Prólogo.

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Entonces escuche las voces que  provenían del pasillo :

—¿Te creés su guardaespaldas?

— Pudrete, yo no cuido a nadie.
Esa voz sí la conocía y sonaba demasiado fría.

—Entonces ve a limpiar a otro lado, yo quitaré el jabón de su linda espalda, porque ella es mía, ¿te quedó claro?

No hubo respuesta, mi corazón latía rápidamente, de manera apresurada enjuague mi cuerpo y me cubrí con la toalla que había traído conmigo.
Escuche pasos acercándose, de alguna manera sabía que la otra voz estaba hablando de mí, yo era la única que se encontraba en las regaderas.

—Kim sal ya, estoy seguro que has escuchado todo.

Era la misma persona que habló primero, escuche el sonido de las cortinas mientras las movía, la primera, la segunda, me pegue más contra la pared.

—Aquí estás. Dijo.

Quito la tercera,  traté de correr pasándole por un lado, pero fue más rápido que yo, y me tomó de manera fuerte por mi cabello húmedo.

—¿Haz terminado ya?, Y  yo que quería ayudarte, pero creo que no te molestará tomar otra ducha.

Cubrió mi boca y comenzó a besar mi cuello, yo me movía de manera brusca, tratando de liberarme de su agarre.
Le dí de patadas, incluso en la entrepierna, pero toque algo muy duro que me causo dolor.   Él sonrió.

—¿Te gusta?, es un protector que usan los jugadores de futbol americano,  me lo consiguio mi hermano cuando vino a verme, pero descuida, ya me lo quitaré.

No me gustaba su mirada.

Libero mi boca y estampo sus labios de manera rápida, mordio mi labio y lo soltó.

— Sabes muy bien. Lamio sus labios.

Y entonces aproveché para gritar.

— ¡Auxilio! ¡Ayúdenme por favor!

—Shhh, no hay nadie cerca, ahora cállate.

Volvió a cubrir mi boca con su mano derecha, mientras que con la otra tiraba de mi toalla para que esta callera, yo me aferre más a ella, mientras con mi otra mano aún peleaba para liberarme.
Me empujó y mi cabeza golpeó contra la pared, fue tanto el dolor que solté la toalla, esta calló al suelo empapándose por completo.

—Quién diría que la zorra está como quiere.  Su mirada me intimidaba.

Se acercó a mí, mientras me miraba.
Intenté tapar mi cuerpo con mis manos.
—¡Aléjate! Por... favor, no me toques.

Mis labios dolían, sentía la sangre y las lágrimas saladas hacían que ardieran al resbalar por ellos.
Mi cuerpo temblaba del miedo y a causa de los sollozos .

—No zorrita, serás mía.

                   ***********

No lo puedo creer señora Kim.

Y era verdad, Lauren sentía demasiada impotencia.
Cuándo su profesor le asignó la tarea de realizar una muy buena entrevista, Lauren se emocióno, ella quería obtener una muy buena clasificación. Y cuándo su madre le dijo que entrevistará a su vecina la señora Jobs, ella dudo al principio, pero como toda futura periodista acepto el reto.
Y vaya que la vida de la señora Kim era realmente inesperada, llena de diferentes circunstancias.

Bueno, Lauren, hay veces en las qué no a todos nos toca una vida  plena y de total felicidad.

Tiene razón, pero usted era tan solo una niña.

La señora Kim sonrió de manera comprensiva hacia Lauren.

Sí lo era, pero sigue prestando atención a la historia. 

Lauren pensó en cuáles serían los siguientes eventos desafortunados que pudieron acontecer en la vida de la señora Kim.

No comento nada más y solo siguió atenta al relato, de la que ahora consideraba, una persona realmente admirable.

N/A

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