Lo primero que sentí fue calidez... Estaba en un lugar cálido, como si estuviera en una casa, u hogar. Noté por el tacto de mis manos, antebrazos, y pies que estaba acostada en algo blandito y suave, sin contar que sentía como lo que me cubría también era suave.
Percibía un leve aroma a lavanda.
Abrí mis ojos, que no tuvieron dificultad para adecuarse a la tenue iluminación de la habitación. Me incorporé un poco, notando que estaba sobre una cama cubierta por sábanas y un acolchado de tonos claros... Lo que desprendía el aroma a lavanda era la almohada sobre la que estaba apoyada antes. Hacía mucho que no dormía en ese tipo de condiciones.
Me senté en la cama, ahí pude ver que tenía un pantalón de pijama y una remera que no eran míos, pero parecían nuevos. Toqué el piso frío con mis pies, e instintivamente busqué algún calzado. Lo que me encontré me dejó algo contrariada: Había unas pantuflas, pero... tenían forma de cabezas de aliens, de grises para ser exacta. Si supiera que es imposible, creería que es una broma de Camila. Me las puse y me levanté por completo. Recorrí la habitación con mi mirada, buscando algún indicio para saber dónde estaba y algo que pudiera usar como arma. No había mucho, y lo único que pude obtener como una especie de arma fue la pata de un banquito, de apariencia metálica, que parecía mal soldada. Tenía un cierto peso, y algo de punta por el ángulo en que la rompí, por el momento sirve hasta hacerme de un arma de verdad.
Me dirigí a la puerta y me quedé escuchando a través de ella: Solo percibía silencio.
Giré la perilla de la puerta y la dejé un rato abierta esperando que algo pasara, como no sucedió nada, di un salto a lo que ahora veo, era un pasillo. La habitación de la que salí, se ubicaba casi al final, así que comencé a recorrerlo sigilosamente, tratando de abrir cada puerta por la que pasaba... De las 6, solo pude abrir 2, que tenían lo mismo que la habitación que dejé. Al llegar al corredor principal con el que el pasillo se unía, me di cuenta que aparte del pasillo en el que yo estaba, había por lo menos 3 más, y este era el más cercano a la puerta doble que guiaba hacia algo desconocido...
Mientras estaba decidiendo qué hacer: si cruzar la puerta o perderme en los otros pasillos, me di cuenta que mi condición no parecería ser la de alguien en cautiverio. No estaba atada, mi puerta estaba abierta, y bueno, me desperté en una hermosa, cálida y suave cama.
Encontré algo de consuelo en pensar que Camila y los chicos recibieron el mismo trato que yo.
Crucé la puerta y todo parecía vacío, era una gran sala carente de cualquier cosa en ella, solo había dos puertas, una en la pared de enfrente a donde entre y la otra a lo que ahora era mi izquierda, en esa posición. Como en cualquier construcción bien hecha, la puerta de salida y entrada siempre se destaca de las demás puertas, por eso me dirigí a la que estaba casi enfrente mío. Estaba cerrada. Me dio la impresión que tras esa puerta no estaba el exterior, pero si era una salida o entrada.
Me dirigí a la única puerta que quedaba por ver. Al ingresar note una escalera, y también había dos puertas más si se la pasaba, pero estaban en penumbras. La escalera sin embargo estaba iluminada, como los pasillos y la sala que pase. Quería subir, pero primero me fije si esas puertas estaban disponibles para mi curiosidad: cerradas...
A medida que subía empecé a notar voces, voces alegres y que no pretendían esconderse. Me senté en el penúltimo escalón para poder identificar cuántas personas estaban hablando.
Dos mujeres parecían estar peleando en un comienzo, cuando la conversación se tornó divertida. Parecían amigas. Una de las voces que escuché muy pronto se hizo presente en cuerpo cuando pasó por enfrente de las escaleras llevando una bandeja o algo así, con dirección de derecha a izquierda. Ni bien pasó, ignorando por completo el mirar las escaleras, sentí los pasos de la que suponía era la dueña de la segunda voz que había diferenciado. La primera mujer era alta, por cómo sonaban sus pasos supuse que llevaba tacos, algo que me pareció totalmente ilógico y poco práctico, sin embargo, inferí que eso me iba a ser de ayuda, ya que no creía que ella representara un problema. También observé que tenía el pelo recogido, pero algo desordenado, llevaba anteojos y una bata blanca de laboratorio, que a pesar de cubrir su cuerpo por completo, no ocultaba su buen físico. Unos segundos después, paso con un caminar apresurado, y también ignorando por completo mi posición, una mujer rubia, bajita, que parecía poseer un brillo natural que también tenía una bata de laboratorio. Ella usaba zapatillas de correr, las cuales tenían a sus costados franjas reflectantes... Espero que no salga con eso así al exterior, es un gran error.
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El último principio (Camren)
FanfictieLauren es una apasionada por los misterios, grande enigmas, y por los inexplicables sucesos que acontecen en este mundo y en todas sus realidades. Camila ama lo que hace pero no lo cree suficiente o digno de destacar... Ambas se conocen con la perce...