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Cuando es tiempo de regresar no tiene el mismo semblante feliz como con el que se fue, ahora su rostro parece una mezcla entre molestia y tristeza. A pesar de que Suni no sabe que es lo que ocurre ella es tan linda que abraza con fuerza a Mark cada que puede, ella lo consuela aunque nadie sepa de que, y Mark debería estar bien con eso, debería comprender que su novia es una buena persona y es por eso que la quiere, pero en su mente solo ronda en que ella hace más daño del que cree.

Cuando llega a casa saluda a su madre y ella abraza a su novia como si la extrañara a pesar de solo conocerse poco tiempo, su padre ni siquiera vive con ellos por lo que no debería ni de conocer a su pequeño hermano quien está aprendiendo a caminar. Su hogar como siempre es frio a pesar de que Suni está ahí para alegrarlo.

—Suni, eres tan bonita.— Canturrea Lin por teléfono. Ella no ha regresado y el año está acabando, quizás le ha gustado pasar los días en la casa de sus abuelos. —Debieron de haberse divertido mucho. Donghyuck me regaló un libro ¡es de arte! ¿Pueden creer que me regalo un libro de arte? La verdad es que lo adoro.

Suni sonríe y la plática entre ellas sigue, pero por alguna razón Mark no puede hacer aterrizar su mente, está en alguna parte del espacio donde no puede alcanzarla, donde se pierde y se encuentra con el muérdago que tanto lo ha seguido, el muérdago que le regalo Donghyuck.

Esa noche no llama a Suni ni se queda en casa, se escapa un momento y hace el recorrido que una vez hizo todos los días en su infancia. Observa los mismos lugares que vio de niño, el mismo árbol, las mismas calles, hasta que llega a su destino y se detiene en el pórtico. Desea tocar la puerta pero sus manos están congeladas, quiere llamarlo pero su garganta se anuda de inmediato, el dolor en su pecho es claro a pesar de que finge no saber porque. El muérdago esta entre sus manos y observa con atención el anillo que tanto quiere, se pregunta si ahora tiene el mismo valor que ates, si lo sigue amando o lo dejara ir. Desliza de su dedo aquel aro de metal y lo observa con atención sin saber qué hacer, porque si ya no le importa no debería tenerlo, y si le importa debería dejar de olvidar que está en su mano.

Una gota cae sobre el muérdago, pero curiosamente no hay ningún rastro de lluvia donde se encuentra.

Life Love • MarkHyuck •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora