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POV Camila

Lauren se había ido hace dos meses, y desde hace 3 semanas que no sabíamos nada de ella. La última vez que se comunicó fue con Regi anunciando el fin de la comunicación por ese medio, con una simple "N". Siempre supe que Lauren era alguien que tenía planeadas las cosas, y que era raro que ella no tuviera un cierto control en lo que ocurría, pero que pasara tanto tiempo incomunicada, solo me daba a pensar que esto no estaba bajo su control. Tampoco sabía que tan "bien" estábamos actualmente. Ella nunca se comunicó conmigo directamente, y debo confesar que eso me decepcionó un poco, ya que pensé que le iba a resultar fácil averiguar la combinación de números que le puse como contraseña. Los mensajes que ella escribía para mí al móvil de Regi, no manifestaban mucho amor.

Ahora que estaba de vacaciones por lo menos durante un mes más, había tomado como rutina, ir a la casa de Lauren todas las mañanas, y a veces cuando tenía exceso de esperanza, me quedaba a dormir, pensando que ella iba a volver esa noche.

También comencé a pasar mucho tiempo con Regi, y a Patri la vi un par de veces. Conocí al otro habitante del piso, Leonardo. Su ocupación era camionero y no pasaba mucho tiempo en su casa, aun así, se podía decir que entre los tres (Lauren, Regi y él) había una confianza un poco más desarrollada que entre simples vecinos.

Entre todas las instrucciones que me dejó Lauren, y no solo las que me dio en persona, sino las que dejó en su casa, me hizo ir a unas cuantas casas de camping, donde si me entregaban un solo paquete era raro. Me dijo que no dejara de hacer mi rutina de ejercicios, ni dejará de jugar. Me pidió que conociera el edificio como si yo lo hubiera construido, y hasta me dejó los planos. También me indicó que fuera a la terraza por la escalera que ella había colocado en su terracita, para ver donde guardaba sus provisiones... En fin. De todo lo que me había pedido lo que más me gustaba era sumergirme en lo que a su trabajo se refiere. Ella me había dejado más que claro, que podía hacer lo que quisiera en su casa, que no había nada bajo llave o con una contraseña que no me hubiera brindado la combinación, así que aproveché para ver qué tanto tenía en sus ficheros, ver sus libros, sus cuadernos... con cada palabra suya que repasaba con mi vista, la extrañaba más y más.

Cuando eso se hacía inaguantable, decidí que era tiempo de ir con Regi.

Con ella el tiempo se podía pasar más rápido o por lo menos se hacía más ameno. El tema recurrente siempre era Lauren. Era curioso cómo Regi siempre ponderaba mi accionar con Lauren, aún con errores, los cuales ella no veía como tal y con las cosas que se daban por simple casualidad. "Con ustedes las casualidades no existen" era lo que me decía. También cuando tenía escasez de optimismo y creía que Lauren no iba a volver más, ella me decía "No te preocupes por eso, tu energía la va a traer de vuelta si es necesario"

Una de las tardes que estaba fijándome el estado de las provisiones y demás cosas almacenadas, oí el timbre. No tardé nada en ir a la puerta, como siempre, solo tenía la esperanza que fuera ella...

- Ah, hola Víctor – Saludé al encargado del edificio, tratando de no hacer notar tanto mi decepción.

- Buenas tardes señorita. Le traje algo que entregaron recién.

Miré lo que tenía en sus manos, y reconocí la letra, ¡era de ella!

- ¡GRACIAS! – Le dije apurada y gritando de la emoción, y sin el más mínimo cuidado, le arrebaté el paquete de las manos.

Corriendo ingresé a la sala, y me senté en el sillón. Gracias a la navaja multiusos que ella me dijo que portara siempre conmigo, abrí el paquete de inmediato. Di una vista rápida a todo lo que había dentro de la caja, hasta que vi el sobre. Al abrirlo me encontré con varias fotos de Lauren en diferentes lugares... Hace tanto que no la veía que me puse a llorar, mientras trataba de retener cada detalle nuevo en ella visible... Parecía cansada, pero no triste. Estaba un poco más delgada de lo que recordaba, pero parecía fuerte. Tenía un brillo en su mirada que ya quería volver a tener cerca mío otra vez, y su sonrisa... ¿Será para mí?

El último principio (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora