Capítulo IV

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Al llegar al claro del bosque la fina llovizna que antes caía ha desaparecido por completo. Solo se percibe ese aroma a maleza y madera mojada. Respiro pausadamente y agradezco en parte que la tormenta se haya disipado.
Desciendo del caballo y lo dejo pastar libremente. Joeal se queda estático en el lugar y le doy unos leves golpecitos en el lomo,animándolo a que aproveche y coma un poco.

—¿Qué sucede pequeño?—musito al verlo nervioso—Estaré bien vamos...

El animal comprende lo que le quiero transmitir y se aleja unos metros de mi.
Me quedo allí mirando a mi alrededor. Decido ignorar que está anocheciendo y luego de tomar mi pequeña valija decido adentrarme un poco más en la espesura.
Mis pies se mueven solos,como si ya supieran exactamente a que lugar necesito llegar. En el trayecto miles de recuerdos vienen a mi mente,acechándome. A lo lejos escucho un búho y la piel se me eriza. No tengo miedo.

"—No seas nenaza Vincent.
La niña saca la lengua burlándose.
—¡Oh vamos! Conozco el lugar al dedillo.
La pequeña arquea una ceja y en un movimiento rápido acerca sus labios a mi oído.
—¿Qué más conoces al dedillo?"

Justo cuando me creía perdida veo el lago a pocos pasos de mi. Cierro los ojos e inhaló profundamente. Siento este lugar más mi hogar que aquel palacio colmado de oro y riquezas.
En un movimiento ágil me desprendo de mi camisa, los vaqueros y aflojo la corbata. Despojo a mis pies de los ajustados zapatos y siento el césped húmedo bajo mis talones. Camino lentamente hasta la orilla y vacilo un instante antes de introducir mis piernas en el agua fría.
Ya ha anochecido y el reflejo de la Luna es lo único que se puede apreciar con exactitud. Aunque en Palacio todos se deben estar preocupando por mi considero que me merezco este momento,a solas, en mi verdadero entorno.
Una vez dentro,decido sumergirme por completo. El líquido me absorbe por completo,me hace feliz.

"—Entonces...¿me amas?
La miro y asiento lentamente
—Como nunca amaré a nadie"

Un calor característico trepa por el interior de mis muslos. Entonces me viene a la mente la imagen de Kristen,sus labios,su figura. Suspiro. Nado hasta una pequeña saliente y me siento. Sin pensarlo dos veces y confiada de la soledad que me envuelve llevo una mano hacia mi entrepierna. Palpo mi centro lentamente y dejo soltar un gemido. Introduzco un dedo y con mi otra mano decido explorar mis senos. Son muy pequeños,tal vez producto a la gruesa banda de tela que desde pequeña me obligaron a usar.

De pronto,algo se mueve entre los arbustos,interrumpiendo mi estado de ensoñación.

—¿Hay alguien ahí?—pregunto al viento—¡Guardias!

Me doy una bofetada mental. ¿Por qué demonios estaba llamando a los guardias si no sabían que estaba aquí?
Pero nadie responde así que asumo que solo era un animal cualquiera. Aún así reparo en que es mejor volver antes de que comiencen mi búsqueda.
Desnuda,me dirijo a buscar mi ropa.Pero no está. Rápidamente el pánico se apodera de mi e imagino las miles de situaciones que pudieran ocurrir. Estoy segura que a mi padre no le haría gracia que me apareciera como Dios me trajo al mundo.

—Levante las manos a los lados—me dice una voz a mis espaldas.

Por el tono,deduzco es un hombre.Obedezco.

—¿Quién es usted?—grazno inconscientemente—No tengo dinero...
—Usted no me conoce,pero yo si sé quien eres:Príncipe Vincent—el hombre hace una pausa seguida de un vulgar silbido— O mejor dicho "Princesa"

La sangre se me hiela y trago en seco.

—Mire...El jefe me daría una buena recompensa por llevarla así,en su estado. ¿Pero sabe qué? Yo soy un alma buena y la dejaré libre con una condición.

A Tomboy PrincessDonde viven las historias. Descúbrelo ahora