Capítulo I

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Me dejo caer exhausta sobre mi pequeño escritorio de madera preciosa. El olor de la caoba sumado al característico aroma de las rosas del jardín me hacen entrar en algo similar a un trance. Ciertamente es una mañana calurosa pero es de esperarse puesto que comienza el tan deseado verano. Alibanya es un país donde el invierno es casi perpetuo y la primavera y el otoño son prácticamente imperceptibles. En raras ocasiones podemos disfrutar de esa estación del año donde los rayos del Sol consiguen dotar de un hermoso color miel nuestras características pieles pálidas y níveas producto a los extensos períodos fríos.
Una gota de sudor se desliza por mi frente y decido tomar un baño refrescante. Me dirijo a la sala de baño y me desvisto lentamente mientras observo mi reflejo en el espejo que reposa sobre la verde azulada pared.
Frunzo el ceño un poco molesta por mi imagen. Una chica de cabello negro y absurdamente corto y ojos marrones tristes me mira con lástima. Sacudo la cabeza con violencia y me sumerjo en la bañera. El agua templada relaja mis músculos y por unos instantes me siento bien.
—¿Abe?
Una voz nerviosa se escucha al otro lado de la puerta. Sonrío con picardía y en enarco una ceja.
—Adelante Kristen...
A los pocos minutos una chica menuda irrumpe en la sala de baño. Lleva el cabello rubio desordenado y un fino vestido de estampado floral.
—¿Ya han llegado?—pregunto sin apartar la vista de la espuma que comienza a formarse sobre la superficie del agua—Este año han tardado más de lo normal y estoy agotada.
—No. Acaban de enviar a un emisario diciendo que llegarán en dos o tres días aproximadamente—clava la vista en el suelo—Y sé que estás agotado Vincent...Lo siento...
Estallo a carcajadas y acto seguido ladeo la cabeza pata observarla mejor. Allí,en el umbral de la puerta con ese aire angelical y esa mirada inocente Kristen me recuerda uno de esos cuadros que adornan la Sala de baile de Palacio.
Mis ojos pasean por su cuerpo haciendo un mapa mental de cada uno de sus detalles,de cada curva,de sus facciones.Me detengo al llegar a sus delgados labios rosados.
La chica se ruboriza.
—Yo...yo debo irme Vincent—dice nerviosa y unos ojos verdes centelleantes me miran fijamente.
Una pompa de jabón estalla cerca de mi nariz.
—Sabes que no me llamo Vincent—hago una pausa—¡Mi nombre es Abella!—estallo en cólera.
Kristen se sobresalta y le comienza a temblar su labio inferior. Por unos segundos me siento culpable por tratarla así.
—Lo siento Kit...yo...
Pero la chica ya no me escucha y solo siento el portazo y la ráfaga de aire que deja a su partida.

***
Mi padre siempre ha sido un hombre muy petulante. De carácter rudo y narcisista. Siempre se ha creído con el poder de disponer sobre la vida de los demás,como si fuesemos tan solo unos simples peones de ese horroroso juego de ajedrez que acostumbra a jugar luego de cada cena.
—¿Ya te han contado?—me dice sin apartar la vista del montón de papeles que tiene apilado sobre su escritorio—Llegarán en unos días.
Me encojo de hombros y tomo asiento frente a él. Observo sus pobladas cejas que,sumado a las visibles arrugas lo han lucir más mayor de lo que realmente es.
—Sospecho que se cancelará el Festival de Verano. Los cultivos de fresa han contraído una plaga seguramente.
—Eso aún no lo sabemos— mi padre se frota la sien— El Festival de la Fresa es una tradición que se ha mantenido por años Vincent y no me perdonaría que no lo celebráramos.
Yo finjo escuchar sus palabras. Es agitador cuando debes escuchar la misma historia una y otra vez.
—¿Me estás escuchando Vincent?
—Eh....
Mi padre se pone en pie en un movimiento brusco. Sus ojos destilan ira y rabia.
—Te podrías tomar las cosas más en serio.Al fin y al cabo eres el heredero al trono.
"Heredero al Trono"
—No.Heredera— recalco cada sílaba—Y sabes que odio que me llames así papá.
—¡Abella baja la voz!— los ojos se le salen de las órbitas y mira hacia todos lados nervioso—Si alguien llegase a descubrirlo...sabes lo que ocurriría.
Resoplo molesta y me levanto de un salto. Con grandes zancadas me situo cerca del ventanal que da a la pradera. Afuera se puede vislumbrar un hermoso atardecer.
—Pequeña—siento el peso de su mano sobre mi hombro—Una vez que asumas el mando del país todo volverá a ser como antes
"Como nunca fue"pienso para mis adentros.
—Serás una chica como todas las demás...
Niego con la cabeza. A lo lejos el Sol se oculta lentamente,el cielo se torna rojo.

"—Me gusta el sabor de tus labios...Rojos...como la fresa
—Pero...soy chica
—Yo también.Eso no impide que te ame"

—Tranquilo papá.Nada cambiará—le digo dándole una palmadita en la espalda—Es mejor dejar todo en su lugar—me muerdo el labio inferior—¿No crees?

A Tomboy PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora