Capítulo 37

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Sebástian Fantiny

Lo que pasó, créame, no tiene explicación. Entiendo que mi hermano se merecía todo eso y más, mucho más.

Es un cabrón.

Por un momento me sentí bien por su situación ahora él entiende perfectamente lo que es tener una mujer tan especial y que por un momento todo  lo que crees que es  estable se acaba, que sientas que tienes la oportunidad de cambiar pero sabes que estas perdiendo todo, así me sentí,  se que ella es impulsiva,  gruñona y siempre cree que las cosas nunca mejorarán aunque exista la solución.  Se que la situación con Fausto fue algo que la dejó muy inquieta,  aunque no lo diga y muestre estar tranquila la idea de ver a Fausto cerca de Amelia le desagrada. 

— Estoy un poco cansada.  — Dijo recogiéndose el pelo. — Necesito un descanso.

El hecho de que este a mi lado la hace especial. Con todos sus desperfectos la amo y la amo con tanta locura que a veces creo que me volveré completamente loco.

Aun recuerdo el día en que me enamoré, primero estaba resignado a que solo era por alguna iluminación, algo momentáneo pero, luego todo cambió tan drásticamente que no sabía si era amor o obsesión. 

Pero con certeza pude decir que amo a esta mujer y lo digo con total sinceridad.

— ¿Por que me ves así? —Me dijo con una pequeña sonrisa en su rostro. 

—¿Te digo?

—Exijo saber,  tiene que ser importante,  además necesito saber. 

— Muy exigente, Rockefeller. 

— Debo de saber, Fantiny, no por nada sonríes de esa manera.

— Tu eres mi razón, no tengo que explicarte. 

—Muy romántico. De todos modos tienes que decirme. 

Y lo haría,  aún tenía cosas que decir que aun las callo. 

— Te diré con la condición de que me escuches atentamente.  ¿Trato?

— No, Fantiny,  Acuerdo. 

— Veo que la niña no borra. 

— Solo dime,  espero por ti.

Esta bien,  respira Fantiny. 

— Aún recuerdo aquél día en el cual hablamos por primera vez, ¡Dios que niña eras!, — la acerqué a mí.— No se cómo pude hacerte ese daño.

— Yo accedí,  no fue tu culpa. 

— Ese día , tus lagrimas caían como mares, no querías levantar el rostro por miedo a mi, esa timidez y sencillez que tenías me volvieron loco, platicamos poco tiempo, teníamos pocas cosas en común, más bien nada en común. 

Reímos.

— Aún si no te detuviste, Sebástian. Te dije que era virgen y saliste corriendo como todo un cobarde.

— No me recuerdes eso  no sabía que pasaba por mi cabeza en ese momento. Tenía miedo,  no sabía que hacer.

— Sabes que no te creo cuando me dices que tu primera vez con una virgen fue conmigo. 

— Seré todo lo que me digas menos mentiroso,  si algo me enseño mi madre es que la mentira tarde o temprano se sabe.

— No me convencerás.  Además fuiste muy... 

— ¿Intenso? 

— ¿Doloroso?  No se de que manera decirlo. 

En mi defensa, no tenía idea que iba a hacer con ella, estas en pleno acto sexual y justo cuando crees que todo va a salir bien que ya estas a punto,  solo a un punto de llegar a donde quieres ese alguien te dice que es virgen y mágicamente todo el Kama-sutra que tenías guardado para ese momento tienes que cambiarlo.

Acuerdos [Vol 3] [Trilogía relaciones Tóxicas]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora