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—Excelente como siempre, señorita Zhou, tiene una muy hermosa voz y un gran futuro por delante— halagó su profesor de canto.

Una excelente joven, como dicen todos sus profesores, la de la vida perfecta, como la ven todas las personas que tienen el privilegio de estar en su presencia.
Zhou Tzuyu lo considera demasiado estúpido, ¿vida perfecta?, por favor, ¿qué no les enseñaron a no dejarse engañar por las apariencias?

—Gracias profesor— contestó con una sonrisa en su rostro.

Las mismas palabras de siempre...¿qué acaso no se cansan de decirlo? Es, como suelen decir, un total "disco rayado". ¿Futuro? Ni siquiera tenía en cuenta el presente la pelicastaña.

—Su turno señorita Im, y le sigue la señorita Park— avisó el profesor seguido de un asentimiento de parte de las mencionadas.

—Ellas son las que si tiene futuro—susurró para sí misma.

—¿Dijo algo, señorita Zhou?— preguntó su profesor.

—No, no es nada— contestó de manera nerviosa.

—Está muy distraída últimamente señorita, le doy el permiso para regresar a su casa—mencionó con tono preocupado.

—Muchas gracias, profesor, prometo que para la próxima estaré mejor— agradeció haciendo una reverencia— Si es que llega esa próxima vez— pensó e inmediatamente se despidió.
Iba caminado los pasillos hasta que... —¡Hir-!— escuchó. Detuvo su andar y observó que una chica pálida cubría la boca de una pelinegra que trataba de zafarse de la chica similar a un tofu.

—¿Pero qué no tienen profesor?—pensó y siguió su camino.

Salió de la Universidad y caminó sin rumbo fijo con la mirada baja. Al ser consciente de nuevo, observó a sus alrededores, no sabía en dónde de encontraba.

—Vaya, tal vez sea obra del destino— mencionó al ver un puente a lo lejos y corrió hacia ese lugar.— Sé que es muy cobarde de mi parte, pero no tanto la menor idea de que hacer sin ustedes desde ese día— habló hacia el cielo con los ojos entristecidos— Lo intenté, intenté seguir mi vida por todos estos dos años pero ya no veo nada bueno en este maldito mundo...no puedo con este sentimiento— susurró esto último para ella misma y subió a aquel lugar dispuesta a terminar con eso a lo que llaman vida—Perdonen mi debilidad...— dijo mirando hacia aquel cielo estrellado.
Sintió como su celular vibraba, lo agarró y vio dos mensajes, uno de cada una de sus compañera, Park Jihyo e Im Nayeon.
"¿Te encuentras bien? Sabes que siempre estaré para ti" "Si hay algo que te preocupa, siempre puedes confiar en mi".

—Agradezco su preocupación Unnie, pero no hay nada de que preocuparse— susurraba mientras escribía, lo mandó a las dos y guardó de nuevo su celular en el bolsillo.

—¡Hey!¡No lo hagas!¡Eso es un completo error!¡Créeme, yo también lo intenté!— volteó a la dirección de donde provenía la voz. Regresó de nuevo a su anterior posición y dio un paso.

—Ja, uno ya no puede quitarse la vida en paz— bromeó para sí misma.

Justo cuando se iba a dejar caer, sintió como alguien la agarraba de su muñeca y tiraba de ella, acción que provocó que ambas cayeran al suelo.

—Dios, creo que es la primera vez que corro tan rápido- escuchó como decía la desconocida entre jadeos.

— ¡Pero qué demo-!¡Agh!—gruñó— ¡No te metas en la vida ajena de las personas, enana!—comentó enojada y voltea a la dirección donde se encuentra la contraria.

—Oh, es la escandalosa del taller de pintura...pero si que está bella esta mujer— piensa algo impactada al verla.

—¿Disculpa?—dice la contraria con cara de indignación mientras la observa—¡Te estoy salvando la vida, maldito rascacielos!— ¿escuchó mal o realmente le dijo rascacielos? Enserio odiaba que le dijeran de esa manera, ¡es normal tener una estatura alta!— ¡Deberías de agradecerme!—grita la pelinegra.

—Pff, como sea—se levanta y se sacude la ropa—Maldito duende entrometido- dice la de alta estatura en un tono apenas audible mientras se aleja.

- ¡Te escuché!- le grita la pelinegra.

-¡Esa era la idea, estúpido duende!- le grita y sigue su camino.

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Escucha como vibra su celular, era una de sus compañeras con las que comparte la clase de canto, Park Jihyo.

—Dije que no hay nada de que preocuparse Unnie— contestó en un tono calmado.

—Tzuyu-Ah, te conozco bien y sé de todos tus pensamientos emos mujer— ríen las dos al escuchar eso último— ¿Ya estás en tu casa? Espero que no hayas ido a un lugar intentado hacer algo estúpido— dijo de manera seria, a tal grado que la taiwanesa se sintió nerviosa.

—Si Unnie, estoy en casa desde hace tiempo— contestó con una sonrisa nerviosa.

—Espero que no me estés mintiendo— dijo con un pequeño tono de enojo en sus palabras— Sabes que te quiero, Tzuyu-Ah, y que estoy dispuesta a ser ese soporte que te mantiene en la vida, puedes confiar en mi siempre— menciona la de ojos grandes ya más calmada.

—Lo sé Unnie, y agradezco mucho eso— lo dice con una sonrisa melancólica grabada en su rostro mientras se acuesta en su cómoda cama.

—Bueno, dejo que vayas a dormir porque ya es tarde, nos vemos mañana.—

—Hasta mañana Unnie — colgó y cerró sus ojos y sus pensamientos de llenaron de la escena que pasó hace algunos minutos— ¿quién será esa enana?— susurra— Bueno, lo descubriré algún día.— dice mientras se remueve en su cama— Este día estuvo un poco extraño— suspira antes de caer en un profundo sueño.

You are all that I need [CHAETZU]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora