La "casa campestre", como Marco había insistido en llamar a la pequeña parcela que su abuela tenía en Trost, era tan impresionante a los ojos de Naomi que le costó mucho poder disimular sus sorpresa.
Las praderas eran plantaciones de manzanas y una pequeña parte dedicada al maíz, por lo que el aroma dulzón de la fruta se mezclaba sutilmente con la sofocación de los granos. Era la primera vez que veía una plantación con sus propios ojos. Antes se valía de su imaginación cuando escuchaba las historias que se contaban en el subterráneo sobre hectáreas completas de comida hasta donde alcanzara la vista. En ese momento, el campo le parecía inmenso y estaba encantada con lo que veía.
El aire era más limpio allí, como si el cielo bajara al nivel del suelo con toda la pureza de su brisa y la niña se sintió feliz; se sintió eufórica e impaciente por conocer más antes de siquiera bajarse del carruaje. Jean la ayudó a bajar su maleta, protestando entre dientes sobre la cantidad estúpida de libros que ella había insistido en llevar a pesar de que se suponía que eran días de descanso. Sin embargo, ella hizo oídos sordos a sus protestas mientras bajaba del carruaje luchando para que su vestido negro y dorado no se estropeara con sus pisadas. Había sido un regalo del Comandante, especial para los viajes le había dicho, por lo que consideró que sería una buena ocasión usarlo.
Una vez en tierra se permitió suspirar y estirarse un poco, sus miembros entumecidos por el viaje y el calor sofocante del centro de la ciudad. Aún miraba el paisaje con expresión maravillada.
Eran tantas tierras, tan inmensas a sus ojos, fértiles y coloridas por la luz del mediodía. Habían animales pequeños, rellenos y sanos, había cultivos, el cielo prístino y el muro enorme que cortaba el azul como una abrupta sombra circular.
Era todo tan hermoso; la luz del día era tan mágica sobre sus cabezas y ella no comprendía porqué Jean y Marco peleaban mientras bajaban el equipaje y no veían la inmensidad que tenían frente a sus ojos. Ni siquiera con todos los escasos libros que había logrado tener en el subterráneo había imaginado un lugar tan hermoso como ese.
-¿Qué te parece?- preguntó Marco, un poco falto de aliento por el esfuerzo a su lado.
-Esto es...enorme- articuló ella absorta- ¿Cómo es que tu abuela tiene todo esto?
El niño rió divertido antes de empujarla un poco.
-¿Qué dices? esto es realmente modesto. Mi abuela no gana mucho con la producción pero al menos le alcanza para pasar cómodamente su vejez. Aunque si le preguntas a los comerciantes, aquí se venden las mejores manzanas de todo Trost.
Naomi se extrañó, a ella le parecía una tierra de príncipes, tan abundante de comida y aire puro; el hecho de que todo eso sea de gente de clase media la asombraba.
Probablemente los que vivieran en Sina serían dueños del mundo entero.
-Pues me parece muy bonito- dijo al fin con una sonrisa.
Podría pasar varios días en ese pequeño lugar robado del cielo en compañía de sus amigos, era como un sueño hecho realidad.
-¿Nunca estuviste en un lugar así?- preguntó Marco con curiosidad.
-Siempre estuve en la ciudad- mintió ella- el único espacio verde que conocía era el jardín trasero que había en mi casa.
-Ya veo- repuso el chico apoyando su brazo en el hombro de la joven y contemplando con ella las praderas- espero que no te decepcione entonces.
Naomi suspiró.
-En lo absoluto.
La cabaña de la abuela de Marco era una pequeña y modesta construcción de madera pintada de blanco, gastada por el tiempo, con un porche amplio y dos chimeneas humeantes incluso a esa hora. Tenía dos balcones pequeños en el frente y detrás de la casa estaba el muro, protegiendo la diminuta morada como una enorme mole grisácea. Naomi había visto ese diseño antes; había casas similares en el subterráneo, que aunque careciera de muchas cosas, irónicamente tenían casas como esas, símbolo de estatus entre los comerciantes adinerados de la zona. Esas casas solían estar llena de bravucones esperando por el ladrón lo suficientemente estúpido como para probar su suerte o con niñas secuestradas, golpeadas y aterradas.
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Anything but Love
FanfictionLibertad. Naomi Frost no conocía su significado hasta que Levi la salvó de la oscuridad. Y ahora ella luchará por darle a él la mísma libertad más allá de los muros que los rodean. Aunque le cueste absolutamente todo, Naomi sabe que jamás podrán qui...