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Su endemoniada hija corre de un lado a otro con flores cayéndose alrededor del salón, a pesar de que ella cumplirá ocho años parece que aún no sabe sostener un simple ramo. Donghyuck la detiene y acomoda por quinta vez las rosas que se destrozaron, Mark debería agradecerle a su pareja, pero esta tan distraído haciendo nada que no se da cuenta de ello. Ellos debieron de asistir a la iglesia y estar en la ceremonia, pero cuando estaban en el auto hubo una votación de ir directo a la recepción o asistir a la aburridísima boda. Al final dos votos son dos votos que ganan a la moral y a Donghyuck. Por eso la pequeña salta de un lado a otro buscando entretenerse porque nadie ha llegado, solo ellos.

—¿Puedo comer las galletas?— pregunta la pequeña al unísono con Mark. Donghyuck niega. —Fueron puestas aquí para que las comiéramos.

—Si, pero no pueden comerse las de las otras mesas.

Ambos niños –uno de un poco más de treinta y la otra de ocho- hacen un curioso puchero y se dejan caer en la silla. Mark puede ver cuando Donghyuck roba una galleta de la otra mesa cuando piensa que no lo ve, y le causa una sonrisa.

Su ex esposa fue tan adorable como para invitarlos a la boda, aunque para ser sinceros a la única persona que invitó fue a Donghyuck. Ni siquiera la hija que compartían estaba invitada la fiesta y el argumento de la madre fue que no seria apropiado para una niña ver como su madre se casaba con otro hombre. A Mark le dio igual y decidió acudir a la boda –o al menos a la recepción- con la niña.

Mark toma ese momento de silencio para admirar a su pareja, a quien no ha abandonado por cinco años y piensa seguir de ese modo. No se ira, se rindió y aceptó quedarse con él después de descubrir que ser feliz realmente le gustaba, una vida tranquila y sin muchos problemas fue lo que le convenció. Ahora, estando seguro que no se volverá a apartar y que tampoco tendrá a otra pareja que no sea Donghyuck puede respirar tranquilo, sin sentir celos o saber que lastima a su lindo chico. Otra de las razones por las que no piensa abandonar a Donghyuck es porque fue difícil apartar a Johnny; el hombre tenia determinación hasta en la sonrisa.

—Papá.— Le susurra su hija. —¿Cuándo te casaras con papá Hyuckkie?

—Me llevo preguntando lo mismo más de diez años.

—¿Por qué no dejas de preguntarte a ti y le preguntas a él?

La niña tiene un punto, Mark sonríe pensando que quizás no seria tan malo viajar y casarse, o tal vez quiere esperar un poco más para convencerse que no habrá más problemas causados entre ellos. Se golpea mentalmente, en definitiva debería casarse, pero organizar una boda no le hace ilusión y sabe que para Donghyuck seria lo mismo.

—Podríamos casarnos, en un lugar pequeño— Habla Mark olvidándose de susurrar. Donghyuck voltea como si no hubiera estado escuchando. —¿En navidad, bajo un muérdago?

Su chico muestra una linda sonrisa. Eso es lo único que necesita para saber cuando se casaran, sin necesidad de preguntarle nada más ni entrar en detalles, tampoco se debate si hacerlo o no, solo se concentra en Donghyuck. Quizás ese mismo año o el próximo, tal vez en dos años, pero lo harían alguna navidad, bajo un muérdago por mero gusto de las nostalgia. Se acerca a su lindo chico y lo abraza con cariño, le da un suave beso ignorando que la niña aun esta ahí.

Es un buen día, una buena semana, un buen mes. Siempre es un buen año siempre que pueda estar con Donghyuck. Definitivamente él siempre será el amor de su vida.

Life Love

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