Bajo el mar y sobre las nubes: Regalos

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Parte 1:Regalos

La aleta de azul brillante y puntas doradas, se movía con extrema agilidad, en una serie de pasos que asemejaban un baile hipnótico y atractivo que rompían la superficie acuática que rodeaba el cuerpo del Mermaid, que gracias a la falta del luz solar se encontraba blanco como la espuma marina.

Con velocidad anormal serpenteaba entre la multitud de sirenas y tritones, que ante las corrientes marinas que provocaba presencia, maldecian, gritaban e insultaban.

Pero aquella tosquedad era olvidada de inmediato, cuando la voz del chico salía en forma de disculpa.
Solo bastante un poco de reconocimiento para que los afectados fueran conscientes que el responsable de todo aquel ajetreo era el joven Mermaid que trabajaba en el viejo restaurante Baratie.

Aquel muchacho era reconocido en todos los alrededores por hundir los barcos de todo aquel pirata que entraba en el territorio de los hombres pez, buscando cazar alguna que otra sirena para su venta.

El respeto por el chico de cejas rizadas se extendió por todo el mar y la eterna gratitud de su especie los hacia olvidar incidentes como los que provocaba su nado poderoso que era capas de arrasar con pequeñas tiendas, sin que fuera su intención el hacer daño.

Al final los habitantes de la ciudad marina lo dejaban ser, sin darle mayor importación, mientras lo miraban alejarse de la ciudad en una curiosa mezcla de azules y dorados que brillaban como el más preciado tesoro que el mar pudiera tener.

Las manos del joven Mermaid, sostenían con fuerza una pequeña burbuja transparente, que permitía a cualquier ojo curioso ver lo que en su interior albergaba.

La sonrisa de perlas blancas explotó en los labios rosados y eternamente mojados del chico, al imaginar la expresión llena de satisfacción que se ganaría de su preciado ángel, cuando este viera los bellos presentes que tenia para el.

Cuando al fin se encontró en un lugar desierto y sólido del mar, cerca de las costas del archipiélago Shabondy, se dedicó a nadar con alegría desbordante hacia la superficie.

Su rostro salió con sigilo, sintiendo en la piel delicada de su juvenil rostro los rayos del sol que dejaban un picor y ardor agradable en sus tersas mejillas.
Miraba con cuidado todo su alrededor, por si alguien no deseado estuviera ahí,  poniendo en riesgo su seguridad.

Más su mirada afilada y calculadora desapareció, cuando a unos metros sobre el mar vio sobrevolar la figura de un hombre moreno y musculoso, que poseía alas inmensas de un verde intenso como el de su cabello y unas piernas de pájaro, con garras largas y puntiagudas.

-¡Marimo!- grito con efusuvidad, sacando la parte superior de su cuerpo del agua, exponiendo un tonificado abdomen y pecho, recubierto por una ligera capa de escamas doradas en sus brazos y cuello- ¿Has estado esperando mucho por mi?- pregunto risueño, mientras nadaba más cerca de donde e el hombre pájaro estaba planeando.

- No realmente- contestó serio, a pesar de que sus ojos denotaban lo alegre que estaba de mirar al tritón- ¡Atrapa!- grito, lanzando al rubio un paquete envuelto en hojas de palma.

Sanji, el joven Mermaid atrapó con un poco de dificultad lo que el ave de nombre Zoro le lanzó, quejándose en todo momento de lo bruto que era este.

-Vamos pececito, no seas tan llorón- se burló ante la molesta mirada que el otro le dirigió.

-No me llames pececito- dijo con un puchero marcado- Y no soy un llorón.

-¿Entonces por qué tienes los ojos rojos y las pestañas empapadas?

-¡Ay!, No lo se- giro los ojos- quizás sea por que vivo en el mar y ya sabes, el mar esta hecho de agua y el agua moja- sus palabras derramaron sarcasmo en su máxima expresión.

¿Qué es el amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora