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Así era, ya desde unos meses atrás, Jeon se había dado cuenta de que su corazón pertenecía latido por latido al bobo chico de cabellos extrañamente rubios, más bien, lo había aceptado. Jungkook había aceptado por fin, que gustaba de TaeHyung.

Había tenido que ver una y otra noche las estrellas, había tenido que escuchar una y otra vez la canción que le hacía estrujar el corazón y recordar entre pequeñas lagrimas a TaeHyung, había tenido que escribir un diario de cartas para el rubio, había tenido que llorar cada noche desde que el rubio se había marchado; para darse cuenta de que TaeHyung era "el amor de su vida."

Algunas tardes, cuando lograba darse valor, se hacía pensar que usar ese término, era muy fuerte para tener su edad, pero, ¿a que se le podía llamar eso entonces? Porque podía jurar que era y sería el amor más tierno y puro que podría tener en su vida y si TaeHyung no era su amor en esa vida, entonces sería en otra, pues siempre esperaría coincidir con él.





El timbre de salida sonó. El corazón de Jeon se aceleraba a medida que caminaba hacia la puerta, por fin entregaría una de las muchas cartas que había escrito para TaeHyung y aunque estaba seguro de que luego se arrepentiría, no pensaba desaprovechar los pequeños momentos de valor que últimamente tenía.

A lo lejos, entre la multitud, pudo apreciar la pequeña silueta de Jimin que parecía caminar pesadamente—. ¿Jimin? —alzó su mano para llamar su atención, pero su amigo pasó de largo con los hombros caídos, señal de que definitivamente, algo no iba bien.

— ¿Todo bien? —lo alcanzó y rodeó sus hombros con su brazo ligeramente más fuerte que los brazos de Jimin, quién sólo sonrió afligido.

— Y-yo... creo que pasaré del correo e iré a recostarme un poco, no me siento de bien, lo siento Kookie —Jimin bajó la mirada y tragó saliva haciendo notorios movimientos en su manzana.

— ¿Quieres que te acompañe? Tu casa queda a unas cuadras —Jungkook lo miró con preocupación, el pelinegro no solía ser así y mucho menos verse así de afligido.

— Ve a hacer aquello tan importante, estaré bien —el pelinegro sonrío una última vez y se alejó despidiéndose con la mano mientras caminaba cuesta abajo. ¿Qué había sido aquello? Había mentido por primera vez, a decir verdad, mentía siempre. Mentía cuando fingía que su mundo era perfecto, mentía cuando decía que no le dolían las cosas, mentía cada vez que el insomnio atacaba y sólo decía que no había tenido una buena noche, en cada sonrisa falsa, había un rastro del pequeño afligido y mentiroso que era, aunque mentir muchas veces le había salvado, ¿podía seguir así?

Volteó hacía atrás y cuando vio que su amigo castaño se había alejado lo suficiente, se recargó en el poste más cercano, estaba decidido a esperar a YoonGi, estaba decidido a recuperar a su amigo e ir uniendo una a una las piezas de su antigua vida.



El castaño daba pasos casi saltando, podía dejar de sentir sus piernas, un sentimiento que era reemplazado por la emoción y nervios, las dudas venían a su cabeza pero la fría corriente de aire las hacía esfumarse. Se podía decir que ahora era lo opuesto a como era en realidad, no estaba al mando de sus sentidos.

Su mentr estaba divagando y la adrenalina recorría su cuerpo, una fría corriente de aire chocó contra él y voló de sus manos cubiertas por guantes de lana el sobre que contenía la carta para TaeHyung.

— Mierda —el castaño corrió tras la carta que cruzaba la calle, flotando a una velocidad considerable, todo pareciair en cámara lenta, los sonidos eran distantes y distorsionados, en ese momento, sólo pudo pensar en la sonrisa rectangular del rubio, y uno que otro recuerdo, entre ello el artículo que había leído hacía unos meses "la adrenalina producida, es capaz de actuar como un sedante inmediato y bloquear el dolor por algunos minutos."



— 🐯 —



Era fiel creyente de la existencia de los destinos y las otras vidas, de las almas gemelas y el poder reencontrarse en cada vida si el destino así lo quería, era fiel creyente del hilo rojo y las historias de amor, así era el rubio; pero hacía unos meses tenía un extraño sentimiento que le recordaba a Rabbit, cada mañana que se levantaba; ¿era a caso que su hilo rojo estaba siendo cortado por el destino? ¿O sólo estaba enredado entre lo caótico de la vida y los caprichos del destino?

Una vez más, ahí estaba ese sentimiento de que sólo era él y su corazón en el frío mundo, una corazonada que traía consigo un pequeño dolor y la imagen del castaño por algunos segundos. Pero esta vez, había sido diferente, esta vez había durado más de lo normal y había sido acompañado por una rafaga de recuerdos junto a Jeon, pero eso no había sido exactamente lo distinto, sino que el rubio había preferido ignorarlo con una sonrisa y había caminado feliz, apretando los cómics contra su pecho, con la seguridad de que todo estaría bien, aún sabiendo que con el destino, nunca se podía tener certeza.






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¿Muy temprano o muy tarde para actualizar? >:)



➣¿Tienes corrector? //TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora