Pensé en las palabras de Juli.

"Todos lo ven, todos, excepto él."

Una lágrima se escurrió por mi mejilla. Luego de unos minutos, finalmente me dejé caer en un sueño profundo, donde el único protagonista eras vos. Gabriel Gallicchio.

(...)

Unas manos estaban acariciando delicadamente mi cabello. No quería abrir los ojos, no quería despertar. Se sentía bien.

Te encanta que haga esto. —

Al escuchar aquello, mis ojos se abrieron rápidamente, exorbitantes, eras vos. Estabas acostado a mi lado, vestido y encima de las sábanas que me cubrían.

Y a mi me encanta hacerlo. — dijiste con tus manos aun sobre mi pelo. — Hola. — tu voz sonó tan dulce.

Tus ojos estaban irritados e hinchados, tu mirada estaba triste. Mi corazón se quejó, tuve que matar el impulso de abalanzarme encima de ti, quería agarrarte y besarte, besarte cada parte de tu precioso rostro y borrar esa tristeza de tu ojos.

Perdón Tato. — susurraste en mi oído, y enterraste tu cara en mi pelo, aspirando mi aroma.

Ga...— iba a incorporarme, pero me tomaste rápidamente del brazo.

No me hagas esto, no me rechaces, por favor. — imploraste y tus ojos chocaron con los míos, mirándome agonizante.

No me mires así, no lo hagas mi amor, no lo soporto.

Vos no mereces esto Renato. — lágrimas comenzaban a brotar por tu ojos. — Pero no soporto estar lejos de ti, no puedo, simplemente es algo que no puedo hacer. — dijiste entre el llanto.

Y una vez más, tocaste mi corazón, como siempre soles hacer. Me fundí en tus brazos, dejé un beso en tu cabeza, me tenes acá con vos, siempre me tenes.

Algún día. — dijiste respondiendo a mi pregunta de la noche anterior. — algún día terminará este sufrimiento.

Lo sé. — respondiste y me apretaste con fuerza hacia ti.

(...)

El show de esta noche comenzó. Miradas, roces, amor. Más que Junior y Blas, éramos simplemente vos y yo, Renato y Gabriel.

Nos abrazamos, mientras "un santito" sonaba. — Te amo. — susurré en tu oído. Vos acariciaste mi nuca, buscando ese punto en el que sabías, tenía cosquillas. — Siempre mío pendejo. — respondiste, y yo solo sonreí, abrazándome más a vos.

Disimula || Quallicchio (adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora