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Las cosas vuelan por la puerta para aterrizar en la calle, los gritos son bastante fuertes como para avisarle a los vecinos que es el final de una linda y caótica relación de tres años, lo único que falta en la escena son los llantos de la pequeña que observa por la ventana como su padre es empujado hasta la puerta. Mark no tiene nada que decir, ella fue infiel, pero él es quien termina siendo gritoneado y corrido de casa.

—¡Adiós papá!— Se despide la niña de tres años agitando su mano, Mark la mira y hace una mueca, la que siempre hace cuando la pequeña solo demuestra que no lo quiere.

Es así como termina en un solitario parque con su maleta hecha un desastre y poca batería en su celular. Fueron tres años en los que estuvo con su esposa, y en tres años nunca le fue infiel, pero ella dejó de creerle cuando encontró las cosas que Mark guardaba con cariño y en su mayoría tenían que ver con cierto chico que ella no conocía. Jia Li si que fue infiel, al menos un vez con un vecino, y Mark consiguió perdonarla, o quizás le daba igual como todo lo que su esposa hacia para salvar la relación. Su hija, su tierna hija que lo detesta porque su madre no deja de hablar pestes sobre su padre, y aunque Mark si quiere a la niña –en el fondo, muy en el fondo- su relación padre/hija no va tan bien como quisiera. Su vida es un caos, pero es un lindo caos formado por su propia culpa.

Toma su celular y manda un mensaje al numero al cual se negó a borrar aun cuando su esposa lo obligaba, Mark ni siquiera sabe si sigue siendo el mismo o ha sido olvidado, solo escribe el mensaje rápido porque el frío esta matándolo. Es navidad, noche de paz, y él no la consigue porque su esposa así lo quiso. La mujer debió lanzarle su billetera, pero ella decidió que era mejor dejarla en casa. Tiembla por culpa del frío y solo espera no morir congelado.

Dos horas después puede sentir a alguien a su lado, colocando sobre sus hombros una chamarra con la que se abriga. Unas manos tocan su piel y son tan cálidas como las recuerda.

—Casi muero.— dice evitando estornudar. La persona a su lado le abraza, tal vez con una sonrisa. —Hubiera quedado en tu conciencia.

—¿Por qué en la mía? Tienes una esposa y una hija.

—Si no estuvieras en mi vida yo podría ser feliz con cualquier persona.

Se gira para atrapar en sus brazos a su lindo chico que sin duda esta un poco diferente, pero no lo suficiente como para que Mark deje de reconocerlo, él aun usa el mismo perfume.

—Entonces me haré responsable por esta vez. — Mark asiente hundiéndose en Donghyuck. —Te traje un regalo. De navidad.

Es cuando el mugroso muérdago, esa cosa que siempre los encuentra es elevado y lo único que consigue hacer es sonreír, lo tiene tatuado en la vida, una tradición que le dicta que cualquier navidad puede regresar y con él Donghyuck. Besa a su lindo chico para reconciliarse de cualquier problema, para volver a unirse y completar otro ciclo. Es cuando toda su vida parece una serie de imágenes entre él y Donghyuck, algunas repetidas por haberse tropezado con la misma piedra y otras únicas por haber ocurrido solo una vez. Es tan especial, al menos para Mark.

Donghyuck, sin duda, es el amor de su vida, uno aveces lindo y tierno y otras veces toxico, un poco demasiado dramático a su gusto, pero él no puede decir que lo decidió así, o que no lo volvería a hacer.

Life Love • MarkHyuck •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora