Lo Real

Capítulo 9: Elo Hell

Salí del centro recreativo acompañada de Anya entornando los ojos en cuanto el sol me golpeó la cara. A mi mente le costó un par de segundos procesar que pese a que hacía escasos minutos me encontraba en un lugar donde anochecía, ahora estaba en otro donde el sol del mediodía podía azotarme. Saqué mis gafas de sol de estilo aviador de la mochila y me las coloqué suspirando de alivio (No, no son Rayban. Soy pobre, gente).

-¿Cómo te ha ido?-me pregunta sorprendentemente tranquila para el manojito de nervios que era antes de enchufarnos-

-Bastante bien, aunque he estado a punto de espicharla un par de veces. ¿Y a ti?-

-Me he pasado nueve horas bajando de una montaña intentando no romperme la cabeza-dice con gesto de hastío encendiéndose un cigarro y ofreciéndome otro que acepto con una carcajada por su revelación-

Mi amiga tiene unos rasgos que llaman la atención allá donde vaya. No solo por tener un tipazo y una media melena con mechas rubias preciosa, si no por sus rasgos exóticos. Es de ascendencia nepalí, y la mezcla asiática y americana le confieren un aspecto de lo más interesante. No es guapa al uso, pero si tremendamente atractiva. Sus ojos rasgados parecen esconder siempre algo.

-Voy a la uni, ¿te llevo?-pregunto dando una calada al cigarro y tosiendo de inmediato-¿Qué coño es esto, Anya? ¿Césped?-

-Cigarrillos de clavo. Están muy de moda y solo tienen la mitad de nicotina-

-Vale, pues a mi dame un cigarro de los de toda la vida, con su nicotina, su alquitrán y su cáncer incorporado-

Lo apago con cuidado de no doblarlo y se lo devuelvo para después sacar mi pitillera donde llevo mis amados Strikes. Me enciendo uno y de inmediato se borra el sabor a hierbajo que me ha dejado en la boca ese engendro.

-Venga, llévame tiquismiquis. Así me ahorro el autobús-

-No debería después de que hayas intentado que me fume el orégano de la pizza-

Discutiendo en broma nos metemos en el coche y allí le pregunto que impresión le ha causado Survive.

-Como simulación de montañismo, excelente-dice con sarcasmo-

-Te lo pregunto en serio-

-Con lo que he vivido no puedo juzgar apenas, pero tía, la inmersión es brutal. La ambientación, los cambios de temperatura conforme descendía eran perfectamente reconocibles. La textura de las piedras bajo los pies y cuando me rozaba con ellas...-

-¿Pero tú no estudiabas diseño? Pareces una desarrolladora de ambientación-

-Si, chica. Pero no me especializo en diseño de montañas, entiéndeme. Pero hasta el viento aullaba como debe hacerlo. Incluso la nieve olía, joder-dice emocionada-

-La nieve no huele a nada, Anya-

-¿Cómo que no? Huele a agua helada-

-A ti eso de que el agua es inodora, incolora e insípida no te lo enseñaron, ¿no?-

-El agua sabe a agua y la nieve huele a nieve-

-¿A qué huelen las nubes?-pregunto haciendo referencia a un anuncio antiguo que se volvió viral hace cosa de un año y que tuvo a todo el mundo usando esa pregunta estúpida para todo-

Nos echamos unas risas a costa de eso mientras llegamos al Arka y por suerte se acaba la conversación sobre si la nieve huele, sabe a pollo frito Kentucky o en lo que fuera a derivar esa conversación sin sentido.

Nos separamos en uno de los pasillos de la entrada y me dirijo con paso firme al aula de Wick. Un chico sale de uno de los pasillos laterales sorprendiéndome y me llevo la mano a la espalda de forma inconsciente. Mientras él me mira como si estuviera loca me disculpo y sigo mi camino.